Píldoras de geopolítica (textos). La Tierra es el Planeta donde vivimos

 


PRIMERO.- GENERAL (13 TEXTOS).

1) LOS PAÍSES QUE ODIAN A LAS MUJERES.

Publicado en el enlace y traducido por Administrador: http://desiderio-limes.blogautore.espresso.repubblica.it/2011/06/24/i-paesi-che-odiano-le-donne/.

Es un arco de violencia que se inserta en un arco de crisis más amplio.

Afganistán, RD Congo, Paquistán, India y Somalia son los países más peligrosos para las mujeres, según la Fundación TrustLaw. Asesinatos (a veces por motivos “de honor”), violencias - sexuales y no - están entre los crímenes más frecuentes contra las mujeres.

Afganistan es el lugar en el mundo más peligroso para las mujeres. Obviamente, la guerra en curso (y los treinta años de guerra civil y otros conflictos) son una de las razones, a la cual se añaden tradiciones y usos locales habitualmente conectados con verdaderas o presuntas motivaciones religiosas.

Bibi Aisha tenía 12 años cuando se casó y el esposo le pegó ya desde el primer día. Cuando intentó huir, al marido talibán, junto con otros hombres, la llevó a las montañas y le cortó la nariz, las orejas y el pelo.

Pero no es sólo cuestión de los talibán. En todo Afganistán las mujeres no lo pasan bien. En la Kabul “liberada” y bajo “control” occidental desde hace casi diez años es normalísimo ver hombres que hacen viajar a las mujeres en el portaequipajes del coche.

Según el informe, en Afganistán el 87% de las mujeres son analfabetas y el 70-80% son obligadas a matrimonios forzados. Una de cada 11 no sobrevive al nacimiento.

En el Congo se supo el otro día de 100 mujeres violadas una decena de días en Fizi, en el Kivu meridional, en el curso de un asalto por parte de un grupo de rebeldes.

Las estimaciones son difíciles de calcular y reflejan el tiempo que encuentran, pero el American Journal of Public Health estimó en otros miles las mujeres que cada día sufren graves violencias en el Congo.

En la República Democrática del Congo se produjeron millones de muertos en la así llamada guerra civil, en realidad “la primera guerra mundial africana” que vio la implicación de casi todos los vecinos, que tuvo lugar entre 1.998 y 2.003. En realidad, a pesar de los acuerdos, aun hoy se combate en el Congo Oriental, donde no se es capaz de controlar grupos rebeldes, bandas criminales, desertores, en parte veteranos del genocidio ruandés, y que viven de saqueos y de la explotación de los recursos minerales congoleños.

En Pakistán prácticas tribales/culturales/religiosas marcan irremediablemente la vida de las mujeres: violencias de todos los tipos, también con ácidos, matrimonios forzados. Según la Comisión de derechos humanos, en Pakistán son varias los miles de mujeres paquistaníes víctimas de homicidios de honor. El 90% de las mujeres sufriría violencia doméstica.

Los matrimonios forzados están infelizmente aún muy difundidos no solo en Paquistán y la India, sinó también en toda la región.

En la India, de algún modo la situación recuerda la de Paquistán. Quizá la situación es mejor, pero en todo caso impresiona el hecho de que el problema afecta a aquella que es considerada la más grande democracia del mundo y el país que se dispone a convertirse en el más poblado, visto que va quedando rezagada China. Muchos niños son asesinados al nacer o se procede al aborto cuando se descubre que no será un hombre. Según Reuters, en base a las estadísticas, en India “faltan” aproximadamente 50 millones de mujeres respecto a aquellas que deberían existir sin la “corrección” estadística aportada por estos asesinatos y abortos.

En el quinto puesto Somalia no es una sorpresa. Más bien lo es únicamente porque está así de abajo en la clasificación, considerando que el estado fallido por excelencia suma la endémica situación de guerra a práticas culturales/tribales/religiosas. Aquí es muy alta la mortalidad de las mujeres durante el parto y está muy difundida la prática de la mutilación genital a las mujeres.

La clasificación fue elaborada sobre la base de las opiniones de 213 expertos que expresaron sus valoraciones sobre los factores considerados fundamentales.

Cierto - anticipo posibles objeciones -: es verdad que entre nosotros también hasta hace pocas décadas las mujeres eran discriminadas y frecuentemente maltratadas (en parte lo son todavía hoy) y los derechos de las mujeres han sido una conquista reciente y “occidental”. Entonces, quizá seamos nosotras la excepción y la regla es en cambio un mundo ligado a práticas medievales, pero aquí hay algo a mayores.

Impresiona que cuatro de los cinco primeros países de esta triste clasificación graviten sobre el área del océano Índico (4 se pasan por alto), una área geopolítica que nosotros difícilmente consideramos como tal (en nuestro imaginario, el cuerno de África está en África, la península arábiga en Medio Oriente y el subcontinente indio en Asia) y con frecuencia olvidamos que en cambio son numerosas las conexiones históricas, culturales, económicas y comerciales a lo largo de estas costas. Aquí están gran parte de las reservas de petróleo crudo y de gas, sobre estas rutas viaja el petróleo necesario para tantos países (China y Japón antes que nadie), Paquistán e India son potencias nucleares. En definitiva, es un área ya fundamental y que será cada vez más importante en el futuro (e infelizmente llena de conflictos). Y desgraciadamente es una región de violencias sobre las mujeres.

2) SI EL AMOR ES UN FACTOR GEOPOLÍTICO.

Publicado el 2-3-2017 en la revista italiana de geopolítica LIMES. Traducido por Administrador, original: aquí:

http://www.limesonline.com/rubrica/se-lamore-e-un-fattore-geopolitico?refresh_ce

LUCIO CARACCIOLO.

El mundo ya no responde a los controles.

Nunca como hoy el poder es disperso en un planeta sin centro, superpoblado y turbulento.

Cierto, América permanece como Número Uno por ser superpotencia militar, el “exorbitante privilegio” del dólar, la innovación tecnológica. Pero más que un soberano universal, parece un primero de la clase aburrido e irritado, preocupado por el hecho de que compañeros menos dotados le copien los deberes y le roben la nota.

Después de dos décadas de retórica americana de la globalización, Donald Trump está más preocupado por construir muros y romper puentes para defenderse que por consolidar y extender el imperio americano. Porque “no fui elegido por el resto del mundo, no existe una bandera mundial ni un himno mundial”. Con esto, el presidente expresa un sentimiento difundido en la América profunda.

Por lo demás, una cepa originaria de Occidente: Europa corre riesgo de disgregación, iniciado por el voto británico sobre el Brexit. Y debe pensarse que sólo hace un siglo era el centro del poder planetario. Nueve décimas partes de la tierra habitada eran dirigidas por los europeos o sus descendientes. Y la humanidad estaba segmentada en jerarquías raciales, con los blancos europeos en lo alto y los negros en el fondo del abismo.

Sobre la competición por el poder en este mundo de siete y medio miles de millones de almas, se concentra en Génova, desde mañana al domingo, el 4º festival de LIMES. Título: “Chi comanda il mondo?”. En otras palabras: ¿Qué potencia dominará este siglo – aun América? ¿O será la vez de China? ¿O simplemente nadie?

Hace veinte años se explicaba que la historia había llegado a su fin. Típica expresión de la vieja “boria de sabios”. Hoy descubrimos que no sólo no acabó, sino que corre al galope. Justamente porque el mundo actual está averiado, es ingobernable por un único centro de poder, vale la pena concentrarse también sobre las pasiones que lo agitan.

Moviendo actores y decisores no está sólo ni siempre el cálculo de lo útil. Las teorías de la elección racional, por la cual lo que nos motiva es la evaluación de costes y beneficios que podemos esperar de nuestras acciones, no son suficientes para dar cuenta de las dinámicas geopolíticas que ponen en crisis paradigmas consolidados.

La señal que viene del Brexit y de Trump, de las mezclas étnicas y de las guerras con trasfondo religioso, es que un elemento geopolítico decisivo es hoy la identidad. Y no hay la identidad sin amor por sí mismo y por la propia comunidad: la patria. Por lo demás, ¿por qué debemos distinguirnos de los otros? Pueblos y naciones, o aspirantes a tales, luchan por el derecho a preservar o afirmar las respectivas ideas sobre sí mismos.

Entramos en el campo del sentimiento. Es el amor por lo propio junto al odio a los otros lo que motiva a grupos, comunidades y naciones en sus batallas geopolíticas. Cuando Trump proclama “Yo amo América” o Putin se deja llevar por la conmovedora reevocación de las glorias rusas, en nombre de las cuales cualquier sacrificio es debido, no es sólo propaganda.

Sin la sincera adhesión a un sentimiento patriótico es imposible movilizar el apoyo necesario a cualquier poder, incluso - o aun más - si es autoritario.

De eso sabemos algo los italianos, acostumbrados a relegar el amor a la patria entre las retóricas del pasado, con el resultado de volvernos instintivamente disponibles a la dirección de otros. Expresión de aquella “porca rogna italiana del denigramento di noi stessi” contra la que se lanzaba Carlo Emilio Gadda en su Giornale di guerra e di prigionia.

No se entiende la teoría y la praxis italiana del “vincolo esterno” o dejamos que sean los virtuosos europeos quienes impongan las justas reglas que espontáneamente descartaremos, sin considerar esta nuestra anti-pasión. No es inverosímil que un país indispuesto a respetarse sea poco respetado.

Justamente porque las pasiones cuentan, pesan más que nunca en las opiniones públicas y orientan las elecciones de los decisores más de lo que estos están dispuestos a admitir, ni evita que el mundo actual sea cada vez menos previsible. Integrarlo en teorías prefabricadas, en los modelos universales, significa perder de vista algunas tendencias de largo periodo, expresadas por ejemplo en la literatura.

¿Puede entenderse el imperio ruso sin leer la Puskin, el británico descartando a Conrad o el americano pasando por alto el Fitzgerald del Gran Gatsby?

En la geopolítica de las naciones contemporáneas, la potencia del amor se revela, entre otras cosas, en el culto al propio pasado. Pasión colectiva, no sólo individual. Por lo que se redescubren o se inventan antiquísimas, épicas genealogías, que confirmarían el derecho de una comunidad a este o aquel espacio. Son similares las pasiones que mueven el “deseo de territorio”, título de la obra pionera de un estudioso francés de la identidad, François Thual.

Entonces también la voluntad de imperio, que según el historiador americano William Langer - polemizando con las interpretaciones economicistas del expansionismo USA - demuestra “la supervivencia en la sociedad moderna de una caduca mentalidad feudal-militarista, dirigida a la conquista por la conquista, sin específico objetivo o límite”.

Estos sentimientos atávicos contribuyen a explicar la escasa fascinación del cosmopolitismo y de las grandes utopías universales. Difícil amar a todos. Cuando el patriotismo está descontrolado, como sucede en las épocas de crisis, brota lo exactamente contrario: el nacionalismo excluyente, xenófobo, a veces racista, que transforma el amor a sí en odio al otro. Las huellas de esta perversión son hoy demasiado visibles.

Al poder del amor el Festival de LIMES en Génova le dedica la tarde del sábado. Tratando de eso, la historiadora de la edad antigua Eva Cantarella, la escritora Michela Murgia, el filósofo Umberto Galimberti, la artista y cartógrafa de LIMES Laura Canali, que junto a una antología de mapas geopolíticos, expone su obra La farfalla di roccia.

Para mostrar cómo “en el minestrone de este mundo nuestro, donde la geografía es la cinta transportadora, existe algo de permanente”: los sentimientos que permanecen, como escribía Marina Cvetaeva, “siempre iguales a ellos mismos”, porque “están fijados dentro del pecho como llamas de una antorcha”.

3) CAOSLANDIA.

Extraido de lo publicado el 8-3-2016 en la revista italiana de geopolítica LIMES, cuyo original puede verse aquí. El mapa (siempre interesante) y la cita son traidos de “Non é la fine del mondo” (en la misma revista).

Ver:

http://www.limesonline.com/caoslandia/89915

non é la fine del mondo http://www.limesonline.com/cartaceo/non-e-la-fine-del-mondo?prv=true

La pregunta decisiva: si esta es la tercera guerra mundial en ciernes, ¿cómo se diferencia de las dos precedentes?

De aquí la primera tesis: la primera y la segunda atribuían a la redistribución de la potencia entre los principales actores mundiales, esta amenaza de hacerla brotar de su relativa impotencia. El ambiente geopolítico en el que operan determina el perfil de los protagonistas más de lo que estos sean capaces de incidir, para rediseñar, sus respectivas áreas de dominio o de influencia.

La figura prevalente es la deriva anómica. El orden mundial es utopía de ayer, ahora imposible de proponer ante la carencia de Estados suficientemente equipados para acordar las reglas. La última tentativa de gestión del puzzle global fue la guerra fría. Caducada la cual, observamos como se extienden como manchas de aceite territorios no gobernados o con bajísima presión institucional, representados en el fluido espacio de Caoslandia. Donde se concentran las “piezas” del conflicto mundial según Francesco, casi siempre producido por guerras civiles, en las que el objetivo de los contendientes es el de colmar los vacíos de poder, por tanto de control sobre el territorio, en su propia ventaja. Aquí reina el caos sistémico.

Como norma, la anomía ha suscitado en la historia una demanda de orden. Quien ha sido capaz de responder se ha convertido en hegemónico. De momento, no se ve qué potencia o conjunto de potencias esté en situación de asumir tanta carga y el consiguiente rango.

+4) TOMÁS MORO Y SU ISLA.

Es un deber social, sí. Social, decimos. Pero son dedicadas al trabajo únicamente seis horas. Ya los hebreos instituyeran esa maravillosa institución que es el Shabat.

Estaba lejos la jornada laboral de ocho horas derivada de las reivindicaciones de aquel trágico Primero de Mayo en Chicago.

Aludimos a la (inexistente), a la (¿inalcanzable?) isla de Tomás Moro que él ideó para denominar “Utopía”.

Con forma de luna creciente y capital en Amaruoto, los sabios ancianos - como debe ser - juegan allí un papel central.

El mapa de Laura Canali en el artículo de LIMES (revista italiana de geopolítica), y que lleva por título “La isla que no existe” nos dice como es, como sería. Algún utópico podría decir “cómo será”.

http://temi.repubblica.it/limes/lisola-che-non-ce/51654?printpage=undefined

5) CICLOGÉNESIS.

Hay, a veces, tsunamis. Bien lejos de nuestras latitudes. El hombre del tiempo alude, en este rincón de la tierra, a veces a ciclogénesis.

Cosas de la metereología. Hay tsunamis, ciclogénesis, a veces volcanes … tantas veces nubes oscuras que agitan los aires, como decía la canción anarquista, aquel viejo himno que era "A las barricadas". Y hablamos, al referirnos a "aires", de los sociales, de los políticos … y de los geopolíticos.

¿Vive Europa bajo un volcán? Debería ser criatura vieja y sabia. Vieja es, sabía debería serlo. En el artículo Tsunami sul frente sud publicado en LIMES -revista geopolítica italiana- se incluye un más que interesante e ilustrativo mapa del momento que vivimos. En él aparecen Europa, el Norte de África y el Medio Oriente, con indicación de las zonas calientes y los puntos que merecen (a día de hoy) mayor observación. Vale la pena verlo, como siempre.

http://temi.repubblica.it/limes/tsunami-sul-fronte-sud-9/55378

6) IINTERNET .... NO SIEMPRE LIBRE.

Libertad abosluta no hay. En ningún sitio.

Quizá “libertad” y “absoluta” sean términos contradictorios.

Como para gustos hay colores, para Internet hay libertades. O, a ello aludimos, grados de libertad.

El excelente mapa presente en el artículo de LIMES - revista italiana de geopolítica - que lleva por título Libertad en Internet viene a ilustrarnos sobre el grado de libertad en la RED en algunos países estratégicos mediáticamente. La clasificación de Freedom House divide los Estados en base a si la Red es “libre”, “parcialmente libre” o “no libre”.

http://temi.repubblica.it/limes/carta-liberta-in-internet/35526?printpage=undefined

7) CATÓLICOS .... SEXO Y FAMILIA NO SON EL NEXO DE UNIÓN.

En el Reino de España, el gobierno conservador retiraba el proyecto de ley sobre el aborto que reinstauraba una fuerte penalización de esta realidad. El ministro Gallardón caía. El miedo a la opinión pública y el año electoral acercándose tendrían su peso; un cierto consenso social de la despenalización parecería aconsejar no tocar el tema.

A ciencia cierta una cosa es la adhesión al catolicismo y otra compartir todos los postulados (ideológicos sobre todo) de la Iglesia; un evidente divorcio entre jerarquía y "pueblo de Cristo" se da en torno a cierto temas.

Y no sólo en el aludido Reino. En el artículo de la revista italiana de geopolítica Limes” que lleva el rtítulo "Sexo y familia dividen a los católicos" se incluye un interesante mapa que habla de esta realidad en el mundo católico y sus áreas geográficas.
Ciertamente, otras cosas unirán. … esta no.

http://temi.repubblica.it/limes/sesso-y-famiglia-dividono-i-cattolici/59277

8) INTERNET TAMBIÉN ES BABEL.

Seguido por el chino, el inglés es la lengua más difundida en la Red, reflejando una consabida hegemonía. Pero alemán, japonés y coreano penetran con mucha fuerza, dándonos a entender la importancia de este modo de comunicarse entre las poblaciones de estos (prósperos) países.

En el interesantísimo mapa, publicado en el artículo Le lingue di Internet (“Las lenguas de Internet“) de la revista italiana de geopolítica LIMES - de autoría de Francesca La Barbera podemos observar cada idioma clasificado por su número de hablantes y por uso en la Red; igualmente el índice de penetración, así como el porcentaje de personas que leen o escriben en una lengua en Internet respecto al total de hablantes.

http://temi.repubblica.it/limes/le-lingue-dice-internet/34422

9) RELIGIONES HOY.

Opio del pueblo”, dijo alguien. Se ha atribuido la expresión a Marx; algunos sostienen, por ejemplo, que procede de Moses Hess.

En todo caso, aún hoy, un criterio para clasificar la población del mundo. Siempre sin ignorar que quien no adore dios alguno, no pertenece por ello a la categoría de los primates y de que no es tan simple definir qué sea la religión, qué elemento común pueda haber entre todos aquellos pensamientos y prácticas categorizados/as como tal.

El mapa, presente en el artículo de la revista LIMES, y que lleva por título Le religione nel mondo, de autoría de Laura Canali, nos indica de un modo harto ilustrativo la distribución de las religiones en el mundo: cristianos, musulmanes, hebreos, “tradicionales”, hinduistas, budistas, no adscritos, otras religiones.

http://temi.repubblica.it/limes/le-religioni-nel-mondo/5877?printpage=undefined



10) EL ESPACIO HOY. "CRISIS DE LA RAZÓN CARTOGRÁFICA", DE F. FARINELLI.

Publicado en la web de la revista italiana PANDORA el 11-4-2017. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí:

https://www.pandorarivista.it/articoli/lo-spazio-oggi-crisi-della-ragione-cartografica/2/

Recensión a: Franco Farinelli, “La crisi della ragione cartografica”, Einaudi, Torino 2009, pp.250, 22 euros.

PAOLO MISSIROLI.

La globalización, en Pandora lo decimos desde hace tiempo, no es un mero proceso económico. No existen procesos históricos que sean reconducibles en su integridad a una economía entendida como espacio autónomo de “gestión de la riqueza”. No existe la economía, en el sentido en que la entienden los pensadores liberales o neo-liberales, como espacio a-político, a-histórico o más en general desvinculado de un “momento social” determinado. De este enorme proceso es, en fin, posible hacer una genealogía: no solo Nietzsche nos lo ha enseñado, sino también, antes que él, Marx.

También es cierto que habitualmente se comete el error opuesto; queriendo politizar una historia, se la reduce a un enfrentamiento de fuerzas, sin comprender que no se da enfrentamiento sin un campo. No existen batallas sin campos de batalla, como nos enseña Michel Serres. No se dan batallas en lugares no concebidos como tales. Existen siempre condiciones de posibilidad, frecuentemente puestas en juego por una parte, frecuentemente no consideradas, ya sea en los enfrentamientos que han contribuido a forjar la globalización, ya sea en la globalización misma.

Una de estas es la concepción del espacio por como se transforma desde la época moderna (cartografía) a la actual (Red). Sobre este movimiento, y sobre las diferencias que lo caracterizan, se estructutra el libro de Franco Farinelli, La crisi della ragione cartografica. Este es realmente el intento de dar cuenta no solo de la influencia de la globalización en nuestro modo de ver el espacio, sino también lo contrario: mostrar como la globalización puede expresar su potencia real solo en un mundo concebido como globo, como red, y ya no como territorio cartografiado.

En efecto, no se trata únicamente de la globalización, según Farinelli, sino de la modernidad misma, y de su paso a una post-modernidad. La modernidad, en realidad, nace bajo la estrella de la cartografía. Todo moderno ha pensado siempre que descubrir quería decir cartografiar, esto es, poner la realidad en una representación estilizada, que cogiese de ella los puntos matemáticamente válidos. Geometria mundi.

En este sentido, Farinelli ejecuta una operación de reconstrucción histórico-conceptual muy interesante. En efecto, no sería veraz afirmar que en las historias existentes de la globalización y de la modernidad, el espacio no debiera ser pensado políticamente. ¿Pero qué se dice, en general? [Véase, por ejemplo, H. Lefebvre, La producción dele spacio]. Se sostiene que un determinado modo de producción, o un determinado sistema histórico, ha creado un particular espacio. El espacio cartografiado, abstracto y geometrizado, es la consecuencia de la afirmación del capitalismo. Farinelli invierte esta perspectiva. La cartografización del espacio está en el origen de estos procesos. Farinelli sostiene que “no sólo Cartesio, el pensamiento occidental se convierte en el protocolo de la lógica cartográfica”. No hay nacimiento del capitalismo si no es en un modo cartografiado.

También el nacimiento del Estado debe ser reconducido a esta obra de abstracción: Richelieu es el primero que gobierna un estado cartografiado, todo dado en su ser como un territorio disponible a la lectura y a la gestión.

Espacio y globalización.

En efecto, todo esto está muy relacionado con el concepto de biopolítica tal como lo expone Foucault. La política a la altura de la modernidad es una política que se ejercita sobre una población y sobre un territorio. Farinelli añade: no existe gobierno del territorio, y por tanto no hay Estado, allí donde este territorio no haya sido cartografiado. Y no solo; el Estado también ha razonado sobre este gobierno poniendo siempre el territorio en el interior de un mapa, queriendo hacer que pudiese ser cartografiado. Los pantanos no han sido eliminados, en el curso de la modernidad, solo porque fuesen dañinos para la salud de las poblaciones. Han sido destruidos también porque, ante la dificultad de ser cartografiados, eran “naturalmente sediciosos”.

Podemos gobernar solo aquello que se ofrece a nuestra mirada y a nuestro pensamiento. Todo gobierno actúa siempre por medio de una estilización de lo real en el mapa, junto con marcas que reducen la complejidad del mundo a un esquema que hace posible el Estado, la Colonia, el viaje para alcanzarla. Se comprende así por qué no puede decirse que el mapa es el “producto” del capital. Es lo contrario: el capital es el producto del mapa. La larga historia del capitalismo ha podido comenzar porque los comerciantes han podido atravesar mares y expropiar terrenos que habían sido ya cartografiados.

¿Qué sucede en el Novecento que transforma esta perspectiva? Según Farinelli, viene a menos la idea de mapa a partir precisamente del hecho de convertirse en mapa el mundo entero. En este punto, gracias también a las fotos desde el espacio, la Tierra se convierte en Globo y Red. En estos dos elementos, el tiempo y el espacio se reducen en su consistencia y los puntos, que antes eran distribuidos íntegramente sobre el mapa, entran en una relación múltiple entre ellos que es irreductible a la geometría clásica. Este desarrollo es tanto el resultado como la condición por un lado del progreso técnico que ha reducido las distancias temporales y espaciales, como también de la mirada que se detiene por primera vez sobre un globo.

Es este el tránsito que debemos, según Farinelli, entender como tránsito de la modernidad a la post-modernidad. La post-modernidad emerge aquí como profundización de tendencias de la modernidad: la red nace en el momento en que el mundo entero se convierte en Mapa. Ya no existe modernidad cuando la razón cartográfica entra en crisis. Esto no solo porque (y es el mundo en que hoy vivimos) este nuevo tipo de espacio pone en crisis al Estado (que, como hemos visto anteriormente, se fundaba sobre el mapeado del mundo) sino también porque el mecanismo mismo de la representación política se funda sobre la cartografía, como muestra Farinelli en la última parte del texto. Siéyes piensa la representación, en la Revolución de 1789, en la “indistinta equivalencia que tiene los puntos geométricos que se encuentran sobre el mismo plano”. La Mesa, el Mapa, dice Farinelli, está en el fondo de toda representación política.

Desde este punto de vista, Farinelli explica la crisis de la representación de nuestros días. Esta es, por tanto, crisis del Estado, por un lado, pero también crisis del mecanismo mismo de la representación. ¿Cómo se representa algo que ha salido completamente de cualquier mapeabilidad, que está en lo indeterminado, que es multitud (sin dar a tal concepto, ahora, el sentido positivo que otros le dan)? En este sentido, podemos leer también la actual crisis de los partidos, que es, por tanto, seguramente una crisis cultural y epocal, como nos recuerda Farinelli, antes que política. El punto es que los partidos ya no representan clases porque el concepto mismo de clase recae en un esquema de trazabilidad que hoy, sostiene el geógrafo, ha sido completamente desbordado. La globalización emerge, así, para Farinelli, como término de la modernidad.



11) "DESTINADOS A LA GUERRA. ¿PUEDEN AMÉRICA Y CHINA HUIR DE LA TRAMPA DE TUCÍDIDES?", DE GRAHAM ALLISON.

Publicado el 29-5-2019 en la web de la revista italiana PANDORA. Traducido por Administrador, poder verse el original aquí:

https://www.pandorarivista.it/articoli/trappola-di-tucidide-graham-allison/?fbclid=IwAR2Yk8vGqObnTmkivSL7BYGJZJivv7UE8cmKr01W0Sdqhe1nEgDPUNVhYxE

Recensión a: Graham Allison, Destinati alla guerra. Possono l’America e la Cina sfuggire alla trappola dice Tucidide?, Fazi Editore, Roma 2018. pp. 571.

ALBERTO PRINA CERAI.

Los últimos meses se caracterizaron por una intensificación de la trade war entre Estados Unidos y China, que se prolonga actualmente por más de un año y ocupa, con todo el derecho, un espacio privilegiado en el debate internacional. El último movimiento estadounidense impuso restricciones en relación con el coloso tecnológico chino Hawei, para después replegarse hacia un congelamiento temporal después de la velada retorsión, por parte de Xi Jimping, de prohibir la exportación hacia los USA de materiales estratégicos (Rare Earth Co.) para la industria hi-tech, de la que la producción china cubre una franja considerable y, por decirlo suavemente, esencial para la seguridad económica americana.

Se trata de un significativo salto cualitativo en la escalada entre los dos colosos mundiales, que ahora entran en un torbellino peligroso. La competición por el dominio tecnológico e informático representa a todos los efectos el más grande desafío del siglo XXI. Pero fines y medios tienden a coincidir. La red es, en sentido lato, la cifra de nuestros tiempos. Es la interdependencia global la variable que deben tener presente todos los actores en juego. Algunos estudiosos la definieron como una interdependencia armada, allá donde redes digitales, infraestucturas y puntos neurálgicos de la economía mundial se convierten, mutuamente, en instrumentos para provocarle daños irreparables a la contraparte y nervios destapados en los que encarnizarse.

En tal escenario cada vez más intrincado, ¿cuál puede ser el step siguiente en esta batalla que hace época? ¿Donde residen las raíces de esta rivalidad chino-americana? ¿Existen precedentes en el pasado que puedan, en las élites chinas y estadounidenses, infundir tanto un sentido de responsabilidad como verter las semillas de la discordia y entonces conducirlas hacia un enfrentamiento apocalíptico? ¿Cuál podrá ser la mejor receta para una gestión pacífica o al menos contenida de las relaciones entre Pekín y Washington? Pero, sobre todo, ¿la guerra es inevitable?

Graham Allison – Profesor emérito en la Universidad de Harvard y director del “Belfer Center fuere Science and International Affairs” – en su vibrante y discutido volumen reactualiza la lección de la “trampa de Tucídides” para intentar responder a estas y otras importantes cuestiones en un esfuerzo intelectual y cívico. El fin es el de estimular una reflexión sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y China, en el deseo de que puedan desviarse de la “trayectoria corriente” en la que “la guerra …. en las décades que vienen no es únicamente posible, sino más probable de lo que estamos dispuestos a creer”.

¿Un retorno de la historia? El partner tucidídeo y el ascenso de China.

Durante décadas, los estudiosos se dividieron sobre el significado que el historiador griego le asignó a la guerra que se había producido entre Atenas y Esparta. A pesar de eso, sus palabras suenan hoy aún como lapidarias: “Fue el ascenso de Atenas y el miedo que esta infundió en Esparta lo que hizo inevitable a guerra”. Una frase que se ve más veces entre las páginas del libro y es a todos los efectos el manifiesto metodológico del Autor. Sintetizando los resultados más destacados de un esfuerzo imponente, Allison demuestra los fundamentos teóricos de la “trampa de Tucídides” como fenómeno histórico, aplicándolo después como modelo al caso de estudio chino-americano “(….) guarda relación con el tan natural como inevitable desconcierto que se genera cuando una potencia en ascenso amenaza con derrocar el poder dominante” (p. 24). Una serie de dinámicas – influenciadas por aquello que el Autor recuerda que son los “factores tucidídeos”, esto es, “intereses, miedo y honor” – que se representa, aunque con actores, contextos y resultados cambiantes, más veces en el curso de los siglos y con implicaciones verdaderamente decisivas en la plasmación de los asuntos internacionales.

Partiendo del análisis de la guerra del Peloponeso, el Autor recoge estas evidencias, reseñando algunos de los dieciséis estudios indetificados en un arco termporal que se extiende desde finales del siglo XV hasta la Guerra Fría. Doce de estos desembocaron en un conflicto armado. En este excursus son, antes que nada, evidenciadas las condiciones económicas y geopolíticas y finalmente discute las estrategias y decisiones que indujeron a las potencias en ascenso, como las Provincias Unidas, a desafiar la hegemonía comercial británica, o como el creciente poder de los Habsburgo de Carlos V representa una amenaza a la primacía francesa en Europa. A caballo entre los años Treinta y Cuarenta del pasado siglo, el embargo petrolífero de los Estados Unidos, impuesto a un ambicioso Imperio japonés, que desafió abiertamente el dominio americano sobre el Pacífico, obligó a Tokio a planear un ataque preventivo en Pearl Harbor. Un denso capítulo está finalmente dedicado a los antecedentes de la Gran Guerra, en particular al rearme naval y a las ambiciones imperiales de la Alemania de Guillermo II, que empujaron a Gran Bretaña a “ver en Berlín su enemigo principal” (p. 145). Un juicio que acabó por “condicionar” (en términos militares y diplomáticos) las acciones británicas para preservar la seguridad de la madre patria: el equlibrio de potencia europeo.

Hoy, es la China de Xi Jimping quien viste el traje del desafiante, ¿pero en que medida? El título del capítulo es inequívoco: El más grande actor en la historia del mundo. Es curioso notar cómo en los eventos que dividen las épocas en la historia contemporánea china, los Estados Unidos han jugado un decisivo papel. De la falta de intervención en la guerra civil, pasando a la aproximación en los años Setenta, hasta el ingreso de China en el WTO. “Quizá hayamos creado un Frankenstein”, afirmó Richard Nixon, casi confirmando la paradoja de la omnipotencia. Más allá de sensacionalismos, Allison nos ofrece una fotografía clara y franca del ascenso chino. Tomando los brillantes análisis de Líe Kuan Yew, en su criterio el observador de China más importante del mundo, nos lleva a un exhaustivo examen de los datos, los hechos y las corrientes de pensamiento para pesar el impacto del impresionante crecimiento económico del Dragón. “En el curso de una sola generación”, escribe, “una nación que no aparecía en ninguna de las clasificaciones internacionales saltó al primer puesto” (p. 37), al punto de desplazar el horizonte estratégico del establishment americano hacia Asia-Pacífico. Una respuesta que resulta ya tardía: atendiendo a la mayor parte de los indicadores, China ya superó a los Estados Unidos. Pueden discutirse los criterios de análisis o cambiar la perspectiva de juicio del crecimiento chino – “relativa” o “absoluta” -, pero a pesar de eso, desde la crisis financiera del 2.008 “el 40% del crecimiento mundial en su integridad se realizó en un sólo país: China” (p. 46). Poner sobre la mesa los números es, sin embargo, una mirada incompleta. No hace justicia a tres éxitos contundentes obtenidos a partir del 1.980: la guerra, victoriosa, contra la pobreza (más de quinientos millones de personas sacados de la pobreza absoluta); el salto adelante en &R S (y especialmenten los sectores STEM), instrucción y tecnología; la imponente modernización de las fuerzas armadas. Estos son los tres pilares sobre los que Pekín se basa para reeescribir los equilibrios de poder en la región, pero no únicamente. Haciendo de la geo-economía el instrumento predilecto de su política exterior, la red de influencia china se volverá tan atractiva “como para inducir incluso a los aliados históricos de América en Asia a cambiar de marco, orientándose de los Estados Unidos hacia China” (p. 62). Frente a estos deslizamientos tectónicos en los equilibrios globales, para los americanos la idea de ser destronados después de más de un siglo de supremacía, resulta aun “inconcebible”.

Cultura, historia y guerra. El futuro (incierto) de las relaciones entre Estados Unidos y China.

En la tercera sección, Allison describe con exactitud las culturas – políticas y estratégicas – de los dos países, haciendo emerger diferencias y afinidades, con un vistazo especial a las actitudes de gobierno en el enfrentarse con el mundo una vez revelada una “ventana de oportunidad” para la leadership global. El flashback nos traslada al inicio del siglo XX, cuando el Presidente Theodore Roosevelt se disponía a consolidar el control sobre el hemisferio occidental y a proyectar a los Estados Unidos en las primeras aventuras transoceánicas. “Antes y después de él”, escribe Allison, “ningún presidente fue nunca capaz de influenciar tan profundamente la conciencia del país sobre su propio papel en el mundo” (p. 157). Excepcionalismo y supremacía militar fueron sus imperativos, el “corolario Roosvelt” como implementación de la Doctrina Monroe a escala planetaria su legado más potente después de las victorias sobre España, Alemania y Gran Bretaña. Esta última, perdiendo de hecho la hegemonía marítima sobre el Atlántico, aceptó a su pesar su lento e inevitable redimensionamiento internacional. Fortalecidos por un renovado espíritu nacionalista y galvanizados por una nueva “frontera” oceánica, los Estados Unidos encaraban confiadamente el Novecento para dominarlo. Con las debidas diferencias, ¿cuál es el horizonte de China?

El examen del Autor continúa analizando su figura de más relevancia. La parábola ascendente de Xi Jimping refleja, en líneas generales, la de su País. Orgullo patriótico, dedicación, visión. Tres elementos para realizar el “sueño chino”, que se sustancia principalmente en cuatro directrices: predominio en Asia; reconstruir la “gran China” agregando los territorios todavía no controlados; recuperar la histórica esfera de influencia, regional y marítima; exigir respeto de las otras naciones en los foros mundiales. Como la misma historia americana sugiere, frecuentemente son las creencias y las conviciones culturales, alimentadas por el curso, favorable o no, de la historia, las que establecen los límites y las ambiciones de una clase dirigente, así como los modelos por medio de los cuales ver y/o concebir la realidad internacional. Para Allison, existen tres grandes cuestiones que definen el comportamiento chino y, en consecuencia, la percepción americana. La primera es que China conoció el llamado “periodo de las humillaciones” por parte de Occidente y, entonces, los costes de la opresión, dejando una marca imborrable. Ahora que Pekín posee suficiente importancia económica y militar, su peso político está destinado a crecer en coherencia con eso, así como cumplir “la promesa hecha por Xi Jinping a sus conciudadanos: “ya nunca será así” (p. 184). La segunda tiene relación con la evidente fisura de civilización con el mundo occidental, que arriesga con producir un choque en la esetla de lo previsto por Samuel Huntington en los años Noventa. Finalmente, no sólo confianza y poder empujan a China a reclamar el merecido reconocimiento internacional: aunque no fuera un objetivo predeterminado, son las dinámicas actuales las que actúan a favor de China y la levantan al podio, especialmente en la medida en que los Estados Unidos podrían perder en términos de hegemonía global tal como la habían conocido desde 1.945.

Es sobre esta base que comienzan a dejarse ver las advertencias de Tucídides, especialmente en las agudas diferencias en términos identitarios, políticos y de gobierno. China y Estados Unidos, subraya Allison, “tienen un enorme complejo de superioridad” en relación con las otras naciones, mientras el abismo más grande emerge “de sus visiones contrarias sobre el orden mundial” (pp 229, 238). Por una parte, el universalismo democrático americano, por la otra, la confianza china en la armonía por medio de la jerarquía, ya sea en la patria o en el extranjero. También en relación con el uso de la fuerza, especialmente la militar, el enfrentamiento cultural estratégico resulta evidente. Dominados por un espíritu de Realpolitik , los estrategas chinos razonan en términos holísticos, considerando la guerra “una cuestión esencialmente psicológica y política” (p. 241). De aquí derivan tácticas expectantes, pragmáticas, en la espera de un acontecimiento favorable. Es este el cuadro que explica la progresiva estrategia de dominio de los mares adyacentes, donde la presencia americana es particularmente detestada. Partiendo del dominio del espacio aéreo, China apunta a convertirse en algo así como un inmeso portaaviones atracado en el continente asiático, y así alejar a los Estados Unidos del Mar Chino Meridional. Una masa de agua que, de hecho, es considerado por ambas partes “el más grande elemento de tensión”.

Las disputas sobre las aguas contiguas a China son únicamente una pequeña muestra del mosaico que compone el arco de la crisis en la región. Un cuadrante geográfico que ya vio al Ejército Popular de Liberación en acción en el pasado, desde la guerra de Corea hasta la crisis de Taiwán a finales de los años Noventa, pasando por la disputa territorial con los soviéticos en el 1.969 y los conflictos con India (1.962) y Vietnam (1.979). Pero existe un común denominador en estos acontecimientos: en la época, China era un país relativamente débil. Hoy, con una economía que destaca y fuerzas armadas capaces de rivalizar con los Estados Unidos, Pekín puede permitirse tomar muchos riesgos, pero al mismo tiempo tiene también mucho que perder. Para el Autor, las trampas para eventuales escaladas militares se diseminan por todas partes en cada frente que vea a los USA y China implicados especularmente – Corea del Norte, Mar Chino Meridional, Taiwán, cyberspacio y en la progresiva disputa comercial. En estos escenarios, “la guerra entre Estados Unidos y China no es inevitable, pero es posible”, dado que “el stress de fondo generado por el ascenso arrollador de China crea condiciones en cuyos episodios accidentales, por lo demás carentes de consecuencias, podría desatarse un conflicto de largo alcance” (p. 295).

El pesimismo de Allison es, sin embargo, mitigadlo en la parte final del libro, donde son presentados “doce indicios para la paz” – tomados de los casos estudiados con anterioridad, en los que por la dinámica tucidídea no se hace uso de la guerra: de la importancia de un arbitraje internacional y de organismos de seguridad regionales para la gestión y equlibramientos de las crisis, al buen sentido y la habilidad diplomática de los estadistas. El espectro del holocausto nuclear y una fuerte interdependencia económica hacen “subir el coste de la guerra y (de ella) reducen las posibilidades” (p. 332). Por el lado contrario, son las alianzas las que suscitan preocupaciones más grandes, en tanto arriesgan con arrastrar a las partes a disputas localizadas que, aumentando la resonancia de las tensiones intrínsecas a USA y China, pueden desencadenar algo incontrolable. Luego, ¿en que dirección andar? El Autor, concluyendo, busca ofrecer un set de soluciones para las élites americanas consciente de que la estrategia americana sobre China ha sido, en su conjunto, contradictoria. En la mente de Allison, las lecciones de la historia continúan siendo la estrella polar para los estadistas americanos y chinos, que deberán – especialmente dirigiéndose a sus compatriotas – jerarquizar los intereses vitales, abandonar proyectos geopolíticos “despegados de las prioridades nacionales”, comprender los objetivos de la contraparte y darle otra vez espacio a la planificación estratégica para que sea coherente y sostenible. Resumiendo, salvaguardar la propia raison d’être e invertir sobre el propio capital político sin sacrificar la american way of life sobre el altar de la competición internacional.

Conclusiones: la aplicabilidad del concepto “trampa de Tucídides”.

El trabajo de Graham Allison está destinado a suscitar un largo debate. Aun representando uno de los más imponentes libros de reciente publicación, algunos observadores han avanzado críticas, sobre todo en el aspecto metodológico. Es, realmente, la aplicabilidad y la sostenibilidad teórica del concepto “trampa de Tucídides” lo que más es puesto en discusión como mejor pattern para definir el estado actual de las relaciones entre Estados Unidos y China. “Si la trampa de Tucídides no fuera mencionada”, escribe Lawrence Freedman entendiéndola como una “construcción inútil”, “muchas de las argumentaciones y de las cuestiones formuladas en este libro habrían sido de todos modos relevantes y merecerían una atenta consideración”. La interpretación que domina el libro es que la actual dinámica chino-americana es perfectamente, o casi, reconducible a aquel esquema, como si la fórmula tucidídea pudiese ser un producto prefabricado. Luego, el relativo declinio de los Estados Unidos en las jerarquías internacionales parece ser, para Allison, el componente más peligroso para la materialización de un conflicto armado. Así, la estructura contextual – esto es, la compleja realidad del siglo XXI – pasa un poco a un segundo plano, arriesgando con difundir un mensaje (la no inevitabilidad de la guerra) por medio de un medio discursivo (la existencia inevitable de la “trampa”) no completamente idóneo y demasiado focalizado sobre las dos superpotencias. La fuerte interdependencia global, de hecho, no solo hace de China un importante stakeholder, sino que acaba por implicar y conectar sólidamente el destino de naciones y potencias regionales en el más amplio marco de las relaciones chino-americanas. Existen importantes rivalidades entre China y los países de Asia-Pacífico, cuyos intereses pueden tanto no coincidir con las prioridades americanas, como convertirse en actores útiles que, juntos, pudean contener las ambiciones de Pekín. Lo que no disminuye la solidez de las reflexiones, del profundo análisis con el que el Autor redescubre la política internacional de más de cinco siglos, y el espíritu de un intelectual dirigido a buscar todas las medidas y medios posibles para conjurar un epílogo que la historia sentenció tantas veces. “Como bien sabía Tucídides, y como confirma el libro de Allison, las circunstancias geopolíticas no son fatales; el carácter de los potenciales beligerantes cuenta, especialmente la habilidad de ellos y la voluntad de alcanzar el compromiso”.

12) IDENTIDADES PERDIDAS. GLOBALIZACIÓN Y NACIONALISMO”, DE COLIN CROUCH.

Publicado en la web de la revista italiana PANDORA el 27-6-2019. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí:

https://www.pandorarivista.it/articoli/identita-perdute-di-colin-crouch/?fbclid=IwAR3qUHAhCJBLg67DdmhYIUNNnb0M9pu0bTYJBU1FW6nqFEGgDubT_nRLyac

GIACOMO BOTTOS.

Recensión a: Colin Crouch, Identità perdute. Globalizzazione e nazionalismo, Laterza, Roma-Bari 2019.



(....) Este tema se explicita ya en la primera fase del libro, en el capítulo titulado “Le questioni”:

Un enfrentamiento épico entre globalización y un resucitado nacionalismo está transformando las identidades y los conflictos políticos en todo el mundo”.

Globalización y nacionalismo, términos evocados ya en el título, son los dos polos alrededor de los cuales gira el libro, convertidos en objeto de un detallado análisis crítico. El segundo capítulo del libro (“La economía”) está dedicado a un balance de la globalización y de sus efectos, mientras el tercero (“Cultura y política”) se concentra sobre el reforzamiento de las identidades nacionales. En el capítulo “El futuro” se introducen algunas consideracións conclusivas.

Queriendo presentarla muy resumidamente, la argumentación del texto podría ser formulada en los siguientes términos. La globalización, aunque con muchas contradicciones, que se manifiestan sobre todo en las desigualdades y asimetrías que alimenta – entre estratos sociales en el interior de los países, en territorios que se sitúan en posiciones diferentes de la cadena de valor, entre grandes ciudades y áreas deprimidas o periféricas – y que Crouch imputa prevalentemente a la hegemonía neoliberal afirmada en el periodo en el que el proceso de globalización fue llevado a cabo, tuvo un impacto económico positivo en su conjunto. Le permitió a grandes masas de personas salir de la pobreza, reduciendo las desigualdades en el mundo en su integridad – aunque, como se recuerda y como resulta de los estudios de Bourguignon y Milanovic, se determina una “paradoja de la desigualdad”, por lo que esta aumenta en el interior de concretos países, aun disminuyendo entre los diversos países -. La globalización, además, aumentó enormemente el intercambio entre los diversos países y, contra las apariencias, benefició también a los países occidentales, que pudieron contar con mercancías a bajo coste que salvaguardaron el poder de compra de las clases medias y bajas y sobre un incremento de la demanda derivado del nacimiento de nuevos mercados en los países emergentes. Así, escribe Crouch al acabar su examen:

Si no hubiera habido alguna globalización – si permaneciéramos en las economías de la fortaleza nacional, con muros y barreras aduaneras atentamente controladas, severas limitaciones a los viajes al extranjero e incluso más severas a la inmigración – la mayor parte del mundo sería hoy claramente más pobre; la inmigración ilegal, con todas sus consecuencias de aumento de la criminalidad, habría sido más grande; las relaciones entre los Estados habrían sido más hostiles”.

Ciertamente que el autor no oculta los diversos lados oscuros que el proceso implicó y las múltiples exclusiones que produjo, en relación con las regiones del mundo abandonadas al subdesarrollo y a la expoliación de sus recursos naturales, de ciudades y áreas deprimidas en los países desarrollados, de grupos sociales fuertemente golpeados por la desindustrialización de los centros productivos un templo florecientes. Para todos aquellos a los que la globalización les trajo dificultades materiales y desorientación existencial, además del ya citado desequilibrio en la distribución de la riqueza, otro gravísimo efecto colateral de la globalización estuvo representado por la degradación ambiental. A pesar de todos estos efectos, que para Crouch derivan sobre todo del modo en el que la globalización fue implementada, de la cultura política y económica de las clase dirigentes que la construyeron, no pueden eliminar el hecho de que, en el fondo, se trate de un proceso en conjunto positivo. Pensar en un rollback de la globalización para el autor no es sólo imposible, sino que el mero intento tendría un resultado muy negativo.

Pero, a pesar de este claro juicio en el plano económico, la oposición a la globalización en el nombre del retorno a una visión de las naciones como entidades soberanas que busquen minimizar la propia interdependencia se presenta hoy como “la idea fuerza más dinámica que motiva a gran parte del mundo” (p. 57). Esta toma de posición constituye el comienzo de la segunda parte de la argumentación de Crouch, que intenta dar cuenta de este fenómeno. El redescubrimento de un discurso identitario fuerte, que marca un contratiempo al menos temporal de una larga fase histórica en la que la tendencia principal se había dirigido a la reducción de la importancia de las fronteras, aun apareciendo como “carente de lógica en sentido estricto”, posee, de todos modos, una “potente lógica emotiva” (p. 5) como modo de compensación frente a una realidad percibida como dificil, desorientadora y carente de perspectivas.

Democracia y globalización.

El análisis de Crouch procede por medio de un breve repaso histórico de los pasajes que llevaron al nacimiento de los Estados-nación modernos, de los que es subrayada la naturaleza de construcciones artificiales – aun fundándose en elementos importantes como la lengua y la religión -. Crouch rastrea después en la contraposición entre tradicionalismo conservador y racionalismo iluminista – marcada a su vez por una división interna sobre el tema de la desigualdad y de la distribución de la riqueza – las raíces de la actual dialéctica entre cosmopolitismo y nacionalismo. El autor evidencia el modo complejo en el que esta dicotomía se entrelaza en las últimas décadas con el cleavage derecha/izquierda. Una izquierda abrumada por la erosión de su base tradicional, por la vía del proceso de desindustrialización, asisitió a la consolidación de un eje de largo periodo entre liberales y conservadores, donde los primeros inspiraban las líneas de la política económica, mientras los segundos ofrecían una reparación identitaria y un sentido de retorno a las viejas certezas a una población asustada frente a los desestabilizadores cambios en curso. Por otra parte, progresivamente los mismos partidos de izquierda acabaron por adecuarse al nuevo consensus neoliberal y a descuidar “las preocupaciones por la redistribución y la seguridad de su electorado tradicional, la clase obrera” (p. 71), electorado que cada vez más comenzaba a sentir la atracción de partidos de tipo conservador.

Otro elemento que la izquierda acabó descuidando, según Crouch, está ligado al papel de la emoción en la política, terreno sobre el que fue desafiada con éxito, no siendo capaz de poner sobre la mesa una eficaz soldadura entre la propia construcción racional y una capacidad de construir una conexión sentimental con su base. En definitiva, la fuerza de esta oleada nacionalista derivaría también de la minusvaloración, operada por las fuerzas progresistas, de la importancia de producir mecanismos de identificación eficaces y creíbles, de construir comunidad y sistemas de reconocimiento. En este vacío, algunos líderes políticos hicieron palanca sobre una de las posibles identidades, la nacional, que, a pesar de estar latente antes, conservaba una gran fuerza y una energía potencial sobre todo frente a una globalización, de procesos migratorios y de una creciente percepción de la fuerza de un Islam radical, que podían presentarse como potencialmente desestabilizadores.

Después de un atento reconocimiento que restituye el cuadro problemático que, en sus líneas esenciales, reconstruimos, Crouch esboza algunos elementos de una posible vía de salida. Retomando el trilema de Rodrik (“no pueden darse simultáneamente democracia, soberanía nacional e hiperglobalización”, sino únicamente dos de estos elementos al mismo tiempo) y rechazando tanto un retorno al nivel nacional como un rollback de la globalización, reitera la idea de una democracia supranacional, a escala europea pero no solo. Esto no significa para Crouch una superación de los Estados tout court, sino más bien una progresiva intensificación de los mecanismos de cooperación entre estos, un reforzamiento de las instituciones internacionales, una mayor interacción entre niveles diferentes. ¿Dónde encontrar la energía política para realizar todo esto, en una fase en la cual la historia parece ir en otra dirección? Crouch propone una concepción diferente de identidad, que debería contraponerse a la exclusiva y excluyente propia de los nuevos nacionalismos: una identidad en la que los diversos niveles de pertenencia – del local al supranacional – coexisten y se refuerzan recíprocamente. Una mayor implicación de este tipo permitiría reforzar la participación en relación con las instituciones supranacionales que se mantienen como prevalentemente tecnocráticas y sufren de un déficit de legitimación. Al mismo tiempo, un cambio de marca en las políticas actuales y una mayor atención al problema de la redistribución podría crear las condiciones para incluir a los ciudadanos y a las áreas que actualmente se sienten – con razón o sin ella – excluidas de la globalización y del desarrollo económico y social.

Las cuestiones abiertas

El libro de Crouch tiene el mérito de formular y resumir muchas de las cuestiones cruciales que están hoy sobre la mesa, y cuya solución, en un sentido o en otro, decidirá sobre el destino del mundo. El texto representa también una toma de posición clara en relación con tales cuestiones, que parte de la prolongada reflexión de un gran politólogo, pero también de precisas conviciones políticas, que emergen en el curso del texto. El libro deja, de todos modos, algunas cuestiones abiertas. Existe, antes que nada, un problema de tipo metodológico. La fuerza del análisis de Crouch está, ya desde los tiempos de “Postdemocracia”, en una gran capacidaded construir eficaces esquemas de comprensión de la realidad, tipos ideales capaces de dar cuenta de fenómenos sociales, económicos y políticos contemporáneos. Pero al mismo tiempo, este tipo de lectura no debe hacer perder de vista la historicidad de los procesos y los nexos específicos que los diversos fenómenos mantienen en lo concreto. Devolverle la actual dialéctica a la matriz del enfrentamiento entre conservadurismo e iluminismo liberal es útil, pero quizá no dice aún lo suficiente sobre lo específico de los procesos a los que nos enfrentamos.

Entrando después en el asunto de las cuestiones dejadas abiertas por el libro, en el texto es varias veces subrayado, como ya se mencionó, el carácter neoliberal de la globalización, a la que se presentan como atribuibles muchos de los límites y contradicciones del proceso. Pero permanece fuera del campo de visión del análisis de Crouch una reflexión sobre cuales podrían ser las características de una hipotética globalización no neoliberal. Si un retorno a un sistema con características similares al de Bretton Woods siempre exluido en diversos pasajes – quizá con una discusión implícita de las tesis de Rodrik – y si se hace referencia a las repetidas referencias autocríticas por parte de instituciones como el FMI o el Banco Mundial, no es afrontada en positivo la cuestión de los rasgos de una orden global post-neoliberal. Otro tema es el referente a la evaluación – que el lector incluso puede llevar a cabo – de la fuerza que una concepción de identidad como la propuesta por Crouch – que hasta hoy fue acogida por una minoría de la población – puede poner sobre la mesa como torrente de legitimación y de energía para un objetivo político extremadamente ambicioso como la construcción de una democracia supranacional. Se presentan, por otra parte, en muchos aspectos, convincentes las observaciones de Crouch en relación con las posiciones que identifican en el espacio nacional el lugar exclusivo sobre el que hacer palanca para un cambio en sentido post-neoliberal. Parece difícil pensar que, en el escenario conflitual generado por una ruptura de las formas de cooperación internacional, pueda nacer el acuerdo y el apoyo necesarios para construir reglas que limiten el poder de sujetos económicos cuyo campo de acción se mantiene a todos los efectos como global. Sobre este tema la discusión permanece, en definitiva, abierta.

Quien escribe se ve en la necesidad de proponer, en relación con esto, un diferente ángulo de visión. Ya sea que se identifique en la construcción de una democracia supranacional el objetivo a perseguir, ya que se vea en el Estado nacional el ámbito prevalente de una acción posible, si el objetivo es la superación de la actual fase de crisis en una dirección que pueda permitir la solución de los principales elementos que marcan el modelo actual, procede reconstruir – y aquí Crouch suministra intuiciones preciosas – formas de identidad de tipo diferente, identidades que superen la atomización hoy prevalente, construyendo in nuce nuevos vínculos sociales. Estos podrían representar la base para la reconstrucción de una relación entre clases dirigentes renovadas y partes de la sociedad, podrían permitir relegitimar instituciones capaces de asumir nuevas tareas, también a causa, precisamente, de nuevos vínculos con una sociedad capaz de reagregarse en torno a objetivos que ella misma pueda darse a partir de una reflexión extendida sobre las principales cuestiones del presente. Aquí existe una nueva posible tarea para el mundo de la cultura. Existe, de hecho, necesidad de una fuerte intensificación de la reflexión, que, soldándose con la inteligencia organizativa, imagine las modalidades por medio de las cuales pueda nacer y desarrollarse una nueva esfera pública. Esta debe estar, por una parte, a la altura de los problemas a afrontar, pero al mismo tiempo procede crear las condiciones para que haya la más amplia accesibilidad posible. La superación de la dicotomía actual relativa a los niveles de instrucción, que en buena parte recalca las fracturas económicas y sociales a las que hicimos referencia, requiere que, además de la tarea de elaboración, se sea capaz también de desarrollar una gran capacidad de “traducción”, de simplificación inteligente, de conversión de los lenguajes, de construcción de nuevos nexos entre razón y emoción. Es una nueva posible tarea para los intelectuales de diversas generaciones, y representa el pre-requisito indspensable e ineliminable para que la crisis que conocemos pueda conocer una salida distinta de aquella de ese mundo cada vez más caótico y conflictual que parece abrirse ante nosotros.







ÁFRICA (3 TEXTOS).

1) Los niños prisioneros de Boko Haram.

Publicado en la web “glistatigenerali” el 3-4-206 y traducido al español por Administrador, puede verse aquí el original:

http://www.glistatigenerali.com/africa_diritti-umani/i-bambini-prigionieri-di-boko-haram/

LUDOVICA AMICI

Se habla poco de lo que sucede en Nigeria, y sin embargo Boko Haram con sus militantes en estos años de conflicto han cometido numerosos abusos. Se estima que han sido asesinadas aproximadamente 20.000 personas y más de 2,6 millones de personas se han visto obligadas a huir de sus casas.

Han secuestrado y asesinado civiles, habitualmente niños. Destruido pueblos y además 900 escuelas. Muchos niños han sido reclutados para unirse a los combatientes. Ha habido violaciones en masa. Mujeres y niñas tomadas contra su voluntad para servir de esposas o esclavas. Son llamadas las “esposas de Boko Haram”. Las historias y las fotos de algunas de ellas son mostradas en el reportaje fotográfico de Andy Spyra en Foreign Policy.

Boko Haram continúa aterrorizando Nigeria, y hace pocos días Human Rights Watch ha lanzado un llamamiento para que el gobierno nigeriano adopte aquellas medidas urgentes para obtener la liberación de aproximadamente 400 mujeres y niños, de entre los cuales al menos 300 son estudiantes de la escuela básica, raptados hace un año en la ciudad de Damasak por Boko Haram.

El 24 de noviembre de 2014, Boko Haram ha atacado Damasak, bloqueando todas las carreteras que comunican la ciudad y capturando a los residentes y comerciantes. Según lo manifestado por los testigos entrevistados por Human Rights Watch, los militantes han ocupado rápidamente la escuela primaria Zanna Mobarti, reteniendo en su interior a más de 300 estudiantes. La escuela ha sido usada después como base militar, al interior de la cual los militantes de Boko Haram han llevado otras decenas de mujeres y niños prisioneros, secuestrados en toda la ciudad.

Las mujeres han sido separadas de los niños. Algunos han muerto en cautiverio después de haber sido alimentados con comida podrida, que ha causado su vomito y diarrea. Human Rights Watch relata que entre el 13 y el 15 de marzo de 2.015, los soldados del vecino Chad y de Níger avanzaron sobre Damasak como parte de una operación militar transfronteriza contra los rebeldes. Mientras las tropas se acercaban, Boko Haram fue capaz de huir de Damasak, llevando consigo a los 300 niños y además mujeres. Los soldados del Chad y de Níger han descubierto después otros cuatrocientos cuerpos en descomposición en algunas fosas.

Se trata del secuestro más grande de estudiantes por parte de los militantes de Boko Haram, pero sin embargo ha habido una menor atención mediática respecto a lo sucedido en abril de 2.014, cuando fueron raptadas 276 niñas de una escuela secundaria en Chibok, 57 de las cuales fueron capaces de huir y las otras 219 permanecieron prisioneras largo tiempo. En aquella ocasión hubo una campaña de movilización internacional, sobre todo en Twiter con el hashtag #BringBackOurGirls.

Trescientos niños han desaparecido desde hace un año, pero no ha habido ni una palabra por parte del gobierno nigeriano”, ha declarado Mausi Segun, investigador de Human Rights Watch en Nigeria. “Las autoridades deben despertar y descubrir donde están los niños de Damasak y los otros prisioneros y adoptar medidas urgentes para poder liberarlos”.

2) Bereberes.

Originarios del Norte de África, tierras en las que están presentes desde tiempos inmemoriales, con certeza previos a la arabización e islamización de la región, representan una realidad de clara importancia en términos demográficos. Se estima que los que habitan en tierras bajo la soberanía de Argelia y Marruecos rondan la cantidad de 50 millones. No es poca cosa.

En su lengua (el tamazight) se autodenomina imazighen; unos entienden que significa “nobles”; para otros equivaldría a “hombres libres”.

Hasta que en el Siglo XV fueron conquistadas las islas Canarias, estas también estaban habitadas por bereberes, pues los aborígenes de las islas eran de etnia bereber.

En el artículo de la revista italiana de geopolítica “Limes” titulado Los bereberes, podemos ver - en el mapa que adjuntan - su (diseminada) presencia en el/los territorio/s.

http://temi.repubblica.it/limes/i-berberi-2/40172

3) África independiente.

El mundo parece darle la espalda. Asociada siempre a miseria y catástrofes, África es plural y (reconozcámoslo) enigmática.

De neocolonialismo se ha hablado. Cierto es que debe ser ayudada en interés de todos.

Disponer de Estados - tantas veces artificiales - no es de por sí garantía de prosperidad.

En el mapa que se nos ofrece en el artículo Las independencias africanas (publicado en la revista LIMES) podemos observar las diversas fases de los procesos de independencia de los estados del continente.

Egipto, Libia, Marruecos, Sudán, Ghana y Guinea marcan el inicio del proceso. Entre 1.960 y 1.961 es momento de emancipación del África “negra”. Hasta 1.972, se emancipan otros países - el caso más resonante en Europa fue el de Argelia (1.964) -.

1974 es el momento de las colonias portuguesas, en tanto Eritrea o Namibia tendrían que esperar a la década de los 90.

Original donde puede verse el mapa, aquí:

http://temi.repubblica.it/limes/le-indipendenze-africane/13089









CUARTO. LATINOAMÉRICA (2 TEXTOS).

1) Italianísimo” BRASIL.

Hemos visto, de niños, los dibujos animados de “Marco” buscando a su mamá (y no solo) en Buenos Aires y los Andes, pasando por, entre otros lugares, Bahía Blanca.

El mundo del fútbol está plagado de argentinos con apellidos italianos.

Otro tanto podríamos decir del mundo de los representantes políticos. Y, en fin, la Santa Sede ve como sus destinos son regidos por un argentino de apellido “Bergoglio”.

Colonia, en su día de Portugal, mayor (con diferencia) país lusófono del mundo, pocos conocen la importancia de la raíz italiana en un país con tantas procedencias entre sus pobladores como es Brasil.

En el artículo de LIMES titulado El Brasil italiano - publicado en este idioma y en el que, como siempre, es muy recomendable detenerse en el mapa que se aporta -, se dan datos bien reveladores: “sobre 150 millones de habitantes, 28,25 tienen sangre italiana”. Los números de la emigración italiana son impresionantes: aproximadamente un millón y medio “entre 1.884 y 1.959”. Llama poderosamente la atención el número de italianos inscritos en el consulado de Sao Paulo: “aproximadamente 173 miles”; en Portoalegre el número tampoco es pequeño: “67 miles”. Las flechas en el mapa indican las importaciones y exportaciones - con referencia en 2013 - entre Italia y el país americano. Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/il-brasile-italiano/63336

2) Cristianoamerican@s.

"El espacio americano permanece, a pesar de todo - secularización, penetración neoprotestante, espiritualismos varios - como el máximo depósito de la catolicidad. En términos cuantitativos, dado que allí se concentra el 43% de todos los fieles. Y hoy con Bergoglio como papa, como como fuente y guía de la Iglesia universal”.

Evangelizar quiere decir unir pueblos, saltar barreras”, continúa el texto.

Nos referimos al publicado en la revista italiana LIMES bajo el título Las américas cristianas.

Los Estados Unidos - con cerca de 247 millones de fieles - continúan siendo el primer país del continente por número de cristianos. A continuación, Brasil y México, con 176 y 108 millones, respectivamente. El país de papa Francesco – Argentina - ronda los 35.

Como siempre, ver el interesantísimo e ilustrativo mapa que acompaña a la publicación.

http://temi.repubblica.it/limes/le-americhe-cristiane/59291









QUINTO. EUROPA Y EURASIA (12 TEXTOS).

Los que sólo toman por modelo al león, y desdeñan imitar las propiedades de la zorra, entienden muy mal su oficio; en una palabra, el príncipe prudente, que no quiere perderse, ni puede ni debe estar al cumplimiento de sus promesas, sino mientras no le depare perjuicio, y en tanto que subsisten las circunstancias del tiempo en que se comprometió” (Macchiavelli, “El Príncipe”, Ed. Edaf, p. 111).

1) La “Polonia judía” antes de la Shoah.

Sabemos que, expulsados de Sefarad, los judíos que poblaban tierras de lo que es hoy el Reino de España se dirigieron a lugares como Portugal, Ámsterdam, Burdeos o el Mediterráneo.

Pero poco se conoce de la vida de los askenazíes durante todos aquellos siglos en países como Polonia o Lituania.

La presencia judía en Polonia previa a la llegada del nacionalsocialismo al poder en Alemania, y la catástrofe que ello supuso, era verdaderamente relevante. Poca literatura accesible y casi ningún cine se han hecho eco de esta realidad.

En el excelente mapa que se aporta en el artículo “Vida hebrea en Polonia (años veinte -treinta)”, publicado en LIMES (revista italiana de geopolítica), de autoría de Francesca La Barbera, podemos apreciar la importancia de esta comunidad - por número de habitantes - en ciudades como Varsovia, Lodz, Leópolis o Vilnius, aunque era mayor porcentualmente en localidades como Miedzyrzek, Pinsk (ambas con nada menos que un 75%), Rownw o Kowel.

Igualmente, y por lo que ya apuntamos, es interesante observar como se reflejan los asentamientos ya citados en la Edad Media - pintados en viola -, los aparecidos entre los siglos XVI y XVII - en amarillo -, mientras en color naranja se visualizan los aparecidos entre los siglos XVII y XIX.

Interesante.

Ver “Vida hebrea en Polonia” (años 20-30):

http://temi.repubblica.it/limes/vita-ebraica-in-polonia-nel-1931-anni-venti-trenta/56595?printpage=undefine



2) La condena de los judíos franceses: “Le Pen en el surco de Vichy”.

Publicado el 10-4-2017 en la web de MOKED-”Il portale dell ‘ebraismo italiano”. Traducido por Administrador, original: aquí:

http://moked.it/blog/2017/04/10/la-condanna-degli-ebrei-francesi-le-pen-nel-solco-vichy/

ADAM SMULEVIC.

Imposible permanecer en silencio.

Las gravísimas y provocadoras declaraciones de Marine Le Pen, la líder del Fronte Nationale, que ayer ha defendido la Francia colaboracionista de Vichy, absolviéndola de los repetidos crímenes contra la humanidad llevados a cabo por Petain y sus soldados (incluidas las redadas y la deportación de millares de judíos a los campos de exterminio), suscitando la firme condena de la comunidad judía del otro lado de los Alpes.

Ya en más ocasiones, líderes comunitarios y nacionales habían intervenido contra los excesos de la candidata de la extrema derecha, señalando con preocupación declaraciones y tonos que parecían heredados de su padre Jean Marie, notorio antisemita. A pocos días de la votación para las presidenciales (el 23 de abril es la primera vuelta de la competición electoral), Le Pen intenta nuevamente encender y dividir a la opinión pública. Una tentativa indigna y peligrosísima que ha puesto en guardia a los dirigentes del CRIF (el Consejo representativo de las instituciones judías de Francia).

Las declaraciones de Le Pen, se puede leer en una nota difundida esta mañana por el CRIF, muestran “el verdadero rostro del Fronte Nationale”. Palabras, las pronunciadas ayer, “que deben situarse en el surco de la herencia de Vichy y colaboracionista de su padre y de los fundadores del Fronte”. Pero también un insulto a Francia. Aquella Francia que, a partir de 1.995, “ha reconocido sus responsabilidades en la deportación de los judíos y ha ajustado cuentas con su historia, con su precedente memoria selectiva”.

En la nota, el CRIF recuerda además como la famosa redada con destino al Vel d ‘Hiv fue organizada por René Bousquet, secretario general de la policía de Vichy, con la implicación de 4.500 policías y gendarmes franceses. Fueron ellos los responsables del arresto de 13.000 judíos, de los cuales 4.000 eran niños, en París y los alrededores más próximos de la capital francesa, entre el 16 y el 17 de julio de 1942.

Debe subrayarse con preocupación también la presencia de personalidades abiertamente neonazis al lado de la Le Pen. Por esto la invitación, dirigida al conjunto de la sociedad francesa, es a hacer un frente común contra el Fronte Nationale.



3) Primero los perros, después los armenios.

Publicado en la web de GARIWO el 25-9-2015 y traducido al español por Administrador, puede verse aquí el original:

http://it.gariwo.net/editoriali/prima-i-cani-poi-gli-armeni-13969.html

GABRIELE NISSIM.

Hace diez años salió en Francia un libro extraordinario sobre el genocidio armenio que tiene el gran mérito de contar, en solo cien páginas, a través de pequeños detalles, las cuestiones fundamentales del drama que se consumó al principio del siglo.

Philippe Videlier con “La Noche Turca”, publicado en Italia por Donzelli en el 2.007, demuestra así ser un gran narrador que tiene la fuerza de hacernos razonar sobre las absurdas motivaciones que movieron a los carniceros, sobre los mecanismos de la indiferencia que se repiten en la historia, sobre los puntos en común entre la persecución de los judíos y la de los armenios, sobre la medida en que entonces, aislados y no oídos, tuvieron el coraje de mirar y de expresar solidaridad a los perseguidos. Es un pequeño ensayo sobre la banalidad del Mal y sobre la posibilidad del Bien que nos hace leer de un modo universal la historia del pueblo armenio

Videlier demuestra ser un verdadero y auténtico artista de la memoria, porque a través de tantas tonalidades y particularidades nos conduce a reflexionar sobre los comportamientos humanos que se repiten en la historia.

Podemos así descubrir que en Ginebra en 1.896 fue publicado un opúsculo propagandístico, firmado con el pseudónimo Viejo de la Montaña, en el que el autor, para buscar el apoyo de Europa a los crímenes del sultán Abdul Hamid, comparaba la cuestión armenia y la cuestión judía. Buscaba explicar que era legítimo masacrar a los armenios por las mismas razones por la cuales era normal ser antisemita en Europa en aquellos años.

Los armenios, argumentaba, eran “usureros” como los judíos, y era inútil escandalizarse demasiado, porque si también en Europa se iniciase una guerra contra los judíos, “ninguna potencia en el mundo impedirá su exterminio, en cuanto justa represalia por los crímenes cometidos en los últimos cien años”. Eran los años en que comenzaban los ataques contra el capitán Dreyfuss, que provocaron en Francia una gran campaña antisemita.

Videlier nos relata que el sultán Abdul Hamid era un carnicero que amaba las flores. Lo bello era para él compatible con las primeras masacres de los armenios. Con gran dispendio de dinero había importado de toda Europa las plantas más extraordinarias para el parque de Yildiz y había obsequiado a la emperatriz de Alemania con un bouquet de rosas recogidas en sus invernaderos, adornado con una gema dibujada en su envoltorio.

Cuando los Jóvenes Turcos llegaron al poder con un nombre -“Comité Unión y Progreso”- que prometía un mundo mejor, los armenios lo celebraron el los jardines de Taksim, como anotaba en su cuadernillo un periodista de la época, haciendo discursos sobre la igualdad y la fraternidad.

Pero estaban equivocados, porque si es verdad que entre los jefes de la revolución había quien venía de París - como el director de Mechveret, Amhed Riza, residente en Rue Monge, en el Barrio Latino - y que se presentaba como “el misionero de las ideas liberales”, otros como el doctor Nazim, licenciado en medicina, portaban bien diferentes ideas importadas de Europa.

Los Jóvenes Turcos pensaron antes que nada en liberarse de los perros callejeros que por millares vagaban por Constantinopla. Un representante del Instituto Pasteur de París había propuesto una eliminación industrial, a salvo de las miradas, mediante cámaras de gas. Sin embargo, los nuevos jefes decidieron recurrir a los medios tradicionales. Los gendarmes reclutaron gentes sin oficio ni beneficio que, satisfechos por la inesperada paga, en quince días capturaron a los perros y los condujeron a morir de hambre y de sed en un perdido islote en el Mar de Mármara.

Nadie se conmovió por esta cruel eliminación de los animales.

Después los Jóvenes Turcos, intoxicados por las demenciales ideologías nacionalistas que atravesaban Europa, elaboraron en clave turca la idea de la raza, de la tierra y de la sangre, de la nación étnica pura. Era el turquismo, la Turquía pura, limpiada de los elementos contaminantes: Türk Yurdu, Türk Ocaği era su lema. Después de aquella absurda operación de “higiene”, el objetivo eran los armenios que contaminaban la nación.

Lo declaró abiertamente el ministro del interior Taalat Pascia, a Varktes, el diputado armenio que en un primer momento se había sustraido a la redada de intelectuales del 24 de abril de 1.915.

Aprovecharemos la situación favorable en que nos hallamos, y dispersaremos a vuestro pueblo hasta el punto de que por cincuenta años os sacaréis de la cabeza cualquier idea de reforma”.

¿De modo que queréis continuar el trabajo de Abdul Hamid?” pregunta Varktes.

Sì”, cortó corto Taalat sin vacilación alguna.



4) Balcánicas guerras.

http://www.limesonline.com/le-guerre-balcaniche-3/49822?printpage=undefined

Publicado en LIMES-revista italiana de geopolítica el 11-7-2013. Traducido al español por Administrador.Aquí puede accederse al original arriba.

El imperio otomano entre 1.910 y 1.913 se extendía sobre el territorio de la actual Turquía, mientras Grecia había conquistado hacía poco las islas del Mar Egeo y los territorios en torno a Salónica.

En el mapita se ponen en evidencia las fronteras de Albania, Bulgaria, Rumanía, Serbia, Bosnia-Herzegovina, Imperio austro-húngaro y Rusia y las correspondientes anexiones y pérdidas relacionadas con las guerras Balcánicas.

Para profundizar: “I figli del sultano”:

http://temi.repubblica.it/limes/anteprima-di-limes-613-i-figli-del-sultano/49323?photo=1



5) Aquella Polonia Oriental de entreguerras.

Publicado en LIMES, revista italiana de xeopolítica (http://temi.repubblica.it/limes) el 30-4-2.014. Traducido al español por Administrador. La versión original puede leerse aquí:

http://www.limesonline.com/la-polonia-orientale-fra-le-due-guerre/61102?printpage

OTRAS REFERENCIAS:

http://temi.repubblica.it/limes/la-polonia-orientale-fra-le-due-guerre/61102?printpage=undefined

http://temi.repubblica.it/limes/lo-specchio-ucraino/60583?printpage=undefined

http://temi.repubblica.it/limes/lucraina-tra-noi-e-putin/61116

Como establece la etimología del nombre, Ucrania es tierra de frontera, parte conspicua del líquido espacio histórico entre imperio ruso e imperios europeos (especialmente el Commonwealth polaco-lituano, la monarquía asbúrgica, los Reich germánicos).

El drama ucraniano debe ser leÍdo, de todas maneras, en el contexto de esta área de incierta presión geopolítica, donde naciones enteras desaparecen o reaparecen por efecto de la colisión entre las potencias que la disputan. Es la fachada centrooriental del Viejo Continente, donde hoy se entrecruzan los campos magnéticos de Moscú, Washington y Berlín, encajonada entre Mar Báltico y Mar Negro.

Su sustancia geopolítica varía en función de quien la observe y de las fases históricas. Para el mariscal Józef Pilsudski, máximo representante de la independencia polaca entre las dos guerras, este debería haberse convertido en el pasador del Intermarium, ambicioso proyecto de reinvención en versión ampliada de Lublín, con los cosacos zapórogos encarnados en los modernos ucranianos, forjando un polo anti-bolchevique.

En la proyección imperial rusa, el mismo espacio es invertido y se reduce a corredor de acceso a la Perednjaja Azija, el Asia anterior, que es la península europea vista con ojos de tzar”.

El mapa está dedicado a los territorios orientales de Polonia, repartidos según las confesiones mayoritarias en 1.931: católicos romanos en naranja, ortodoxos en ocre, grecolatinos en amarillo.

Se indican además las lenguas-madre para cada provincia (pasteles verdes): si el polaco es dominante en los territorios de confesión romano-católica, el ucraniano está bien enraizado en el sureste del país (provincias de Galitzia y Volinia, las de las masacres antipolacas cometidas entre 1.943 y 1.945 por los nacionalistas ucranianos).

El iddish está en todas partes presente casi en igual medida.



6) “Marine Le Pen: una nacionalista por desgracia no aislada”.

Publicado en GARIWO-Foresta dei Giusti el 28-3-2014. Traducido al español por Administrador. Original:

https://it.gariwo.net/testi-e-contesti/memoria/marine-le-pen-una-nazionalista-purtroppo-non-isolata-10580.html

Entrevita a PATRICK CABANEL, profesor de Historia contemporánea en la Universidad de Toulouse y autor del libro “Historia de los judíos en Francia”.

CAROLINA FIGINI,Redazione Gariwo .

Marine Le Pen definió la UE “Unión Soviética Europea”. ¿Qué significa y qué visión tiene MLP de Europa?

Es una visión tradicionalmente nacionalista, banal, para la cual Europa debe ser sometida a los intereses nacionales de Francia. La novedad en todo caso es que en su visión de Europa hay algo de “socializante”. No es puro nacionalismo, sino que hay también una dimensión que podría ser parte de un discurso crítico de la Europa de izquierdas. Es un punto de vista que representa una especie de alianza entre extrema derecha y extrema izquierda. Históricamente, respeto al Novecento hay una tendencia socializante, obrerista, los intereses de los “oprimidos” de Francia contra el capitalismo internacional, contra la globalización, contra una Europa juzgada como un enemigo.

Algo en común con el fascismo?

Históricamente sí, pero hoy no se habla de fascismo en el campo político. Es una visión banal, un historiador hablaría más a gusto en estos 10 años de una contaminación entre extrema derecha y extrema izquierda.

Que diferencias hay entre Marine Le Pen y su padre, sobre todo en el tema del racismo y de la xenofobia?

Marine Le Pen decidió cambiar la imagen de la Frente Nacional, un poco el mismo trabajo de los neofascistas italianos, pero pensando en Francia. Ella quiso cambiar la imagen del partido racista y antisemita de su padre. El Frente Nacional de Jean Marie Le Pen era un partido político tradicional: racista, antisemita, católico …. La gran diferencia con Marine es que ella introdujo elementos de izquierda. En Francia, el sistema político es sólidamente bipartidista, dividido claramente entre izquierda y derecha, pero ella creó una tercera fuerza.

MLP tuvo un proceso por racismo y xenofobia. ¿Está aún en el banco de los acusados?

El substrato del FN es aún el que sostenía Jean Marie Le Pen, pero Marine hace una cosa que la vuelve diferente. Por ejemplo, declara querer defender la patria francesa del islamismo y del terrorismo, y en este sentido hace falta leer también su agradecimiento en relación con Putin, un líder nacional fuerte que combate a los islamistas y los terroristas.

Marine Le Pen ha declarado también que si vence se aliará con Putin. ¿Quiere gobernar, pues, y no únicamente encabezar un movimiento de protesta?

Esta es una hermosa pregunta. Ella quiere hacer del FN seguramente un gran partido político. Por esto apostó por París. Quiere guiar un tercer o segundo partido a escala nacional y está siendo capaz. En este sentido aspira a ser un partido de gobierno.

Hace falta explicar mejor la cuestión de la alianza con la Rusia de Putin Si MLP venciese, Francia podría aliarse con Moscú? ¿Esta sería una elección de derecha, de izquierda, nacionalista o qué?

No únicamente Marine Le Pen, hay todo un mundo de izquierda que se alimenta de la admiración por Putin. Pensemos en Jean Luc Mélenchon, de la extrema izquierda francesa, muy hostil a los tratados europeos. MLP no está aislada. Hay muchos líderes europeos que comparten este nacionalismo un poco “muscular”. La Rusia de Putin es un Estado muy fuerte, posicionado muy firmemente contra el islamismo, y el FN de Marine Le Pen respecto a cuando era dirigido por su padre sostiene mucho la laicidad de Francia. No es anti-musulmana, pero es anti-islamista.

La última pregunta. Me enfrentaré con un gigante. De Gaulle era fuertemente contrario a los estudiantes y a los comunistas pero era un combatiente por la libertad, un general, un partisano. ¿En qué sentido puede afirmar Marine Le Pen ser un portavoz del gaullismo?

En el sentido en que hoy en Francia De Gaulle es el padre de la nación. El padre de la V República. Entonces, todos, en la extrema derecha y en cierto modo también en la izquierda, declaran representar la herencia gaullista. Por eso esta afirmación de Marine Le Pen no tiene un significado particular intrínseco a ella o al FN, sino que es más bien una afirmación típica de casi todas las fuerzas políticas francesas.



7) Voces sobre París (Eco, Boldrini, Cingoli, Zizek, Correa).

Después de los atentados y de las escenas de extrema violencia de París del pasado mes de enero, con el asesinato de varios trabajadores de la revista satírica Charlie Hebdo y de diversas personas en un supermercado Kosher, recogemos las opiniones que públicamente han vertido diversas personas desde el mundo de las letras, la academia y la política, por parecernos significativas e interesantes.

Umberto Eco no necesita presentación.

Sus declaraciones de días pasados, efectuadas en el periódico italiano “Il Corriere della Sera” son de las que no pasan desapercibidas.

El título de la noticia recoge expresas declaraciones (entrecomilladas) del veterano escritor: “Estamos en guerra, hasta el pescuezo. El I.S. es el nuevo nazismo”. Y se subtitula, también recogiendo manifestaciones literales: “El Estado islámico quiere apoderarse del mundo. Es como cuando de niño vivía bajo los bombardeos”.

Alude, Eco, a los cambios contemporáneos en las modalidades de guerra: “hay una guerra en curso y nosotros estamos metidos hasta el cuello”. Alude a que los hombres se han masacrado siempre por un libro. En la visión de Eco - y no es única en absoluto, otra cosa es lo acertado que sea (por rotunda) en términos históricos -, las grandes guerras fueron desencadenadas por las religiones monoteístas, y concretamente por “un” libro. ¿”Vio alguna vez a los animistas intentar conquistar el mundo por las armas?”, interroga retóricamente. Menciona que las guerras paganas eran siempre locales; con la relativa salvedad de los romanos; por ejemplo - nos dice Eco - “los cartagineses han combatido por razones comerciales, pero no para imponer el culto de Astarté”.

Laura Boldrini es la Presidenta de la Cámara parlamentaria italiana (a propuesta de Nichi Vendola, de “Sinistra Ecologia y Libertá”). Trabajadora por muchos años de la ACNUR, es persona claramente encuadrable en la izquierda y comprometida siempre con l@s más débiles. En su facebook del día 14 de enero de 2015 manifiesta, con claridad y rotundidad: “La comunidad internacional infravaloró por muchos años el fenómeno del terrorismo fundamentalista, pensando que habría quedado lejos. Boko Haram, con toda su carga de atentados a los cristianos, está activo en Nigeria desde el 2.002, en el silencio general de los medios occidentales. En Siria hace casi cuatro años que existe la guerra.

Hoy, después de la matanza de París y sobre todo después de la gran marcha, veo que está emergiendo una consciencia nueva, que hace albergar esperanzas de que va a tomarse el camino justo. Después de la condena, de todos modos, hace falta también buscar resolver el problema allí donde se desarrolla. En muchas periferias del mundo marcadas por la pobreza absoluta, es mucho más fácil para el terrorismo reclutar adeptos entre los jóvenes sin trabajo y sin esperanza. Es lo que sucede entre nosotros con las mafias, que se benefician de las condiciones difíciles del territorio y de la falta de alternativas legales. En Nigeria, por ejemplo, enrolarse en Boko Haram también significa tener para comer todos los días. No debemos infravalorarlo. Y debemos hacer más para apoyar los gobiernos que ofrecen garantías de pluralismo y de respeto de los derechos y que sin la ayuda internacional difícilmente serán capaces de sostener la batalla contra el extremismo. Es nuestro interés ocuparnos de eso”.

Tras este texto en el facebook, se remite a la entrevista que le hicieron en “Avvenire”. Entre las cosas que consideramos más relevantes de lo que dice, podría destacarse lo siguiente:

– “El terrorismo fundamentalista es una amenaza global”, nos dice, para insistir que en los tiempos de la globalización/interdependencia “no podemos pensar en tratarlo como si fuera únicamente un problema de los europeos o de los occidentales”.
-En referencia al conflicto sirio, nos recuerda que el mismo era inicialmente un conflicto entre Assad y los “grupos de oposición”, volviéndose la situación poco a poco más amenazante con la irrupción de un nuevo actor: el I.S.I.S. Reproduce las palabras que le dijo el ex-premier de Túnez en una recepción en Montefiorino: “Sólo ahora que decapitan a vuestros periodistas, os hacéis conscientes de los riesgos”, recalcando que muchos jóvenes tunecinos se apuntaban al I.S. para huir de la marginalidad, la miseria y la falta de futuro.

-Conocedora de este tipo de cuestiones - su cometido profesional de tantos años le da experiencia y conocimiento, además de implicación -, alude a la actual situación de Nigeria, mencionando que hay “millón y medio de prófugos nigerianos”. … “Por no hablar”, dice, “del horror de las niñas de diez años transformadas en bombas humanas, obligadas a morir y a asesinar.” El terrorismo no conoce frontera, insiste, constituyendo una amenaza global.

-Afirma que, numéricamente, las principales víctimas del I.S.I.S. son los musulmanes que no se pliegan a sus pretensiones y que quieren vivir y trabajar en paz.

-En relación al riesgo del crecimiento de la islamofobia en Europa, respondiendo a la pregunta que se le hace, alaba la participación de Merkel en la marcha contra el terrorismo promovida por las organizaciones islámicas alemanas, ofreciendo el mensaje de que “las responsabilidades penales …. son personales”, no pudiendo atribuírsele a grupos sociales, étnicos o religiosos.

-En relación al riesgo de que en los desembarcos de prófugos se “cuelen terroristas”, manifiesta que los que desembarcan son controlados con muy sofisticados sistemas de identificación, y “para quien pretenda atentar contra nuestra seguridad no es particularmente práctico emprender la vía del mar, que es siempre mucho más arriesgada y llena de peligros incluso mortales”.

Se le plantea la cuestión de que “específico” blanco del terrorismo en Europa son siempre y en todas partes las comunidades hebreas. Boldrini es clara al respecto: “Es un hecho gravísimo, así como es grave y triste que muchos judíos estén dejando Europa porque está en riesgo su seguridad. Debemos agruparnos todos en torno a los judíos europeos, haciéndoles sentir nuestra solidaridad y asegurándoles que haremos todo lo necesario para garantizarles la existencia tranquila y segura. Así como debemos luchar más contra quien siembra odio antisemita aprovechando instrumentos como la web“.

Janiki Cingoli es un italiano experto en política internacional, licenciado en historia y periodista. Trabajó en el Parlamento Europeo en el periodo 1.981-86. Actualmente - y desde 1.989, fecha de su fundación - es director de la entidad CIPMO (Centro Italiano per la Pace in Medio Oriente), promoviendo desde 1.982 todo tipo de iniciativas y eventos buscando una aproximación entre israelíes, palestinos y árabes.

En el último número de CIPMO se incluye un artículo suyo con un título bien significativo: “Dopo le stragi di Parigi. No basta essere Charlie” -que traducido sería “Después de la masacre de París. No basta ser Charlie”-
Comienza aludiendo a los años `70 del siglo pasado, con la presencia del terrorismo italiano de extrema izquierda para hacer paralelismo con la visión sobre el Islam desde ciertas tradiciones político-ideológicas, para manifestar que “hay muchas asociaciones islámicas que condenan los atentados de París o las gestas atroces de Al Qaeda o de ISIS, o de Boko Haram, pero continúan considerándolos fieles que están equivocados, no ememigos a combatir”.
Llama a la atención del hecho que el único llamamiento a una profunda reforma del Islam venga únicamente de la mano de Abdel-Fattah al-Sisi, presidente egipcio.

Considera que Europa se halla ante un reto muy peculiar: el terrorismo islamista (y cita a este respecto a Stefano Levi Della Torre) más que contra Europa, representa una guerra civil intraislámica; si los islamistas y la derecha pretenden que la línea divisoria sea musulmanes-no musulmanes, a eso hay que contraponerle la línea divisoria entre terroristas islamistas y todos aquellos que (islámicos o no) estén vinculados por la cultura de la democracia y del derecho - en particular de la persona y de las mujeres -.

Llama también la atención sobre el hecho de haberse concentrado la la emoción y la solidaridad mucho más sobre el ataque a Charlie Hebdo que sobre los sucesos del supermercado kosher, cuando, además, se pretendía atentar contra los niños de una escuela infantil.

El filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Žizek en “Pensar el atentado al Charlie Hebdo” nos dice unas cuantas cosas interesantes.

Apela, en primer lugar, a tener el coraje de pensar justamente después del impacto de los atentados. Llamando a condenar sin paliativos los atentados, entiende que debe irse más allá de la solidaridad y reflexionar.

Zizek no anda con paños calientes a la hora de hablar de ciertos sectores, aludiendo al ” … miedo patológico de tantos izquierdistas liberales ocidentales de sentirse culpados de islamofobia. Para estos falsos izquierdistas, cualquier crítica al Islam es rechazada como expresión de islamofobia occidental”; nos dice que “Salman Rushdie fue acusado de haber provocado innecesariamente a los musulmanes y es por tanto responsable (cuando menos en parte) por la fatwa que lo condenó la muerte”.

Las siguientes palabras literales no podemos más que subrayarlas por reflejar una paradoja trágica (explican muchas cosas): “El resultado de tal postura solo puede ser ese: cuanto más los izquierdistas liberales occidentales se zambullen en sus sentimientos de culpa, más serán acusados por los fundamentalistas musulmanes de ser hipócritas intentando ocultar su odio al Islam. Esta constelación reproduce a la perfección la paradoja del superego: cuanto más Usted obedece lo que otro exige de Usted, más culpa sentirá“.

Mucho más necesario que la demonización de los terroristas es desenmascarar su mito. Trae a sus líneas el pensamiento de Nietzsche al referirse a cierta flacidez de la civilización occidental, “una criatura apática sin ninguna gran pasión o compromiso, incapaz de soñar, cansado de la vida”. Sus tristes pasiones de confort y seguridad, aderezados con tolerancia. “Nosotros en occidente”, nos dice, “somos los últimos hombres nietzschianos, inmersos en placeres cotidianos banales, en tanto los radicales musulmanes están preparados para arriesgarlo todo, comprometidos con la lucha hasta su propia autodestrucción”; las palabras que reproduce de un poema de William Butler Yeats lo dicen con más claridad que cualquier ensayo: “Los mejores carecen de toda convición, en tanto los peores están llenos de intensidad apasionada”. Zizek le pone adjetivos calificativos a los “peores”, al manifestar que representan el “fanatismo racista, religioso y machista”.

Pero Zizek da un giro al alejarse del poeta para argumentar que “la intensidad apasionada de los terroristas evidencia una falta de verdadera convición”. No es tener conviciones verdaderas – dice - sentirse amenazado por unas caricaturas en un semanario satírico; no es convición, manifiesta, es defensa de su identidad cultural-religiosa frente a un mundo de “civilización global consumista”. El problema no es que la otra parte los considere inferiores, es que ellos -secretamente - se consideran inferiores; retomando la línea de pensamiento y argumentación que más arriba se subrayaba: “Es por eso que nuestras reafirmaciones políticamente correctas condescendientes de que no sentimos superioridad alguna ante a ellos sólo los vuelve mas furiosos y alimenta su resentimiento. El problema no es la diferencia cultural (su esfuerzo para preservar su identidad) sino el hecho inverso de que los fundamentalistas ya son como nosotros, que ellos secretamente ya internalizaran nuestras normas y se miden a partir de ellas”.

Después de traer a Nietzsche, lo hace con otro grande de las letras y el pensamiento europeos, Walter Benjamin: “toda ascensión del fascismo evidencia una revolución fracasada”. Así, se pregunta Zizek: ¿”El ascenso del islamismo radical no es exactamente correlativa a la desaparición de la izquierda secular en los países musulmanes?”.

Finalmente apela a Max Horkheimer, en un párrafo que – entendemos - debería ser mejor explicado por el propio Zizek: aquello que había “dicho sobre el el Fascismo y el capitalismo ya en los años 1930 - que aquellos que no habían estado dispuestos hablar críticamente sobre el capitalismo deben callar sobre el fascismo”- entiende que debe serle aplicada también al fundamentalismo de hoy: aquellos que no habían estado dispuestos a hablar críticamente sobre la democracia liberal deben callar sobre el fundamentalismo religioso”.

Pensar críticamente sobre cualquier cosa es, en todo caso, más que necesario. Ya Hanna Arendt decía que “no hay pensamientos peligrosos, pensar es peligroso”.


El Presidente ecuatoriano Rafael Correa es considerado, en muchos ámbitos, persona peculiar, político difícilmente clasificable. En el caso presente parece sumarse a concepciones que considerarían occidentalistas - por decirlo, tal vez un poco toscamente - desde cierto estereotipo de lo que sucede en la(s) izquierda(s) latinoamericana(s).

No se limitó a criticar y condenar el atentado sino que instó, según se recoge en la prensa, a la comunidad internacional a unirse para luchar contra la desgracia planetaria que supone el terrorismo. Solidarizándose expresamente con el “pueblo francés” (en un acto celebrado en la Alianza Francesa, el instituto cultural de la embajada francesa en la capital de Ecuador), aludió igualmente a sucesos -acaecidos en Nigeria y Paquistán - debidos a lo que considera un fenómeno global.



8) Italia irredenta.

Nación joven, con “héroes nacionales” muy marcados, con una lengua cuyo factor principal de unificación fueron las emisiones radiofónicas, Italia lucha permanentemente entre la tendencia a la disgregación y la autoafirmación de quien aun está en su juventud.

En el artículo dedicado a la Italia irredenta por la revista italiana de geopolítica LIMES, podemos ver un mapa - mapa histórico de Edoardo Boria - que nos muestra al ejército marchando hacia los territorios por reconquistar.

A la izquierda - en la parte de arriba - Guglielmo Oberdan. También arriba, pero a la derecha, figuras patrias como Garibaldi o Cavour. A su lado, el rey Vittorio Emanuele III.

En la parte de abajo, se puede ver la dedicatoria dirigida a Vittorio Italico Zupelli, Ministro de la Guerra en el fatídico año 1914.

Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/carta-simbolico-geografica-dellitalia-irredenta/61692printpage=undefined



9) Puzzle kosovar.

En (casi) todas las zonas hay mayoría albanesa. Pero son minoría los albaneses en las áeras septentrionales de Zvecan, Zubin Potok y Leposavic, así como en Stropce, en la zona sur. Hablamos de Kosovo.

Por lo que respecta a las mencionadas áreas del norte, puede hablarse de auténticos enclaves serbios.

Mitrovica se configura, en el puzzle, como una auténtica ciudad fragmentada.

Los Balcanes son complejos, muy complejos. Como conjunto, pero también al nivel más micro.

En la revista italiana “Limes”, en el artículo titulado “El Kosovo étnico”, un ilustrativo mapa nos habla de la pluralidad del territorio kosovar en cuanto a población.

Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/il-kosovo-etnico-3/37997



10) La Suiza lingüística.

En pocos lugares se puede encontrar tanta diversidad como en Suiza, la llamada Confederación Helvética.

Si por lugares entendemos “Estados”; es obvio que ciudades como Londres, New York o Sidney, por ejemplo, son pequeños mapamundis.

Entre las especificidades suizas están las lenguas. Las más difundidas de ellas - suele caracterizarse a los cantones de la Confederación por su adscripción lingüística - son la alemana, la francesa, la italiana y la romanche. Están representadas, respectivamente, en amarillo, viola, naranja y rojo en el mapa de Laura Canali, publicado en el artículo de LIMES que lleva por título “La Svizzera linguistica”.

En el reacuadro de al lado puede leerse (en millares) el número de residentes según la lengua principal. Se comparan los datos citados con las referencias de 1.990 y 2.000.

Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/la-svizzera-linguistica/30844?printpage=undefined



11) Cáucaso, ese mosaico.

Diverso, complejo, con rol de puente entre Occidente y Oriente - y también, de algún modo, entre Norte y Sur -, con un interés estratégico en el plano internacional más que evidente, determina la geopolítica (de pretensiones expansivas) rusa.

Atalaya desde la que Rusia contempla el Medio Oriente, desde antiguo se le reservó el papel de “puesto de frontera” entre el vecino oriente islámico y la Europa cristiana.

La prioridad del Kremlin es impedirle a los jihadistas internos unirse a sus homólogos externos, en el mundo árabe y centroasíático, emprendiendo el asedio de la Rusia cristiana”. Es lo que se nos dice en el artículo titulado “El mosaico del Cáucaso”, publicado en italiano por la revista de geopolítica LIMES, que, como siempre, aporta un interesante mapa.

http://temi.repubblica.it/limes/il-mosaico-del-caucaso-2/57561



12) El desafío euroasiático a la hegemonía de los Estados Unidos.

Publicado en la web da revista italiana PANDORA o 14-3-2019. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí:

https://www.pandorarivista.it/articoli/sfida-eurasiatica-stati-uniti/?fbclid=IwAR0eJGbqXDSIh_x-2MVr4FrROdRwEDgak293q13bq3sZ48Qo2Ke7JyG3I0c

ALBERTO PRINA CERAI.

Desde 1.945, el corazón latiente de la política exterior estadounidense ha sido “preservar un orden internacional abierto y estable, basado en el libre movimiento de bienes, capitales y personas”, basado en un “balance of power en favor de la libertad”. Estas iniciativas, según el historiador Hal Brands, han constituido un “compromiso bipartito de larga duración” dirigido a sostener “la leadership americana y preservar el orden internacional liberal que el poder americano ha promovido tradicionalmente”. Para quien ve esta continuidad, la globalidad de los grandes cambios que han puesto fuertemente a prueba el estado de la Pax Americana, la naturaleza y las raíces de la hegemonía global de los Estados Unidos, puede identificarse en la lectura textual de Henry Kissinger:

Geopolíticamente, América es una isla distante del gran continente euroasiático. El predominio por parte de una sola potencia de una de las esferas principales de la Eurasia […] costituye una buena definición de peligro estratégico para los Estados Unidos, con guerrra fría o sin ella. Ese peligro debería ser desbaratado aunque aquella potencia no mostrase intenciones agresivas, dado que, si estas tuviesen que convertirse en tales, América se encontraría con una capacidad de resistencia eficaz muy disminuida y una creciente incapacidad de condicionar los acontecimientos”.

La geopolítica de la segunda postguerra ha quedado fuertemente anclada en esta visión y más en general a la potencia imperial de los compromisos globales de los Estados Unidos. Harry Truman, en la fase inicial de la guerra fría, había recuperado la imagen del país como gran hededero “de la Persia de Darío I, la Grecia de Alejandro, la Roma de Adriano, la Gran Bretaña victoriana […] Ninguna nación ha tenido nuestra responsabilidad”. Surgido de las cenizas del viejo orden eurocéntrico y consolidándose en una escala tricontinental, el imperio americano había extendido sus dominia militares del Atlántico al Pacífico, justificado estructuras de seguridad regionales para la contención del comunismo a lo largo del Rimland euroasiatico y velado finalmente por un “sistema global integrado […] orquestado por Washington”, gracias a una supremacía naval incomparable. Era el zenit del “momento liberal”, fruto de los esfuerzos de los “policymakers de Occidente bajo la tutela americana” de construir el orden internacional a imagen y semejanza de la “modernidad liberal”, de sus principios y valores.

En el pasaje precedente, Kissinger sobreentiende que el mundo necesita un “policía global” que juegue el papel de núcleo de autoridad e intervenga para gobernar o restablecer el equilibrio en el sistema de orden mundial – en la economía, en la gestión de los flujos, de los global commons o en la governance política – a cambio del reconocimiento de su leadership de base multilateral. En resumen, la posición de la que los Estados Unidos han gozado, parafraseando a Joseph Nye, cuando las tres dimensiones del poder -económica, militar y soft – estaban claramente en manos de Washington. Cuando el Leviatán Liberal era sinónimo de “potencia hegemónica benévola” y de “nación indispensable”.

Después del final de la guerra fría y de los rígidos esquema bipolares, la principal preocupación geopolítica pasaba a ser la pulverización y desconcentración del poder a causa de procesos de globalización. En aquella creciente “anarquía”, los Estados Unidos asumieron plenamente gravámenes y responsabilidades de seguridad a lo largo de un arco de crisis que cubría, en conjunto, la franja ecuatorial. Prefigurando un papel similar al desempeñado por el Imperio británico en el siglo XIX, un alto funcionario de Defensa sostuvo que habrían debido actuar para impedir la “desecentralización y anarquía” por medio del mantenimiento de un “equilibrio de poder global favorable a los Estados Unidos y sus aliados” e impidiendo cualquier forma de “hegemonía regional”. En cuanto defensores del functioning core de la globalización, los Estados Unidos deberían haberse dedicado a la “exportación de la seguridad” en las áreas post-coloniales no pacificadas. La “teoría de la estabilidad hegemónica”, realmente, ve en el pluralismo de poder un riesgo para el equilibrio del sistema que, en asusencia de una potencia hegemónica, tiende a la entropía, inagurando periodos de tensión y conflicto. Ya en 2006, en plena revolución Bush Jr., el realista Stephen Walt plantea la cuestión en términos claros. El problema de los Estados Unidos era llevar al “resto del mundo a saludar positivamente la [de ellos] primacía”, alentando a los otros “Estados a ver su posición dominante como benévola” y convenciéndolos de que la potencia estadounidense sería usada “para el más amplio beneficio de la humanidad”.

Inmediatamente después de la violenta deregulation especulativa del 2.008 y del unilateralismo fracasado en Oriente Medio, aquel postulado – la potencia hegemónica benévola que interviene en la periferia imperial para calmar los focos de tensión – pareció en aquel momento carente de sentido. A pesar de ello, según el historiador Melvyn Leffler, los intereses geopolíticos del imperio americano, frente a la sobre-extensión y el declinar relativo, no han disminuido. “Lo que ha cambiado es la percepción de la amenaza y los instrumentos para acanzar los objetivos”, dado que cuanto más grande es el peligro, mayor es el riesgo de la pasividad, también en una época de austerity que puede sugerir una mayor prudencia estratégica al evaluar “las fuentes primarias de la supremacía americana” y al defender los fundamentos económicos de la seguridad nacional. El daño, irreparable, a la deuda pública y a la reputación internacional son con claridad las mayores cicatrices de la “década perdida” de los Estados Unidos. Perdido en perseguir “sueños liberales” de un mundo a imagen y semejanza americana, perdiendo de vista las “realidades internacionales” que componen el tablero geopolítico de Eurasia. Esta presunción ha hecho de los Estados Unidos equal among the equals, dado que, como todas las naciones, poseen “intereses que no siempre encajan con sus valores”. Mientras los ideales pueden vacilar pero no desvanecerse, los fundamentos del poder se resienten constantemente por los desplazamientos geopolíticos. “Es una tragedia, pero como tal debe ser aceptada”.

La percepción americana de la “Belt and Road Initiative”.

Hoy, en un mundo multipolar, la principal amenaza – como confirma la National Security Strategy de 2.017 – proviene de una renovada competición interestatal, en la que China representa el peer competitor por excelencia. En 2.016, Joseph Nye, empujado por el debate sobre el declinar de los Estados Unidos frente al emerger de China, ha escrito con una buena dosis de optimismo como la brecha tecnológica es aun demasiado amplia y “el ascenso de China a nivel global […] un proceso hasta tal punto en marcha” que es prematuro hablar del “fin del siglo americano”. Sin embargo, desde 2.011, cuando la administración Obama lanzó el pivot to Asia, era claro para muchos miembros del establishment que los destinos del poder global se jugarían en Extremo Oriente. Tanto en el plano militar, en el que los progresos tecnológicos – in primis “los misiles balísticos antinave chinos” – y la “coherción de los vecinos” representaban “amenazas crecientes a la superioridad militar americana en puntos claves de Eurasia y a la estabilidad regional”. Como sobre el económico, con el Trans Pacific Partnership, que, antes del giro total de Trump, se dirigía a reforzar la presencia americana en la región. La respuesta china, anunciada dos años más tarde, fue, en palabras del general Qiao Liang, una “hedge strategy against the eastward move of the US”.

A poco más de una década de la global war on terror, il dilema de seguridad entre dos colosos mundiales se convertía en el tema central en la planificación de Washington y Pekín. Después de seis años de su oficialización, la expansión china, según los analistas, buscaría “excluir a los Estados Unidos de la región Indo-Pacífica”, por medio del monumental proyecto infraestructural de la Belt and Road Initiative, dirigida a implementar el objetivo estratégico del Partido Comunista: hacer de China “la potencia preeminente” del continente euroasiático.

Un proyecto geopolítico, pero no únicamente. Según el estudio de Nadège Rolland, los flujos de capital que saldrán de China a lo largo del trazado terrestre (Belt) y marítimo (Road) no servirán solamente para financiar la construcción de puertos, oleoductos, autopistas y redes digitales. La retórica del Presidente Xi Jinping de una China que redistribuirá los dividendos de su crecimiento en una lógica de cooperación win-win no carece de fundamento, especialmente frente a la penuria de inversiones en el mundo occidental y a la erosión del rol hegemónico estadounidense. Sin embargo, la lógica estratégica subyacente al plan – entre otras cosas, buscar salidas comerciales al exceso de capacidad productiva – sigue siendo la de crear un “centro de gravedad” euroasiático como contrapeso a la influencia marítima de los Estados Unidos en Asia. Una Grand Strategy china que se alimenta también de una visión ideológica: crear un nuevo orden mundial en el que el orden igualitario jeffersoniano, devoto de la promoción de la democracia, sea reemplazado por el orden jerárquico confuciano en el que prevalezca la peaceful coexistence según los cánones chinos.

Hay también quien mantiene un no demasiado velado optimismo. En un reciente libro de título muy sugerente, Robert D. Kaplan (miembro del think tank “Center for a New American Century”) reconoce que las recientes “interacciones de la globalización, tecnológicas y geopolíticas, reforzándose recíprocamente, (están) induciendo al supercontinente euroasiático a convertirse, hablando analíticamente, en una unidad fluida y cohesionada”, mientras que el debilitamiento del sistema westfaliano del estado-nación parece estimular el emerger de un nuevo nomos imperial chino-céntrico. En este sentido, “nada es más ilustrativo de este proceso de intentos del gobierno chino [n.d. BRI] de construir una red infraestructural que conecte Asia Central y Oriental con Europa”. Sin embargo, como críticamente sostiene el autor remontándose a la época de Marco Polo, de Kublai Khan y de los imperios medievales, estos fenómenos de interconexión económica y tecnológica llevarán, más que armonía y pacificación, inevitables críticas, convirtiendo a Eurasia en una unidad geopolítica sujeta a las oscilaciones y a las conflictividades de la red (geoeconómica y digital). Una vulnerabilidad, además, exacerbada por la realidad multiforme de las culturas y de las potencias euroasiáticas que miran con nostalgia y fervor al propio pasado imperial (Rusia, Turquía, Irán). “China espera que la estrategia de desarrollo [de BRI] pueda poner fin a la volatilidad regional”, pero una mayor conectividad “no lleva necesariamente a un mundo más pacífico”.

¿Estamos de verdad ante una transición imperial debida al desplazamiento del eje geopolítico mundial? Es pronto para ofrecer valoraciones objetivas. Los contornos de esta hot peace, en todo caso, están trazados. Dos visiones del mundo, dos proyectos imperiales: una conservadora, la otra revisionista. Una competición estratégica que, dada la interdependencia global, a la larga podría resultar peligrosa si cristaliza como en los tiempos de la guerra fría. “Lo que procede es una combinación y cooperación con una China en ascenso”, escribe Martin Wolf. Por ahora, hemos asistido a una guerra comercial sin vencedores ni vencidos. En definitiva, parece cierto que en el largo plazo “la ofensiva geoeconómica china en el continente euroasiático podría amenazar las bases de la hegemonía americana” surgida después de 1945. Si China es capaz, como prescribía Paul Kennedy, de transformar la superioridad económica en supremacía política, entonces el deslizamiento hacia la fuerza relativa de los polos” de la política internacional será lograda, instituyendo “the Rise of the Rest“.

Frente a las oportunidades de BRI, será decisivo el papel de Europa. ¿E Italia? La bota, antigua encrucijada imperial, parece tener demasiada prisa en decidir. En un momento histórico en que el Titanic se hunde, la invitación a tomar parte en un nuevo orden mundial parece una promesa de prosperidad. Con riesgos asociados y peligros a lo largo de la Ruta de la Seda.









SEXTO. MEDIO ORIENTE (14 TEXTOS).

1) Trump.

Publicado el 18-5-2017 en la web de MOKED – “portale dell ‘ebraismo italiano”. Traducido por Administrador, puede verse aquí el original:

http://moked.it/blog/2017/05/18/trump-2/

SERGIO DELLA PERGOLA, Universidad Hebrea de Jerusalém.

En el film Ta’alat Blaumilch (Canal Blaumilch, leche blue, que podría también significar Blanquiazzurro) de Efraim Kishon (1969), un hombre con la frente color carmesí y cabellos extraños comienza a excavar con un martillo pneumático en Rehov Allenby, en aquella época arteria principal de Tel Aviv. Después de las primeras protestas por el ruido, llega una maleta que parece que se trate de un proyecto, más bien un importante proyecto, un proyecto que cambiará definitivamente la ciudad, que hará de Tel Aviv la nueva Venezia del Medio Oriente. El hombre continúa excavando hasta el mar y el canal se llena de agua. Las autoridades, al principio son contrarias, después tienen dudas, después se dividen políticamente, finalmente se alinean y compiten para atribuirse el mérito del gran proyecto. La policía pone barreras protectoras, llegan reflectores, banderas, se prepara la gran ceremonia de apertura con la banda. Los políticos se pavonean de la espléndida iniciativa y se reparten los dividendos de sus beneficios. Finalmente, un pequeño empleado municipal descubre que el excavador de la frente color carmesí es solo un loco hace muy poco tiempo evadido del vecino hospital psiquiátrico. Corre a avisar, pero nadie lo cree. Mientras tanto, el loco, ofendido porque no ha sido invitado a la ceremonia de apertura, comienza una nueva excavación en la plaza del municipio de Tel Aviv. El pobre empleado, en cambio, es enviado a un manicomio.

La próxima visita a Jerusalém del Presidente Trump recuerda vagamente el guión precedente. En el momento de su elección, Trump ha sido acogido en los ambientes gubernamentales como una especie de Mesías, una ocasión histórica sin precedentes para hacer reconocer finalmente la justa causa de Israel y promover sus políticas en Judea y Samaria sobre la tumba del ahora difunto estado palestino y con la embajada estadounidense ahora instalada en Jerusalém. Enviados especiales y mensajeros crean canales especiales de comunicación con el Presidente para transmitir sus peticiones mesiánico-territoriales. La visita de Trump a Israel es la apoteosis de una nueva era de fervor político e iniciará un estrechísimo abrazo entre Israel y Estados Unidos. La euforia está por las nubes. Y, en cambio, el plan Trump primero casi ignora el día de la Shoah, después hace entender que la embajada por el momento se mantendrá en Tel Aviv, después dice con tono malicioso a Benjamin Netanyahu que también él deberá hacer concesiones (“¿verdad, Bibi?”), después recibe a Abu Mazen, después se permite decir que el Muro de las Lamentaciones es parte de Cisjordania, y finalmente pasa a los rusos informaciones reservadísimas de los servicios secretos israelíes. Alguno aquí comienza a tener dudas sobre el hombre de la frente color carmesí y los extraños cabellos.



2) El Papa en Jerusalém.

Traducido por Administrador a partires de la publicación en la página de CIPMO-”Centro Italiano per la Pace in Medio Oriente” (http://www.cipmo.org/), en la que fue publicado el 26-5-2014.

MAURIZIO MOLINARI (“LA STAMPA”).

El Papa Francesco se recoge en plegaria delante del muro de Belén e Israel reacciona con un silencio ensordecedor. El premier Benjamin Netanyahu prefiere subrayar los méritos del Papa en la lucha contra el antisemitismo, el presidente Shimon Peres acepta la invitación para encontrarse con Abu Mazen en el Vaticano, el alcalde de Jerusalém Nir Bakrat acoge al Pontífice con un coro de niños bulliciosos, para los noticieros de la tarde lo que cuenta es la presencia misma del Papa en el Estado Hebreo y la gente común, en la estación de autobuses o en el mercado de Machanè Iehudà, discute sobre todo del bloqueo en la circulación que paralizará hoy Jerusalém.

Para comprender por qué un gesto papal tan explícito a favor de los palestinos no desató polémicas en Israel tenemos la necesidad de tomar en consideración dos elementos convergentes: el primero tiene que ver con el gobierno y el segundo con el pueblo israelí. Primero y principal, el ejecutivo de Netanyahu espera para hoy un gesto papal igual de explícito hacia los hebreos y Bergoglio ha reforzado en parte esta esperanza diciendo, poco después de su llegada a Tel Aviv, que el momento "particularmente conmovedor de mi visita será la visita al Yad VaShem", el memorial a los seis millones de hebreos asesinados por los nazis. El rabino argentino Abraham Skorka, amigo personal de él, habla en sintonía anunciando que el Papa podría "realizar un gesto importante" con la apertura de los archivos pontificios en el periodo del nazismo. Pero no es todo, porque Israel y el Vaticano recorrieron en los últimos meses mucho camino en el diálogo sobre Jerusalém, y la aireada hipótesis de hacer celebrar misas a los franciscanos en la sala del Cenáculo sugiere la maduración de una convergencia más vasta sobre el status futuro de la Ciudad Vieja. Y aun: el terreno del respeto de la libertad religiosa, y particularmente de los derechos de los cristianos, es un punto de encuentro verdaderamente sólido entre Israel y la Santa Sede para poder cimentar una fuerte convergencia en un Medio Oriente víctima de las guerras civiles. Por así decirlo: los intereses que ligan Israel y Santa Sede son tales y tantos que la foto del Papa sobre el Muro de Belén no parece capaz de reducirlos.

Pero por otra parte: la gran mayoría de ciudadanos israelíes desde hace tiempo aceptó la separación de los palestinos y demuestra escaso interés por cuanto sucede en los territorios controlados por el gobierno de Abu Mazen. Tanto más en el que respecta al muro, construido por el gobierno de Ariel Sharon a partir del 2.002, y al cual ven atribuida unánimemente la eficacia en el hecho de haber bloqueado los sanguinarios atentados kamikazes de la Segunda Intifada.

La suma entre la indiferencia popular de cuanto procede de la Autoridad palestina y la convición del gobierno de Netanyahu de que el peregrinaje de Francesco concluirá con un importante gesto hacia los judíos explica cuanto sucedió ayer, mientras que un gesto potencialmente detonante en las relaciones Israel-Vaticano fue en cambio ignorado por la mayoría. El resto lo sabremos hoy.



3) El Islam en Israel.

Deseando un buen Ramadán a todos sus ciudadanos musulmanes, el Ministerio de Exteriores israelí, ha difundido algún dato sobre el Islam en Israel:

el 17% de la población israelí es musulmana, en gran parte sunnitas;

más de 300 imam y muezzin son pagados por el Estado …;

1.400.000 israelíes hablan árabe, una de las lenguas oficiales en Israel junto al hebreo;

26.000 musulmanes estudian en las instituciones académicas israelíes;

la población musulmana en Israel ha crecido en 10 veces respecto a 1.948, año de la fundación del Estado Hebreo;

en Israel están extendidas 6 corrientes diferentes del Islam;

el número de mezquitas en Israel desde 1.948 ha crecido en un 500%;

1.700 musulmanes prestan servicio en el ejército de defensa israelí.

El Ministerio lo ilustra con un gráfico con interesantes datos. Puede accederse aquí:

http://mfa.gov.il/MFA/ForeignPolicy/Issues/Pages/Facts-and-Figures-Islam-in-Israel.aspx



4) Cristianos en Medio Oriente, el miedo a desaparecer.

Publicado en CIPMO-Centro Italiano per la Pace in Medio Oriente (http://www.cipmo.org/) el 19-6-2012. Traducido al español por Administrador.

ANTONIO PICASSO

Persecuciones, éxodos y por lo tanto diáspora. Son estos los riesgos que, en los últimos veinte años, han pesado sobre las comunidades cristianas del Medio Oriente. Hoy, con la llamada Primavera árabe en curso, y sedados los relativos entusiamos iniciales, los temores parecen posteriormente haber aumentado. Entre los coptos en Egipto, los melquitas sirios, así como entre las comunidades del irregular paisaje religioso libanés, se advierte el miedo de que persecuciones, éxodos y diásporas puedan sufrir una aceleración en el tiempo.

En los últimos decenios, la Tierra Santa se mostró cada vez menos visible para los cristianos. Sea a causa de regímenes autoritarios y corruptos, poco dados a proteger las minorías en la amalgama mediooriental. Sea por el crecimiento de la deriva extremista confesional - no sólo en el Islam, sino también entre los hebreos y en la misma cristiandad -. Las Iglesias, aquellas que desde hace dos mil años enriquecen el tejido religioso de la Media Luna Fértil, perdieron su antiguo rol de protagonistas políticos y sociales en estos concretos Países. Desde el punto de vista religioso, político y también demográfico. Es de hecho prácticamente imposible disponer de una estimación creíble sobre la presencia cristiana en la región. ¿El 2% sobre la población total? Quizá. El problema es que nadie sabe efectivamente a cuánto asciende esta última.

El declinar de la Iglesia copta supone un primer ejemplo. Es un fenómeno que perdura desde hace tiempo. En los últimos veinte años de “reino” Mubarak no le dio puesto de gobierno alguno a ningún representante de la Iglesia de San Marcos. Ya antes de Plaza Tahrir, los cristianos vivían al margen de la vida pública. Tanto en El Cairo como en Alejandría. ¿Qué sucederá ahora? Con los Hermanos musulmanes, las autoridades eclesiásticas instauraron un diálogo. Pero los fieles de la calle no creen que el partido islamista, que está tomando el poder en el País, sea sinceramente propenso al debate religioso. El recuerdo de las masacres acaecidas en El Cairo y Menia entre el 2.010 y el 2.011 está todavía vivo en la memoria de la mayoría. Los derramamientos de sangre han sido atribuidos a las facciones más violentas de la Hermandad, o a grupos salafistas, entonces próximos a los primeros. Acusaciones, para decir la verdad, nunca confirmadas. Pero la sospecha es suficiente para alimentar la preocupación por un potencial enfrentamiento confesional en las orillas del Nilo. Además, en los últimos meses, los coptos se encontraron huérfanos de su guía espiritual. Su pontífice, el papa Shenouda III, murió a comienzos de marzo y su sucesor no fue todavía elegido. A quien sea le espera la tarea de acompañar la Iglesia de San Marcos en el Egipto post-Mubarak, integrándola en una democracia en la que inevitablemente el peso político de los partidos islamistas será más grande. En el futuro, los coptos deberán convivir con los Hermanos musulmanes y colaborar para la evolución del País. ¿Será posible? Los pesimistas temen que se dé lo contrario de todo esto. Por otra parte, una revolución, si puede llamarse así lo que está en curso en Medio Oriente, no puede decirse concluida a apenas año y medio de su emerger. ¿Quién asegura que, caído Mubarak, no se abra verdaderamente una fase de construcción democrática - y, a la sazón, de tolerancia - en Egipto? ¿Quien está dispuesto a apostar porque el País será en realidad la cuna del Islam exclusivista y contraria a la supervivencia de los coptos en una nación a la cual contribuyeron también a dotar de una identidad?

En realidad, el temor no afecta únicamente a El Cairo y Alejandría. El miedo a desaparecer, huir y abandonar la propia tierra, también se da entre los maronitas, los armenios y los melquitas en Líbano. Estos últimos tiemblan también en Siria. Porque la caída de Bashar el-Assad en Damasco no puede más que tener repercusiones más allá de esas fronteras. Como haría saltar un precario equilibrio confesional y político que le permite a las minorías tener una voz importante sea en Beirut, sea en Damasco. Dicho esto, debe recordarse también que dividir el contexto sirio-libanés entre “buenos” y “malos” es más que nunca aproximativo. Es cierto, en Líbano está de una parte Hezbollah, que apoya al régimen. De la otra, el bloque sunní espera por una nueva Siria. En medio están los cristianos, cuyas Iglesias y sobre todo los partidos se encuentran escindidos en corrientes en lucha recíproca. La hendidura maronita, a este respecto, es ejemplificadora. Algunas facciones se han aproximado al “Partido de Dios” y por lo tanto a Siria, seguras de que el status quo sea el camino para sobrevivir. Otros resultan filo-sunníes y esperan que el fin de Assad provoque también el declinar del bloque chiíta en Beirut. ¿Cuál entre las dos es víctima de las ilusiones?

En realidad, la posición más clara parece ser la de los armenios y melquitas, cuyas comunidades están bien asentadas incluso en Siria. Como toda minoría que se precie, también su sueño ansía acoger con brazos abiertos esta larguísima primavera. Tanto más cuanto que en Siria la guerra civil tiene bien poco de los rasgos primaverales que la prensa occidental se obstina en describir. La conservación de los equilibrios ha hecho siempre de leitmotiv en la milenaria cuestión mediooriental. También en este caso, quien profesa el mantenimiento está convencido de que la transformación no beneficiaría a los sujetos minoritarios - cristianos, alauitas, drusos y chiítas -. Se teme tener que llorar otras persecuciones, como había sucedido en Turquía ahora hace un siglo, o en Irak no hace mucho tiempo.

Se vive en la espera y en la esperanza de que las previsiones más pesimistas sean desmentidas por la realidad, esto es, que el viento de la primavera en el mundo árabe sea efectivamente propicio para todos. No sólo para la mayoría islámica, sino también para aquellos cristianos que son parte integrante de la historia de Medio Oriente. No sólo por razones religiosas. Guste o no, esta es la Tierra Santa, lo que equivale a decir el núcleo geográfico e histórico del Cristianismo. De las cruzadas a los movimientos de independencia palestina, pasando por la guerra civil en Líbano, el elemento confesional constituye una cuestión fundamental para la compensión de los escenarios actuales. Lo saben bien también en Roma. Es conocedor el papa Benedetto XVI, que en septiembre estará justamente en el Líbano en viaje pastoral.

Antonio Picasso es autor de “Il Medio Oriente cristiano” (ed. Cooper, 2010).



5) Islam contra Islam.

Documento traído de la editorial de Lucio Caracciolo, "Il triangolo no". Publicado en la revista italiana de geopolítica LIMES el 14-10-2013. Traducido por Administrador al español. Puede accederse aquí al original:

http://www.limesonline.com/islam-contro-islam/52824

La guerra de Siria como derivación (armada) del más vasto enfrentamiento político-religioso entre países islámicos de la región. El mapa refleja los alineamientos geopolíticos en Medio Oriente: la alianza chiíta Irán-Irak-Hezbollah a favor del presidente sirio Asad, un eje anti-hermandad comandado por Riad y (después del golpe de julio) El Cairo, la rivalidad entre Arabia Saudí y Qatar.

Una larga franja de frición máxima separa a los dos contendientes: del estrecho de Ormuz hasta Damasco, implicando de pleno a Irak.



6) Jerusalém (vieja).

Publicado en LIMES el 15/07/2010. Traducido por Administrador.

http://www.limesonline.com/la-citta-vecchia/13653 la cittá vecchia

http://temi.repubblica.it/limes/la-battaglia-per-gerusalemme/13635 la bataglia per Gerusalemme

(Documento de Laura Canali).

El mapita muestra la subdivisión de la ciudad vieja de Jerusalém.

Se evidencian los lugares de culto de los musulmanes y hebreos.

Son bien visibles, además, el barrio cristiano y el armenio.

Se identifican dos hoteles que los griego-ortodoxos le vendieron a los judíos, y todos los edificios ocupados por los judíos ortodoxos que se extenden también más allá de los muros de su barrio.

(El mapa que se aporta a dicho al artículo en LIMES es traido del artículo de Elena DUSI y Paolo PIERACCINI “La battaglia per Gerusalemme” publicado en el Quaderno Speciale “La battaglia per Gerusalemme”.

7) Amigos y enemigos de Israel.

Publicado en LIMES-revista italiana de geopolítica el 19/12/2013). Traducido al español por Administrador.

Original: https://www.limesonline.com/amici-e-nemici-di-israele/47771

(Documento de Laura Canali).

El mapa está dividido en tres partes. La primera parte, de arriba, ilustra los países que apoyan a Israel, entre los cuales los USA (la superpotencia hermana), Italia, Países Bajos, Alemania, Polonia, República Checa, Rumanía y Bulgaria.

En la media luna roja, los Estados que en noviembre de 2.012 votaron junto a Jerusalém contra la admisión de Palestina en la ONU como observador.

China, India y Alemania, en naranja, son los paises con los cuales Israel pretende instaurar nuevas relaciones privilegiadas. Berlín es un proveedor esencial para la disuasión atómica con sus submarinos Dolphin.

En la segunda parte del mapa, los Estados de la Liga Árabe son destacados en verde. En negro, en cambio, los países que quieren la destrucción de Israel: Argelia, Sudán, Siria e Irán.

En la tercera parte, se destacan en fucsia los países con los cuales Israel no mantiene relaciones diplomáticas y en amarillo aquellos con los que las relaciones diplomáticas están en suspenso (Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Mauritania, Marruecos, Túnez, Irán, Omán).



8) Tablero saudí.

Con vocación - aunque sólo sea por su dimensión - de aspirar a liderar el mundo árabe/islámico en la región de Oriente Medio, sería un error ver las elecciones de aliados, las elecciones de “campo” del gigante saudí unica y exclusivamente en clave religiosa.

Irán y los Hermanos Musulmanes se cuentan entre los grandes rivales de la monarquía saudí. Eso es claro.

El llamado "Consejo de Cooperación del Golfo" viene a representar la institucionalización de aquellos Estados referenciados en torno a dicha monarquía.

Yemen e Irak cuentan con fuerte presencia de núcleos jihadistas. El Estado islámico es su expresión más acabada y, en todo caso, más extrema.

El mapa que se publica en el artículo de la revista italiana LIMES titulado Las partidas del Islam vistas desde Riad (autoría de Francesca La Barbera) es lo suficientemente explicativo de la situación y de la geopolítica regional. En el mismo vienen indicadas las ciudades santas, sea para sunníes, sea para chiíes.

http://temi.repubblica.it/limes/le-partite-dellislam-viste-da-riyad/66690



9) Yazidíes.

Publicado en MOKED-il portale dell ´ebraismo italiano el 15-8-2.014. Traducido al español por Administrador. Original: https://moked.it/blog/2014/08/15/yazidi/

ANNA SEGRE, profesora.

Mi primer encuentro virtual con los yazidíes aconteció en la Universidad con ocasión del examen de filología semítica, en el cual debía estudiar un texto siríaco que describía sus mitos, a partir de la creación del mundo (un cuento curioso que parecía casi una parodia del Génesis); el siríaco sonaba muy familiar (22 letras llamadas alef, bet, ghimel, dalet …; arameo, la lengua del Talmud pero también de los textos que escuchaba desde edad muy tempra como Ha lakhmà y Had gadià, o el Kaddish), pero no sé si fue verdaderamente la lengua de los yazidíes o si fue simplemente la lengua en la que estaba estudiando escrito el texto; y sobre todo no creo que el texto (que creo recordar fuera compuesto por un misionero de comienzos del siglo XX, entonces por un testigo externo, quizá no adecuadamente enterado y rico de forma presumible en perjuicios) reflejara fielmente las creencias de los yazidíes. En fin, aún después de haber hecho los exámenes los yazidíes permanecían como desconocidos y misteriosos para mi, pero al menos tenía el orgullo de estar entre los pocos que no ignoraban su existencia. Desde entonces no volví a oír hablar más de ellos hasta hace una semana, en relación con las terribles noticias de la persecución a la cual están expuestos.

Una minoría que persiste durante siglos con su propia religión y sus propias costumbres, a pesar de continuas y sanguinarias persecuciones; una minoría objeto de desprecio y de perjuicios, una minoría que practica una religión diferente de la de la mayoría, pero con elementos similares:”distintos” que dan miedo quizá precisamente porque no son tan diferentes. Personas a las que le viene impuesto abjurar para salvar la vida y habitualmente eligen ser fieles a su propia identidad cueste lo que cueste. Hay muchas razones hoy para reforzar la impresión de cercanía que había sentido en la época de mi examen. Pero hay también una diferencia sustancial: de los hebreos se habla demasiado (habitualmente metiendo la pata), de los yazidíes demasiado poco; se le otorga una atención desproporcionadamente alta al conflicto israelí-palestino, desproporcionadamente baja a la masacre de los yazidíes. Los tonos demasiado encendidos por parte del occidente cristiano en torno a la persecución de los cristianos pueden explicarse quizá (aunque no justificar) en el deseo de que evite las guerras de religión o el temor por los recuerdos que suscitan; la escasa atención dedicada a los yazidíes da aun más rabia porque es completamente in-motivada. Y en esta rabia impotente hacia una atención occidental distorsionada -por el silencio excesivo como por el exceso de charlataneo - se refuerza la impresión de cercanía.



10) El Islam en el mundo.

Se habla mucho de Islam. No siempre con acierto. No siempre con datos. Dar al Islam es amplio y plural. Lleno de confesiones, Plagado de sensibilidades.

Irán es el único país de Medio Oriente de mayoría chií.

En el artículo de LIMES titulado Los Islam en el mundo se representa -en el mapa que se aporta - en color anaranjado a los maliki, pertenecientes a la rama sunnita y concentrados en África del Norte; los hanafitas aparecen representados en color amarillo, y se encuentran básicamente en países del Asia Central, Egipto, Turquía y Siria. “Chií” viene a significar “unificados” y su presencia es indicada en color rosa en el mapa, en tanto los zaiditas (en verde) e ismailitas (en negro) se encuentran en Yemen y Arabia Saudita.

Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/gli-islam-nel-mondo/44323?printpage=undefined



11) Diáspora.

Una palabra hebrea por antonomasia. Una palabra de las “grandes”. Todo un mapa conceptual y (más que sustantivo) expresión de un sentimiento.

Hoy (aun hoy, y posiblemente mañana siga siendo así) más de la mitad del mundo hebreo opta por mantener su residencia fuera de Israel, aún ostentando la condición de “minoría” en otros países. Países tan frecuentemente vistos como “propios”.

En el artículo de la revista “Limes” titulado La diáspora hebrea hoy se publica un interesante e ilustrativo mapa al respecto. Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/la-diaspora-ebraica-oggi/28702?printpage=undefined



12) Los chiíes que aman a Israel.

Recomponer el “gran Irán” con tierras que se ven como “robadas”. De entre ellas, Azerbayán. En esa clave se piensa en parte - al menos, en parte – del stablishment iraní.

Territorios del sur caucásico y de Asia Central - parte de lo que en su día fue la URSS -, entienden que deben componer la gran “nación”.

El Tratado de Turkmanchai (1.828) es puesto en cuestión, por limitador para Irán. En el mismo se establecían las fronteras con el mundo ruso.

No es un dato menor que en el Noroeste de Irán se concentre un relevante contingente de pobladores azeríes.

Teherán no duerme tranquilo ante la realidad de las estrechas relaciones entre Azerbayán e Israel, el demonio sionista del régimen iraní desde hace décadas.

Los iraníes acusan al gobierno azerí de haber vendido el país a Israel” se dice en el artículo de la revista italiana “Limes” que lleva el título de Azerbaigian: così lontano dall’Iran, così vicino a Israele. En el mismo se reproduce un texto del periódico iraní Jomhouri Eslami, bastante expresivo: “Las actividades de Israel y su presencia en Azerbayán sobre la frontera septentrional de Irán tienen el objetivo de hacer presión sobre Irán y conducir actividades de seguridad e intelligence contra el mismo”, preparando el bombardeo de las instalaciones atómicas del país persa. El mapa que se nos ofrece alude al “Nemico comune”.

El viaje del ministro de exteriores azerí a Israel en abril de 2.013 no hizo más que disparar las alarmas. La sospecha de que el régimen de Baku quiere ligarse a la Alianza Atlántica no sólo inquieta en Teherán … también en Moscú.

Una alianza, no cabe duda, que a nuestros ojos puede presentarse como una “anomalía”. Una alianza, sin duda, con mucha miga geopolítica. Ver:

http://temi.repubblica.it/limes/azerbaigian-cosi-lontano-dalliran-cosi-vicino-a-israele/47622



13) La larga historia de las relaciones preferenciales entre israelíes y kurdos.

Publicado en la web de JOIMAG el 13-10-2.019. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí:

https://www.joimag.it/affinita-elettive-dallo-sbarco-in-normandia-a-quello-in-siria/?fbclid=IwAR0C_lbbS4wRDHU2fCLR6KfBWDwQHkDpF1G0Vfh267zK73sL5C6Ac830OS4

CLAUDIO VERCELLI.

AMBOS PUEBLOS COMPARTEN UN ENFOQUE MILITANTE DE SUS PROPIOS PROBLEMAS, HACIENDO PALANCA SOBRE SÍ MISMOS Y NO ESPERANDO POR LOS DEMÁS PARA HACER EL PRIMER MOVIMIENTO.

Por lo que respecta a Israel, esta historia tiene una lección inmediata y una conclusión a largo plazo. La conclusión inmediata es que el deseo de alejar a las fuerzas iraníes y las milicias chiíes de Siria no está para nada próximo a su realización. Rusia vendió las promesas estériles de Israel, que desaparecieron después de aproximadamente seis meses, y los Estados Unidos no son entusiastas de echar una mano. Y aunque las Fuerzas de Defensa de Israel conquistaron un extraordinario resultado en la serie de enfrentamientos con los Guardias de la revolución iraníes en Siria la pasada primavera, esto no significa que Teherán haya renunciado a sus planes. La lección a largo plazo es que Trump, en su situación, se convirtió en alguien de quien uno no puede fiarse. Aun siendo en lo fundamental solidario con Israel, y aunque esté rodeado de familiares, consejeros y personas que son judíos, Trump está en graves dificultades y actúa de un modo tan irregular que el gobierno israelí no puede estar seguro de su apoyo a largo plazo”.

Así lo dice Amos Harel, analista destacado de “Haaretz”. Para aumentar la dosis, llega después Herb keimon, que escribe, en estos días, en el Jerusalem Post, las no menos inquietantes notas en las que dice: “la presencia de las tropas estadounidenses en las áreas controladas por los kurdos en la Siria oriental le impidió hasta el momento presente a Teherán completar el arco chií que llevaría la influencia de Irán hasta el Mediterráneo, pasando sin solución de continuidad a través de Irak, Siria y Líbano. La presencia de los Estados Unidos en Siria oriental era lo que le impedía a Teherán transportar armas modernas y potentes vía tierra, a lo largo de aquel arco, hasta las agradecidas manos de Hezbollah en el Líbano. Era, luego, una zona colchón de crucial importancia (….) Con la presencia americana y el apoyo americano a los kurdos, podemos de algún modo contener el peso de Irán en la región, cosa que es extremadamente importante (….) La presencia americana era también una carta que podía ser jugada con los rusos para convencerlos a empujar a los iraníes fuera de Siria. A los rusos no les gusta la presencia americana en el área, y, en consecuencia, los Estados Unidos podían decir: “¡ usad vuestra influencia para hacer salir a Irán, y nosotros nos iremos !”. Pero ahora los Estados Unidos están marchando sin que los rusos – al menos por lo que puede saberse – estén haciendo nada para hacer salir a los iraníes”.

Que la Turquía del sultán Erdogán se preparara desde hace tiempo para un ajuste de cuentas con los kurdos de la Siria septentrional, considerados como “terroristas” a extirpar como el cardo, era bien sabido. Un secreto a voces. La controvertida elección del presidente Donald Trump de retirar el pequeño contingente americano asentado en aquella área, entre Tal Abyad y Ras al Ain, resultó ser, entonces, el semáforo verde para la acción de la que se oyera hablar desde hace tiempo. Con toda probabilidad, esta última se detendrá únicamente cuando Ankara haya creado un espacio colchón entre los quince y los treinta kilómetros, entre sí misma y el resto de Siria. Por lo demás, en su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas del pasado 24 de septiembre, el presidente turco había hecho una alusión indirecta al posible alargamiento de la misma zona hasta Raqqa y Deir Ezzor, dos cientos kilómetros en el interior del territorio sirio. En cuyo caso, no sólo los kurdos, sino Siria en su integridad, se arriesgaría a acabar otra vez en una extenuante guerra civil, escasamente atenuada.

Eso si, otro objetivo es el de neutralizar, o en todo caso redimensionar, el potencial defensivo y ofensivo de las Fuerzas democráticas sirias (una coalición de milicias compuesta no solo por kurdos, pero dirigida por estos, hasta la semana pasada con el apoyo americano), percibidas como brazo armado del Partido de los trabajadores del kurdistán, el PKK, que en Turquía, además de ser ilegal, es considerado al mismo tiempo una peligrosísima amenaza para la seguridad nacional. Algunas consideraciones latentes: Ankara espera que los kurdos abandonen “voluntariamente” el área de su interés, para efectuar una especie de intercambio étnico: fuera los incómodos vecinos, trituración de las residuales posibilidades de una vía a la independencia para uno futuro Estado kurdo e introducción en los territorios de aproximadamente tres millones de prófugos sirios aprovechando el colchón bajo el afectuoso y premuroso patrocinio de las fuerzas armadas fieles al Sultán.

Detrás de la operación militar existe también un cálculo demográfico: reducir presencia (e impacto político) de los independentistas en una tierra tradicionalmente poblada por muchos kurdos, reforzar la discordancia entre los disidentes turcos, atenuar el impacto de los refugiados sirios en el oriente turco, concentrándolos en una zona de verdadera prisión y reactivar, aunque sea en decimosexto lugar, las ambiciones de corte neo-otomana y panturánica. Desde este punto de vista, la ofensiva militar en marcha tiene el posterior objetivo de redimensionar la presencia kurda no sólo en Siria, sino también en la Anatolia. Más allá de la presencia, hoy por hoy en vías de progresiva desarticulación, de las Fuerzas democráticas sirias, existente a inquietante fantasma de los millares de ex combatientes del Estado islámico (…) No son sólo los milicianos detenidos, sino sus familias, partiendo de los que viven en el campo de prófugos de Al Hol.

Las por lo demás endebles garantías de un Trump dubitativo, que declaró que el control de estos últimos sería transmitido a manos turcas, no convencieron a nadie. Con toda probabilidad, del caos que se está generando en estos días, los cortapescuezos del Daesh sacarán ventaja, volviendo librementeen libertad. Imposible para las fuerzas kurdas continuar controlándolos mientras deben reaccionar a los ataques turcos y, en el límite de lo posible, garantizar el éxodo de la población. Israel, en este escenario sombrío, tiene una posición precisa. Con una historia a sus espaldas. En los pasados días, el premier Benjamin Netanyahu “condenó firmemente” la actuación turca, ofreciéndole mientras asistencia humanitaria a sus víctimas. Textualmente: “Israel condena firmemente la invasión turca de las áreas kurdas en Siria y ponen en guardia contra la limpieza étnica de los kurdos por parte de Turquía”. Además: “Israel está preparado para extender la asistencia humanitaria al valiente pueblo kurdo”. La militar ciertamente que continúa, pero inadvertida. El primer ministro saliente no mencionó directamente la decisión de Trump que desató la ofensiva de Ankara, pero la evocó implícitamente desde el momento en que, con ocasión del Yom Kippur, reiteró que en caso necesario, Israel debe fiarse sólo de sí mismo, al margen de las alianzas: “recordamos y aplicamos siempre el principio que nos guía: Israel se defenderá en solitario contra toda amenaza”.

Todavía más: “no aspiramos a ser una nación que vive sólo con ella misma, pero es así como fuimos obligados a hacer en el comienzo de la guerra del Yom Kippur”. Una específica referencia al hecho de que la ayuda americana llegó sólo cuando Washington había calculado maquiavélicamente que el potencial defensivo de Israel estaba reduciéndose dramáticamente. La respuesta turca no se hizo esperar. Fahrettin Altun, responsable de comunicación de Tayyip Erdogan, definió las afirmación del jefe del gobierno israelí así: “palabras vacías de un político caído en desgracia que tiene como perspectiva muchos años en prisión por corrupción , fraude y violación del deber de confianza”, garantizando además que “los kurdos sirios, incluyendo los 30.000 exiliados en Turquía, están protegidos por Turquía. Eliminaremos a todos los terroristas en el área y ayudaremos a los sirios a volver a casa”.

La hija de Netanyahu, Yair, puso en Twiter un hashtag titulado “Free Kurdistan”. Por otra parte, ya en el 2.014 el padre se había pronunciado a favor de un Estado kurdo independiente, elogiando “el compromiso y la moderación política” de los líderes de un pueblo que “es digno de su independencia política”. Guiando un común modo de ver entre las diversas fuerzas políticas israelíes y en la misma población, hacia el compartir esfuerzos activos para ayudar a los kurdos, la presidenta del partido de derechas “HaYamin HeHadash”, Ayelet Shaked, ministra de Justicia, volvió a lanzar un llamamiento a favor de la creación de un Estado kurdo. “Nuestra memoria nacional exige que rechacemos aceptar la violencia dirigida contra otra nación. Dado que esta es la marca de la fuerza a la cual los turcos están recurriendo contra el pueblo kurdo en el norte de Siria”. El interés regional de Israel, añadió Shaked, coincide con la formación de un Estado kurdo. Dado que: “los kurdos son la más grande nación del mundo sin un territorio independiente propio, con una población de 35 millones de personas. Es un pueblo antiguo que comparte un vínculo histórico particular con el pueblo judío”. E impresiona algo oir a la más grande exponente de un partido que se remite a una doctrina nacionalista y rígidamente conservadora elogiar a los kurdos porque ellos son “los más progresistas y los más occidentales de la región” sirio-iraquí-anatólica.

El sentido de las palabras debe ser siempre entendido contextualizándolo, pero se entiende mejor cuando Shaked añade que ellos “son la principal fuerza que combatió el ISIS y sufrió millares de muertos, bajo una dirección conjunta de hombres y mujeres. El mundo occidental debería apoyarlos”. La larga historia de las relaciones preferenciales entre israelíes y kurdos se alimenta de más elementos. Existe un aspecto geopolítico, aquel por el que el Kurdistán independiente constituiría un territorio nacional de separación entre Irán y Turquía. No menos, para Jerusalém, la posibilidad de construir una parternship estratégica en el curso del tiempo garantizaría un paso adelante contra el aislamiento regional que debió padecer desde su origen, atenuado únicamente por su alianza con los Estados Unidos que, de todos modos, hoy parece matizarse. Washington está lejos físicamente, aun más que políticamente. Mientras el Medio Oriente cambia.

La relación preferencial no es puesta en discusión, pero por sí misma ya no es suficiente, al menos no en perspectiva. Otro dato a tener en consideración es la asociación, no importa lo que tenga de romántica e idealista, entre el sionismo y el independentismo kurdo. Desde Jerusalém, la idea del resurgimiento nacional como fundamento de la propia identidad, permanece todavía como un valor transversal, al margen – después – de las concretas declinaciones que cada fuerza política le dé a eso. Otra vez Ayelet Shaked: “los kurdos son un pueblo antiguo, democrático y pacífico que nunca atacó a ningún país”. Haciéndole de contrapunto, el diputado de “kahol Lavan” Zvi Hauser, para quien “Israel, en tanto Estado nación de una minoría étnica de Medio Oriente, no puede cerrar los ojos ante los sufrimientos de los kurdos de la región”.

También porque “la muerte y la expulsión de los kurdos provocará una ola de refugiados, cambiará la realidad demográfica y aumentará la inestabilidad, también desde el punto de vista de Israel. Que debe interiorizar las nuevas reglas de juego en la región en relación a todos los desafíos por llegar”. Ambos pueblos, según Jerusalém, tienen en común un enfoque militante de los propios problemas, haciendo palanca sobre sí mismos y no esperando que sean otros los que den el primer paso. El tema de la laicidad (ampliamente debatido en estas últimas elecciones) es además un posterior factor de reforzamiento en la reciprocidad identitaria. En este caso es entendido sobre todo como rechazo de la ideología política que utiliza la religión como elemento para ordenar la sociedad.

Luego, la aversión existencial en relación con el islamismo radical, es quizá el eje más fuerte, al menos desde el punto de vista político. Va en este sentido el énfasis en el compromiso armado de las mujeres, combatientes en primera línea contra los islamistas, al mismo tiempo que la presencia femenina en todas las instituciones israelíes, partiendo del mismo ejército. Una tecla a pulsar también para afirmar la posición de los partidos no religiosos contra la ultraortodoxa, que le da un acento bien diferente a la función femenina. La relación entre kurdos e israelíes no es, entonces, ocasional ni parece estar destinada a agotarse. Para ser entendido, al conjunto de visiones complotísticas, simplistas o de conveniencia (remitirse al “expansionismo sionista”) debe ser entendido en cambio dentro de la conciencia de un cambio estructural de las configuraciones regionales, de las que Jerusalém cada vez con más fuerza deberá hacerse cargo. Buscando socios electivos también en el campo.



14) ..... Jerusalém.

Publicado en la web de MOKED (portal del judaísmo italiano) el 7-12-2.017. Traducido por Administrador. Original aquí:

http://moked.it/blog/2017/12/07/gerusalemme-7/

SERGIO DELLA PERGOLA (Universidad Hebrea de Jerusalém)

El discurso de Donald Trump ayer a la tarde parecía copiado íntegramente del artículo de Daniel Reichel aparecido pocas horas antes sobre estas páginas. ¿Qué cambia? De hecho, nada. La embajada americana permanece en Tel Aviv, y permanecerá largo tiempo. Los lugares santos están todos bajo la tutela de las respectivas autoridades religiosas, y continuarán estándolo. La autoridad sobre la Explanada de las Mezquitas/Monte del Templo es el Wakf musulmán, y así seguirá siendo. Desde 1.948 el Estado de Israel tenía una capital, Jerusalém, y continúa teniéndola y todos lo saben. Desde 1.948 los Estados del mundo – con alguna excepción en el pasado – no reconocen a Jerusalém como capital, pero los embajadores deben ir allí para presentar sus credenciales al Presidente de la república o para reunirse con el Primer ministro o el Ministro de Exteriores. El no reconocimiento de 1.948 a 1.967 no puede tener nada que ver con la incorporación de los barrios orientales después de la Guerra de los seis días, lo que viene a demostrar que ni siquiera los barrios occidentales son reconocidos como parte de Israel. Lo que nos retrotrae hasta la resolución y el plan de partición de la ONU del 29 de noviembre de 1.947, en el que efectivamente Jerusalém, pero también Belén, eran parte de un cuerpo separado. Por tanto, lo que no es reconocido son las fronteras de 1.948, no las de 1.967, el problema no es Jerusalém, sino Israel. De las 124 embajadas italianas en el mundo, la de Tel Aviv es la única que no se encuentra en la ciudad capital. El el mundo, por tanto, no existen otros conflictos que reclaman extrema cautela diplomática. Por lo demás, el Papa durante 59 años no ha reconocido Roma como capital de Italia.

Aquí entre nosotros, toda esta puesta en escena colectiva en el curso de casi 70 años no ha producido hasta hoy resultado político alguno. Quizá vale la pena cambiar el guión. Si se producen resultados violentos a continuación de la declaración de Trump, por lo menos no será a causa de una acción cometida por Israel, sino por los Estados Unidos de América. Las naciones del mundo están invitadas a poner en práctica sus eventuales sanciones contra los USA, si tienen el valor, no contra Israel, que nada tiene que ver.









SÉPTIMO. ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA (6 TEXTOS).

1) Nacen los U.S.A.

En un emotivo artículo sobre Johhny Cash, con motivo de su desaparición, Bob Dylan decía de la voz de América: “Él es, en verdad, la esencia de la tierra y del territorio, la encarnación de su corazón y de su alma y de todo lo que significa estar aquí”. Emocionante, sin duda. Y merecido.

Tantas veces nos hemos emocionado con las voces de estos dos. Y con la de Willie Nelson. Y la de Emmylou Harris. Y tantos otros y otras.

Como con "La puerta del cielo", de Michael Cimino. Y con aquel discurso de Luther King cuando “tuvo un sueño”. Y tantas y tantas cosas más. Como los paisajes áridos (con sabor profético, mesiánico, apocalíptico) de los desiertos del Medio Oeste, de las tierras desérticas que atravesaban tantos en busca de aquella Tierra Prometida que California quería ser.

No hablamos de la santidad de las barras y estrellas. En absoluto. Hoy solo nos centramos en aquello que más nos llega.

Nación creada progresivamente, magnífico el mapa que la revista italiana de geopolítica LIMES nos ofrece en el artículo que lleva el título “La nascita degli USA (1.763-1.783)”. Aun lejos de la guerra de secesión. Vale la pena verlo.

Con el color rosa se indican las colonias y posesiones inglesas, en tanto el naranja indica las fronteras de “los 13 estados” -estamos en el año 1776-. La línea viola y azul marca la frontera entre territorios “franceses” e “ingleses -fruto de la llamada “Paz de París”, 1763.

Otro mapa muestra los “Estados fundadores”, los “13 Estados de la unión”; a saber: Massachusetts, New Hampshire, Rhode Island, Connecticut, New York, New Jersey, Pennsylvania, Delaware, Maryland, Virginia, North Carolina, South Carolina y Georgia.

Continuaba, en aquel entonces, como posesión británica la llamada Florida Oriental.

Mapa que procede, se nos dice, del artículo “La repubblica degli oligarchi”.

http://www.limesonline.com/la-nascita-degli-usa-1763-1783-2/77686, la nascita degli USA



2) Estados Unidos vaticanos.

Publicado en LIMES el 30-4-2014. El mapa es de Francesca La Barbera. La traducción es de Administrador. Aconsejable ver el mapa citado. Original aquí.: http://www.limesonline.com/stati-uniti-vaticani/59825

Con un ajuste inédito y nombramiento de cardenales contra las tendencias del pasado, Francesco en cambio escondió sus cartas. Más que por los temas ético-sexuales, de ahora en adelante el sucesor de Pedro tiene la intención de entregarse por las cuestiones sociales y económicas. Su apoyo no será más patrimonio exclusivo de los conservadores.

Llenos de sorpresa, los dos partidos de América buscan adaptarse y de hacer girar a su favor el nuevo curso de la Iglesia universal.

No tanto por atraer el enmascarado "electorado católico" – a pesar de los lugares comunes , desde hace décadas el voto de los católicos refleja fielmente el del resto de la población - como por explotar la popularidad de Francesco.

Para Obama se trata de ennoblecer su herencia política, tal vez añadiéndole algún éxito legislativo. Para republicanos y demócratas el objetivo es (re)definir su rol en el panorama nacional, en la tentativa de adjudicarse las próximas consultas parlamentarias y presidenciales.

En todo caso un cambio de época. Reto para lo Grand Old Party, que por veinte años ha sido interlocutor privilegiado de los obispos.

………….

El mapa representa la distribución de los católicos en los Estados Unidos, las provincias eclesiásticas y las dióceses. Un más elevado porcentaje de católicos corresponde un color más oscuro en el mapa. En los cuadritos está escrito el porcentaje de católicos y protestantes.

http://www.limesonline.com/stati-uniti-vaticani/59825



3) Secesión .... en guerra.

Publicado en la revista LIMES el 26-9-2.013. Traducido al español por Administrador. Original: http://www.limesonline.com/la-guerra-di-secessione-1861-1865/51855

En el Norte prevalecieron por varias razones, entre las cuales destaca la visión política de Abraham Lincoln. En 1.862, durante su discurso anual al Congreso, Lincoln describe la guerra como una “lucha del pueblo” por un gobierno “que tenga por fin principal elevar la condición del hombre, aliviar a cada individuo de los pesos impuestos por sus semejantes y buscar poner las condiciones para que todos puedan tener una oportunidad en la lucha por la existencia”.

Dos años después el Presidente presenta la cuestión en términos más personales, hablándole a un grupo de soldados: “Me encuentro ocupando temporalmente esta gran Casa Blanca; soy testigo del hecho de que vuestros hijos pueden esperar ocupar un día mi puesto. Es con el fin de que cada uno de vosotros pueda tener una oportunidad igualitaria de sacarle partido a su inteligencia y a su iniciativa en este gobierno libre del que disfrutamos; a fin de que vosotros podáis tener iguales privilegios en la lucha por la existencia, con todas sus aspiraciones humanas: es por esto por lo que debemos continuar la lucha, para no perder nuestros derechos de nacimiento”.

Uno de los aspectos que más impresiona de la retórica de Lincoln – caracterizada por su constante referencia a la "lucha por la existencia" – es la importancia que los americanos le asignaron siempre a la acción individual como ingrediente indispensable en la realización de sus utopias personales. La fortuna no puede ser nunca desterrada, pero no basta nunca con ella para explicar el éxito o el fracaso. El sueño fue siempre competitivo - también para los puritanos, que creían poder influir sobre sus posibilidades de salvación más que los católicos o sus correligionarios protestantes -.

Desde entonces, para muchos americanos las victorias reales o imaginarias no tienen sentido alguno si no existen también derrotas: por lo que hay un cierto grado de brutalidad en la base del sueño americano.

La guerra de secesión del 1861-1865. La línea roja demarca las fronteras por el Norte de la Confederación de los Estados Americanos, mientras la línea azul sombreada indica el bloque naval de la Unión. En marrón a rayas amarillas las conquistas de la Unión.

El comercio de esclavos. Los círculos amarillos indican los puertos especializados en el comercio de esclavos, mientras los colores distinguen los Estados abolicionistas (amarillo), Estados esclavistas (marró claro) y los territorios abiertos a la esclavitud por la Juicio Scott de 1.857.

To ello puede verse en el mapa que acompaña al artículo original.

Mapa y cita de “American dream: l ´utopia immanente alla prova della storia”, artículo prente en “Utopie del tempo nostro”



4) U.S.A./grupos étnicos.

Publicado en la revista italiana de geopolítica LIMES el 17-5-2012. Traducido al español por Administrador. El original puede leerse aquí:

http://www.limesonline.com/i-gruppi-etnici-negli-usa/35182

En el año que acaba de terminar, en julio de 2.011 por primera vez en la historia los recién nacidos estadounidenses blancos han sido una minoría respecto de aquellos de otras etnias. Un mapa sobre la distribución de los grupos étnicos en los USA.

Mapa traído del cuaderno especial "La Cina spacca l`Occidente" (revista LIMES).

En el mapa se representan los condados de los Estados Unidos con el respectivo grupo étnico mayoritario: blancos, negros, hispanos, indios americanos y nativos de Alaska.



5) EEUU: emigración europea.

Poco antes de sorprendernos con el “asunto Cuba”, Obama sorprendió al mundo con la masiva - por millonaria - regularización de inmigrantes.

Procedentes en la actualidad en gran medida del propio continente americano, durante el Siglo XIX y buena parte del XX contingentes gigantescos de europeos emprendieron el éxodo hacia el que fue llamado país de las oportunidades.

En el artículo Emigración europea hacia los USA, publicado por la revista LIMES, se contienen mapas que nos hablan de la importancia de estos flujos, concretamente en el periodo de 100 años comprendido entre 1.820 y 1.920.

Uno alude a la aportación “nacional” de estas migraciones, distinguiéndose entre países de mayor número (en verde, más de 23 millones) y los de menos aportación, con 4 millones en total (en color marrón).

El otro nos indica las principales olas migratorias, señaladas con la línea roja: polacos, checos y húngaros, además de escandinavos y alemanes (Noreste) y (al Este) hebreos, irlandeses, rusos e italianos.

Los porcentajes de población nacidos fuera delos EEUU se marcan con colores: más del 30%, en marrón; en amarillo, entre el 10 y el 30%; entre el 1 y el 10%, con marrón claro.

Ver: http://temi.repubblica.it/limes/lemigrazione-europea-verso-gli-usa/52301?printpage=undefined Migración europea hacia USA.



6) Rumbo al Oeste. Siglos XVIII y XIX.

Ver el original: http://temi.repubblica.it/limes/lespansione-ad-ovest-1783-1845/51846?printpage=undefined

Uno de los temas más llevados al cine, sin duda. Entre 1.783 y 1.845 se dio la expansión hacia el oeste.

En el mapa publicado en el articulo de LIMES titulado La expansión hacia el Oeste (1783-1845), documento de la autoría de Laura Canali, podemos observar:

1º) Las áreas disputadas entre Estados Unidos y Gran Bretaña. En color verde los Territorios del Noroeste, posesiones inglesas, en amarillo y naranja el territorio disputado de Oregon, en marrón claro las ex-posesiones españolas.

2º) En el rectángulo de la derecha, la independencia texana entre 1.835 y 1.845. La flecha negra indica la tentativa de invasión mexicana del 1.835-36, mientras en verde las colonias que habían obtenido concesiones de México hasta 1.830.

3º) Más allá de las fronteras de la República Texana (línea roja), en marrón claro y a la izquierda los territorios reivindicados por Texas, en amarillo y rosa a la derecha el territorio cedido a Texas por los Estados Unidos (1840).

Imagen: Pixabay.


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