Estados Unidos de América

 


Nosotros, pueblo de los Estados Unidos, con el objetivo de realizar una más perfecta Unión, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad interna, velar por la defensa común, promover el bienestar general y asegurar las bendiciones de la libertad a nosotros mismos y a nuestra posteridad, ordenamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América”. Palabras del Preámbulo a la Carta constitucional elaborada por la Convención de Filadelfia en el 1.787, que marcó el fin de la parábola revolucionaria iniciada casi dos décadas antes y que tuvo su culminación en el 1.776, año en el que las colonias firmaron y aprobaron la Declaración de independencia escrita por Thomas Jefferson.

Pueblos "sin historia": los nativos – dice la historiografía – eran probablemente descendientes de inmigrantes mongoles que, a través de Alaska, llegaron al contienente hace unos 30.000 años.

Arrancamnos en la fundación de la ciudad de Jamestown en Virginia en el 1.607 y la llegada de los primeros Pilgrims a Cape Cod (Massachussets) en 1.620. Ciertamente, aquellos pioneron "fundaban" algo, pero no se consideraban americanos. Vinculacion al common law y sumisión a la monarquía británica aparecen en aquellos momentos incuestionables. Sectas cristianas encuentran un lugar de refugio en aquellas tierras desconocidas, como los amish alemanes. A comienzos del XVIII, se unen los nuevos pobladores en "Asambleas coloniales" a efectos de defender sus derechos y libertades en tanto "británicos".

Los colonizadores puritanos de Massachusettes pusieron fuertemente en valor la idea de "libertad"; libertad concebida como sometimiento libre y consentido a un código moral.

Era 1.624 cuando los holandeses llegaron a la región de Middle Atlantic, ocupando el valle del río Hudson. Fueron sometidos a los ingleses – comandados por el Duque de York – 40 años depués. Lo que fue la provincia de New York deriva de la "Nueva Holanda", en tanto de la "Nueva Amsterdam" deriva New Yor City.

Hacia las (Inmensas) tierras que hoy conocemos como Estados Unidos de América emigrarían muchos grupos que en Europa habían sido víctima de persecución religiosa; ejemplo bastante significativo fue el de los hugonotes franceses (protestantes calvinistas).

La "nobleza de nacimiento" no formaba en absoluto parte del ADN de las colonias. La moral pública, la ética, se fundamentaba en el trabajo y la búsqueda de la prosperidad económica, en un contexto en que se imponían la tolerancia a las prácticas religiosas y el pluralismo también en este ámbito.

De todos modos, las rivalidades y exclusiones fueron parte también de la historia de las colonias; así por ejemplo, el anti-catolicismo fue marca bastante común, con leyes anti-católicas, de modo que en el Siglo XVIII la presencia de la población católica en las colonias fue descendiendo progresivamente.

Aquella "Nueva Amsterdam" a que hacíamos referencia está fuertemente marcada por la idea de la llegada de los judíos al continente americano. Dedicándose básicamente al comercio, con un modo de vida urbano, fueron víctimas de los prejuicios de las autoridades civiles y eclesiásticas, que tantas veces los acusaban de querer apoderarse de las propiedades de los cristianos. El predominio inglés mejoraría su situación, y así el “Naturalization Act” (1.740) le permitía a aquellos que habían residido al menos 7 años en las colonias, acceder a la ciudadanía británica. De suerte que los judíos se “americanizaron”, con un estilo de vida diferente a los del continente europeo.

Es el “fabianismo” una tendencia que contrasta con el ADN considerado genuinamente americano. Concretamente, Giovanni Borgognome, en su libro, nos dice lo siguiente: “…. una “sociedad fabiana” en New York. Al mismo tiempo diversos progresistas americanos se adhirieron a la asociación londinense. También del fabianismo, en la perspectiva de una mayor justicia social, salía la idea de una expansión de los poderes públicos sobre la base del modelo alemán y la crítica al tradicional individualismo liberal; los fabianos eran además favorables a la plena tributación de las rentas inmobiliarias, una propuesta que, al mismo tiempo, habían tomado del economista estadounidense Henry George, autor en 1.879 del libro Progreso y pobreza, leído por millones de personas en todo el mundo (Giovanni Borgognome, "Storia degli Stati Uniti, Ed. Feltrinelli, p. 122).

Cuando llega 1.776, se encuentran divididos entre "torys", lealistas de Gran Bretaña, y whig, favorables a la independencia. Triunfaron los segundos, y el día 4 de Julio de 1.776, la Declaración de Independencia es aprobada por el Congreso; a la par que se sanciona la independencia de las colonias, son declaradas ilegítimas las acciones del monarca. Pero, ¡ atención ! El texto no se fundamentaba en una concepción iluminista, sino que fundamentaba la razón de la rebelión en concepciones propias del medioevo, pues, se argumentaba, el rey había dejado de cumplir ".... sus deberes de defensa del pueblo rompiendo así el pacto de protección y obediencia", sobre el que se fundaba "el deber de obedecer".

La nueva institucionalidad asienta sus raíces en una mezcla de iluminismo y una cierta forma de protestantismo. Los textos producidos en la época revolucionaria y la propia Constitución tienen mucho de este elemento genético. El individualismo religioso y ético es afirmado, pero simultáneamente puesto "al servicio del bien común". Los textos de Thomas Jefferson, entre ellos la Declaración de Independencia, inaguran la política contemporánea, las ideas-base que han guiado el mundo occidental hasta hoy.

Realmente, se da una colisión filosófica entre un Pueblo que se declara universal sobre la base de "derechos naturales" y la concepción de los EE.UU. como una especie de "nuevo Israel". Y, hablando de este último término, procede decir que el espacio de intersección (o de percepción específica de su identidad religiosa por parte de los colonos adscritos al cristianismo) es lo que Giovanni Borgognome plasma en un fragmento que transcribimos de su libro "Storia degli Stati Uniti": “Los espacios del Nuevo mundo favorecieron la aspiración a constituir una “nueva Jerusalén”: los colonos se consideraban como nuevos israelitas; comparaban su viaje a la fuga de los judíos de Egipto hacia tierra prometida ….” (Giovanni Borgognome, "Storia degli Stati Uniti", Ed. Feltrinelli, p.20).

Después de la revolución americana (en relación con la cual debe ponerse en valor el nombre de Benjamin Franklin, fallecido en 1.790), se perfilaron dos tendencias: 1) la que tiene como referentes a personas como Adams y Hamilton, que se expresaron contra la Revolución Francesa (violenta, enemiga de la libertad y atada a un ideologismo abstracto); 2) la referenciada en personas como Jefferson, la tendencia “democrática”, que consideraba a la Revolución Francesa una revolución “hermana”. Pero esta tendencia no pudo reconocerse plenamente en la dictadura jacobina ni en la experiencia napoleónica; la radicalización incontrolable que estaba dándose en Francia era inasumible.

En 1.781, todos los estados habían ratificado los "Articles of Confederation and Perpetual Union", que instauraban la "Confederación"). Confederación, realmente sin poderes comunes (hablemos del ejecutivo, el legislativo o el judicial). La Guerra de independencia llegaría a su fin dos años después: en 1.783.

La "Convención de Filadelfia" (1.787) implicaría el consenso en cuestiones como la división de poderes o la existencia de 2 cámaras. Pero las fracturas entre los delegados, al margen de estos aspectos de arquitectura institucional, se plasmaba en cuestiones también institucionales, como la división de poderes entre estados y Gobierno federal, pero otras más materiales: la esclavitud, por ejemplo. La fórmula constitucional a la que se llegó fue federalista, otorgándosele al Gobierno federal competencias como comercio exterior, finanzas o relaciones internacionales.

Pero se ha insistido mucho en la pecualiaridad americana, cuando en realidad se trató de un evento absolutamente europeo, ya desde el momento en que la "Nación" es una construcción que hunde sus raíces en la conquista europea; una Europa que se estaba viendo sacudida por procesos modernizadores que sacudieron la vida social del Viejo Continente y el mundo de las ideas.

Alguna analogía existió históricamente con Europa en cuanto a belicismo, militarismo y fuerte recorte de la libertad de expresión y de estrechamniento de los límites de la democracia: en relación con la llamada Primera Guerra Mundial, como también había sucedido en Europa con otros líderes socialistas, el líder socialista Eugene Debs es arrestado y pasa 10 años en la cárcel a causa de sus públicas posiciones contra la guerra. Unas 1.500 personas fueron a prisión.

Pero hay más analogías negativas con el continente europeo. Por ejemplo, el conspiracionismo anti-semita: Giovanni Borgognome escribe que “Coughlin acusa enseguida a Roosvelt de ser él mismo judío (el nombre del presidente, según el cura católico, habría sido originariamente Rosenfelt, esto es, de matriz judaica) y de entrar nuevamente en el complot “judaico-masónico” para la conquista del poder mundial” (Giovanni Borgognome, "Storia degli Stati Uniti", Ed. Feltrinelli, p.191).

Y en referencia al integrismo cristiano más moderno, el autor hace esta referencia en la página 284: “…. En el `96 además una bomba explota en Atlanta, durante los Juegos olímpicos, causando dos muertos y un centenar de heridos: desde el punto de vista de los extremistas de la Christian Identity, las Olimpiadas debían ser frustradas en tanto parte de una conspiración mundial para “derribar las fronteras culturales, acelerando así la llegada del gobierno del mal sobre toda la tierra””.

El país Estados Unidos nació de un conjunto de Estados previos, con una pluralidad interna difícilmente igualable; ya antes de la Declaración de independencia, pero también después (el componente alemán, de lengua y cultura alemana es, por ejemplo, potentísimo). Baste, por ejemplo, decir que la inmigración en masa de los italianos se dio desde los años 80 del siglo XIX; en 1.920, una octava parte de la población de New York era de origen italiano, según nos indica Borgognome.

Imagen: Pixabay.


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