Sionismo (2). Textos

 



"La esencia de la traición no es que el traidor se levante repentinamente y abandone el círculo limitado de los leales y fieles. Sólo un traidor superficial actuaría así. El traidor interior y profundo es el que está más en el centro. En el fondo del corazón: los más parecidos, los más implicados y los más relevantes al asunto. El que más se parece a los demás, incluso más que los demás. El que realmente ama a los que traiciona, porque si no los ama, ¿cómo los traicionará?” (“Una pantera en el sótano, Amos Oz, Ed Siruela, p. 173).

 

(1). Fragmentos de “Mi vida” (libro autobiográfico de Golda Meir).

 

Título: Mi vida.

Autora: Golda Meir.

Idioma de edición: español.

Ed: Plaza y Janés.

Pp: 510.

1) “ …. En cuanto a lo de que los judíos eran un pueblo elegido, nunca lo acepté por completo. Me parecía – y me sigue pareciendo – más razonable creer, no que Dios eligió a los judíos, sino que los judíos fueron el primer pueblo que eligió a Dios, el primer pueblo en la historia que había hecho algo verdaderamente revolucionario y esta elección era lo que les otorgaba su singularidad” (p. 12).

2) “Más de cincuenta años después – cuando había cumplido ya los setenta y uno y era Primer Ministro, volví unas horas a la escuela. No había cambiado mucho en todos aquellos años, salvo que la gran mayoría de sus alumnos eran ahora negros, no judíos como en 1906. Me recibieron como si yo fuese una reina. Formados en filas sobre el crujiente y viejo escenario que tan bien recordaba, recién lavados y tan limpios como los chorros del oro, me obsequiaron con canciones yiddish y hebreas y alzaron sus voces para entonar a pleno pulmón el himno israelí Hatikwah, que hizo que se me llenaran de lágrimas los ojos” (pp. 32-33).

3) “ …. Milwaukee era una ciudad de inmigrantes y poseía una gran tradición socialista, un alcalde socialista durante muchos años y el primer congresista socialista de América, Victor Berger ….” (p. 34).

4) “…. En 1944 sucedían continuamente cosas terribles y me sentí un poco preocupada cuando vi un grupo de amigos delante de la casa en que vivía, en la calle Hyarkon. Mes estaban esperando. “Ha muerto Berl”, dijeron. No había nada más que decir. Salí inmediatamente en dirección a Jerusalém. Ben Gurion estaba en Haifa aquella noche, pero cuando supo la noticia, nadie se atrevió a hablarle. Se pasó toda la noche en la cama, llorando y estremeciéndose convulsivamente. Había perdido al único hombre cuya opinión había estimado siempre, quizá su único amigo verdadero” (p. 140).

5) “ …. La minoría (compuesta, entre otros, por los representantes de la India, Irán y Yugoslavia, todos los cuales poseían abundantes poblaciones musulmanas) proponían un Estado federal árabe-judío ….” (p. 230).

6) “El avance más inexorable era el de los egipcios, aunque, de todos los ejércitos invasores, los egipcios eran los que menos tenían que ganar. Abdullah tenía razón. Era una mala razón, pero existía y él podía definirla: quería la totalidad del país y especialmente Jerusalén. Líbano y Siria también tenían una razón: esperaban poder repartirse entre ellos Galilea. Iraq quería participar en la sangría y como beneficio residual adquirir una salida al Mediterráneo a través de Jordania si era necesario. Pero Egipto no tenía absolutamente ningún objetivo bélico, excepto el de saquear y destruir todo lo que los judíos habían construido ….” (pp. 254-255).

7) “Me gustaría responder, de una vez por todas, a la pregunta de cuantos árabes palestinos abandonaron realmente sus hogares en 1.947 y 1.948. La respuesta es: como máximo, 590.000. De ellos, unso 30.000 inmediatamente después de la resolución de partición de las Naciones Unidas en noviembre de 1.947; otros 200.000 lo hicieron a lo largo de ese invierno y de la primavera de 1.948 (incluyendo la gran mayoría de los árabes de Haifa), y después de la creación del Estado en mayo de 1.948 y la invasión árabe de Israel, huyeron otros 300.000 árabes más ….” (p. 308).

8) “ …. Durante años pareció no haber en Israel nada que los birmanos no admirasen o quisieran emular, y como único Estado socialista de Asia era natural que se sintieran profundamente interesados en nuestra clase especial de socialismo, en el Histadrut, el movimiento de los kibbutzim y la forma en que habíamos creado un Ejército de ciudadanos y lo habíamos convertido en una de nuestras más eficaces instituciones educativas, con un Congreso Educativo que estaba enseñando a leer y escribir a millares de niños pertenecientes a familias inmigrantes y culturalmente indigentes (y en muchos casos también a sus madres)” (p. 377).

9) “El propio Mapai se había visto críticamente debilitado por la secesión del Rafi (el partido escisionista presidido por Ben Gurión y Dayán) y, a decir verdad, nunca se había recuperado por completo de la escisión, mucho más antigua (en 1944), del Achdut Ha-Avodah ni de la formación, cuatro años después, del antioccidental y marxista Mapam, nutrido principalmente por los miembros de los kibbutzim más radicales y por cierto número de jóvenes intelectuales que todavía acariciaban la idea de que era posible un acercamiento soviético-israelí y de que podría lograrse con sólo que Israel lo deseara fervientemente” (p. 386).

10) “…. En enero de 1968 se formó el partido laborista de Israel – una unión del MapaiAchdut Ha-Avodah y Rafi -, y en febrero fui elegida su secretario general. En realidad, se trataba sólo de una unificación parcial todavía, una federación de tres partidos y haste el año siguiente no se creó la alineación más amplia – Ma´arach como se denomina en hebreo – que implicaba también una alianza con el Mapam ….” (p. 412).

 

(2). Un par de fragmentos de “Autoemancipación” (libro de Leon Pinsker).

Título: Autoemacipazione.

Autor: Leon Pinsker.

Idioma de edición: italiano.

Ed: Il melangolo.

Pp: 70.

1) “….Para llegar pronto a la solución de nuestro problema, debemos intentar no pretender demasiado. La cosa ya es bastante difícil en sí misma. El objetivo de nuestras aspiraciones actuales no debe ser la “Tierra Santa”, sino una tierra nuestra. No necesitamos nada más que una vasta extensión de tierra para nuestros pobres hermanos, una tierra que siempre sea nuestra y de la cual ningún gobernante externo puede expulsarnos. Allí nos llevaremos nuestras cosas más sagradas que salvamos del naufragio de nuestra antigua patria, la idea de Dios y la Biblia. Dado que estas eran las cosas que hicieron sagrada nuestra antiguapatria, no Jerusalém o el Jordán. Quizás la Tierra Santa pueda volver a convertirse también en nuestra tierra. Si es así, ¡ tanto mejor ¡ Pero antes que nada, debemos decidir, – y este es el punto esencial – qué país podemos conseguir y al mismo tiempo poder ofrecer a los judíos e todos los países, que se verán obligados a abandonar sus casas un refugio seguro e indiscutible, un lugar donde encontrar trabajo productivo” (p. 58).

2) “Quien tenga un poco de inteligencia, aunque sea modesta, debe comprender a primera vista que la compra de tierras en América, un país de muy rápido desarrollo, no es una empresa arriesgada, sino un negocio lucrativo. (….).

(….) este cambio no puede efectuarse mediante la emancipación civil de los judíos en uno u otro Estado , sino unicaente mediante la autoemancipación del pueblo judío como nación, mediante la fundación de una comunidad colonial puramente judía que se convierta un día en nuestro hogar inalienable, nuestra patria” ( p. 67).

 

(3). 4 breves fragmentos de “El Estado Judío” (libro de Theodor Herzl).

Título: O Estado judeu.

Autor: Theodor Herzl.

Idioma de edición: portugués.

Ed: Independently published (4-1-2019).

Pp: 135.

1) “Entonces, si los gobiernos están dispuestos a otorgar al pueblo judío soberanía sobre algún territorio neutral, la Sociedad entablará una discusión sobre el territorio que será tomado en posesión. Se deben tener en cuenta dos países: Palestina y Argentina. En ambos países se llevaron a cabo notables intentos de colonización, basados en el principio equivocado de la infiltración paulatina de los judíos. La infiltración debe acabar siempre mal, pues inevitablemente llega el momento en que el gobierno, presionado por la población que se siente amenazada, prohíbe la inmigración de judíos. En consecuencia, la emigración solo tiene sentido cuando su base es nuestra soberanía garantizada ”(p. 45).

2) “Nos acostumbraremos de la jerga mezquina y corrupta, los lenguajes de gueto que usamos actualmente. Eran la forma clandestina de hablar de los cautivos… ”. (pág.120).

3) “¿Tendremos entonces una teocracia? No¡ La fe nos mantiene unidos, la ciencia nos libera. Por lo tanto, no permitiremos que surjan veleidades teocráticas en nuestros sacerdotes. Sabremos retenerlos en sus templos, así como retendremos nuestro ejército profesional en el cuartel (….) Cada uno es libre de profesar su opinión religiosa como no religiosa, como lo es con respecto a su nacionalidad (….) (p. 121).

4) “Imagino una bandera blanca con siete estrella doradas. El blanco significa vida nueva, pura; las estrellas simbolizan las siete horas doradas de nuestra jornada laboral. ya que los judíos van al nuevo país bajo el signo del trabajo” (p. 123).

 

(4). Fragmentos de “Il sionismo politico” (libro de David Bidussa).

Título: il sionismo politico.

Autor: David Bidussa.

Idioma: italiano.

Ed: Edizioni Unicopli

Pp: 213.

1) “Si, por tanto, las potencias se muestran dispuestas a garantizar al pueblo judío la soberanía de un territorio neutral, la Society se cupará del territorio a elegir. Dos regiones son tomadas en consideración: Palestina y Argentina. Notables intentos de colonización tuvieron lugar en ambos lugares” (p. 83).

2) (Texto de Chajm Nachman Bialik, en el Discurso de inaguración de la Universidad Hebrea de Jerusalém, 1925).

“Señores, una antigua leyenda judía dice que en el momento de la redención, las Sinagogas y las escuelas de la Diáspora serán transportadas con su mismo terreno a Eretz israel. Es evidente que esta leyenda no podrá realizarse plenamente. La escuela de estudios judíos y científicos levantada sobre el Monte Scopo será muy diferente, sea por los materiales, sea por el contenido y la forma, de las viejas escuelas” (pp. 177-178).

3) (Texto de Martin Buber, de “Renacimiento nacional para una tarea supranacional”, 1929).

“El sionismo es una cosa diferente que nacionalismo judío. Con gran razón nos llamamos sionistas y no nacionalistas judíos; porque Sión es más que “nación”. Sionismo es conciencia de una pecualiaridad. “Sión” no es una noción genérica como “nación” o como “Estado” sino que es un nombre, es la designación de algo que es único e incomparable.

Y no es tampoco una designación geográfica como Canaán o Palestina, sino que desde tiempo inmemorial es el nombre de una cierta cosa que debe nacer en un determinado lugar geográfico de nuestro planeta” (p. 181).

 

(5). "Los sionismos, entre perfección y realidad"

Publicado el 8-6-2020 en la web de JOIMAG. Traducido por Administrador, el original puede verse aquí: https://www.joimag.it/i-sionismi-tra-perfezione-e-realta/?fbclid=IwAR1G9soWn7ZtdBzXn-TsVJxTQFt12syhJfgZ53GA5IhTKhnbCtrJM_Kb5GQ

GIORGIO BERRUTO.

¿QUÉ LE PASA A UN SUEÑO CUANDO DEBE CONFRONTARSE CON LO REAL?

¿Sionismo o sionismos? Ya en los tiempos del primer Congreso sionista, que se celebró en Basilea en el 1897, era para todos evidente a inexistencia de un único, monolítico, sionismo. En los años siguientes, mucho cambió, pero no la pluralidad de los sionismos, que más bien se vio aumentada mientras crecía la presencia judía en la Palestina primero otomana y después mandataria: del sionismo tolstoiano de Gordon, que invitaba al regreso a la tierra, dibujando una figura de intelectual agricultor en la estela del Levin de Ana Karenina al cultural y antinacionalista de Buber, al anti-asimilacionista fundado sobre el estudio de las fuentes de Gershom Scholem, etc. Hay quien dice que el sionismo, o mejor, los sionismos, se extinguieron con la fundación del Estado en el 1948 y quien piensa que hoy, en condiciones diferentes, describen el Estado mismo o el deseo de convivencia o de paz o aun el impulso hacia las anexiones de las regiones bíblicas de Judea y Samaria. Querría tomar en consideración únicamente aquellos que tuvieron más éxito y reflexionar sobre la relación entre estos y una realidad que habitualmente los contradijo, a veces incluso de modo clamoroso, hasta cambiarlos desde dentro.

Herzl: un Estado entre estados – La visión que Theodor Herzl desarrolla en “El Estado judío” hunde sus raíces por una parte en la idea optimista del progreso, con el que los hombres saben mejorar su propia condición, y por la otra en lo que en aquellos tiempos era llamado el “concierto de las naciones”, esto es, el conjunto de las relaciones diplomáticas entre estados que en el Ottocento jugaba un papel nuevo y central. Según Herzl, como para casi todos sus contemporáneos, existe un problema judío, pero – y aquí está la originalidad de la reflexión del periodista húngaro – este problema es de asimetría. Mientras el pueblo italiano tiene un Estado, Italia, el francés, Francia, etc, el pueblo judío no tiene ninguno, y es esta falta lo que genera el odio hacia el pueblo sin tierra, esto es, el antisemitismo. En un mundo de estados nación, el día en el que los judíos tengan un estado, el antisemitismo se apagará naturalmente, porque es esta falta lo que lo provoca. Por eso no hace diferencia entre que el Estado nazca en Medio Oriente, en Ugando o en otro lugar.

Rav Kook: reunir alma y cuerpo – Rav Avraham Yitzchak HaCohen Kook debe parte de la popularidad de la que aun hoy disfruta en Israel y en otros lugares al hecho de haber sido de los pocos rabinos sionistas de la primera hora. Kook comparte con Herzl la idea de que existe un “problema judío”, pero la descripción que de esto hace no tiene que ver con el humanismo, sino con la mística. Según Kook, existe una relación esencial y existencial entre el pueblo judío y la Tierra de Israel, esto es, las regiones bíblicas. La tierra, en otras palabras, no es un objeto externo que se puede desear o rechazar, sino una parte del pueblo, esto es, de su identidad. Aquí es interesante el entrecruzamiento entre temas de la cultura romántica europea y el misticismo. La diáspora es escisión del alma (el pueblo) del cuerpo (la tierra de Israel), y esta separación violenta comporta la mortificación del espíritu, la oscuridad del exilio. Objetivo de los judíos para recuperar su identidad dividida, esto es, a ellos mismos, es entonces unirse a la tierra de Israel como el alma se une al cuerpo.

El Kibbutz: la vida total – Los de Herzl y rav Kook no son los únicos sionismos que se ponen el objetivo de la solución de un “problema judío” que afirman, y no son los únicos que piensan esta solución en términos de una redención capaz de acabar con el exilio (exilio de la humanidad, según Herzl, de ellos mismos, según Kook). Un tercer sionismo de gran éxito que formuló la cuestión en términos análogos es el del kibbutz, durante décadas modelo guía para los judíos bajo el mandato británico y después bajo el Estado de Israel. Según la cultura del kibbutz, ampliamente influenciada por el socialismo europeo, es indispensable para los judíos moverse desde el no lugar de la diáspora hacia tierra y aquí comenzar una vida nueva por medio del trabajo manual. Muchos kibbutzim prevén un modelo de vida total, esto es, autosuficiente. Un modelo, también en este caso como en los de Herzl y Kook, que aspira a la perfección.

Tres historias de fracasos – El nacimiento del Estado en el 1948 marcó los fracasos de los sionismos de Herzl y de rav Kook. La idea humanista de Herzl, según la cual la fundación del Estado habría decretado el fin del antisemitismo, fue contradicha cuando, a las pocas horas de la declaración de independencia, los ejércitos de los países árabes limítrofes le declararon la guerra a Israel; y continúa siendo contradicha hoy, en un derrocamiento paradójico de la doctrina del “padre del sionismo político moderno”, cuando uno de los rostros del antisemitismo es precisamente la deslegitimación del Estado judío (es suficiente una visual a las resoluciones ONU contra Israel para enterarse de eso). Pero en el 1948 también la idea mística de rav Kook sufrió un jaque, cuando el Estado nació no sobre las tierras de las que habla la Torah, sino en gran parte sobre aquellas que la Torah y los profetas describen como habitadas por pueblos idólatras: no en las alturas de Judea y Samaria, sino en la franja litoral. Después del 1967, cuando a continuación de una fulmínea guerra defensiva, Isarel ocupó las regiones bíblicas, los seguidores de rav Kook vieron la posibilidad de realizar aquel sionismo, pero en las décadas siguientes no pudieron hacer otra cosa que constatar una realidad que no podía ser ignorada: aquellas tierras no estaban y no están vacías, sino habitadas por otros. ¿Y el sionismo del Kibbutz? Hoy son pocos los restos que lo recuerdan, la mayor parte de los kibbutzim se transformó o se está transformando al tiempo que las transformaciones económicas y sociales del Estado.

Ben Gurión: el refugio – A causa del impacto devastador de la Shoah sobre los horizontes de pensamiento de los judíos sobrevivientes, pero también a continuación del rechazo por parte árabe, con la fundación del Estado en el 1948, el sionismo cambia. La pluralidad de ideas, esto es, de sionismos, que había marcado las décadas precedentes, es enrarecida por el imperativo del que se hace portavoz David Ben Gurión: tiempo de edificar. En los años cincuenta y sesenta no hay tiempo para debatir, procede construir un país casi desde la nada. En este contexto, el sionismo asume el significado de aseguramiento para la vida de los judíos, y el nuevo Estado de Israel es pensado y se propone activamente como refugio de las persecuciones y del antisemitismo difundidos en Europa Oriental, en los países árabes y en otros lugares. Un poco los sueños de regeneración y redención desaparecen y son sustituidos por la idea de que el Estado mismo, en cuanto existe, es el sionismo, y que en el sionismo, así pensado, reside la realización del judaísmo.

El principio de Amos Oz, o lo que es lo mismo, de sueño y realidad – Amos Oz decía que los sueños son indispensables dado que es de estos de los que se origina la realidad -. Con los sueños es posible darle una forma a la materia informe, organizar las confusas posibilidades a través de una idea, plasmar el caos originario del tohu vavohu* con una acción creadora, demiúrgica. Pero Oz continuaba diciendo que el sueño por si mismo no es suficiente porque desde el mismo momento en el que de este nace la realidad, el primero es ya traicionado. La paradoja del sueño es que precisamente cuando se realiza, se desvanece y su puesto es tomado por la realidad, que, a diferencia del sueño, es siempre imperfecta. Quizá también los sionismos, que por mucho tiempo fueron sueños para muchos judíos, deberían ser considerados como todos los sueños: modelos de perfección únicamente mientras son sueños, inevitablemente imperfectos cuando escogen confrontarse con la realidad.

 

(6). " "¿ Estado judío" o "Estado del pueblo judío”?""

Publicado en la web de HAKEILAH (Grupo de estudios en la Comunidad judía de Torino). Traducido del italiano por Administrador, puede verse el original aquíhttps://www.hakeillah.com/4_10_01.htm

YOSSI AMITAI*

Se hubiera estado en mi poder, habría intentado persuadir a los negociadores palestinos en las conversaciones de paz en curso con Israel para no insistir con su objeción al reconocimiento de Israel como “Estado judío”, y esto por dos razones:

-Primero: La definición de Israel como “Estado judío” se funda en la resolución de la ONU para la Partición de Palestina (aprobada en 1947) que, a nivel internacional, es el certificado de nacimiento del Estado de Israel.

– Segundo. En el curso de las últimas décadas, los medios de comunicación árabes (incluídos los palestinos) en la realidad de los hechos, se han referido a Israel como el “Estado judío”, sinónimo de su apelativo oficial universalmente reconocido, lo que es lo mismo, el “Estado de Israel”.

Al mismo tiempo, intentaría persuadir a los negociadores israelíes para que no insistieran con el partner palestino, como condición a priori, sobre el reconocimiento de Israel como “Estado judío”. También en este caso por dos motivos:

– Primero. El reconocimiento de Israel por parte de la OLP como “Estado judío” estaba implícito en el contexto de los acuerdos de Oslo, como se estipulaba en los documentos internacionales oficiales (en primer lugar, la Resolución de la ONU sobre la partición).

– Segundo. Cuando Israel firmó los acuerdos de paz con Egipto y Jordania, no insistió en tal condición y aceptó el reconocimiento por parte de ellos en estos términos, sin adjetivos ni descripciones. No existe motivo para reclamarle a los Palestinos esto que no le fue pedido a las otras partes árabes.

En todo caso, toda esta discusión es aparentemente irrelevante. El primer Ministro Netanyahu no pide que los negociadores palestinos reconozcan a Israel como “Estado judío”, sino como “Estado del pueblo judío”. Existe mucha diferencia entre estas dos nociones: realmente, “Estado judío” refleja tanto una situación étnica como una reivindicación política; la noción de “Estado del pueblo judío” refleja una tesis ideológica y tiende a reforzar en relación con la parte palestina la definición ideológica que ni los Palestinos ni ningún otro País árabe podrían aceptar. Desde un punto de vista palestino, una definición tal de Israel comporta una serie de consecuencias. Esta implica que un judío de Brooklyn o de París, aunque nunca hubiera puesto un pie en Israel, puede disfrutar de derechos civiles y nacionales privilegiados, contrariamente a un ciudadano árabe palestino de Nazareth o de Akko, cuyos antepasados estaban profundamente enraizados en este País por muchas generaciones. Añadiría a esto, bromeando, que si Israel es el “Estado del Pueblo judío”, entonces Benjamin Netanyahu es el “Primer Ministro del Pueblo judío”, lo que seguramente es una tontería sin sentido.

En todo caso, vale la pena recordar que los acuerdos de paz, en calquer tiempo y época, no tienen nunca un impulso ideológico, sino un impulso político pragmático. Si, a pesar de cualquier previsión, las negociaciones de paz en curso desembocaran en una paz Israel – Palestina (aun con más razón si una acuerdo global de paz, basado en una iniciativa árabe, nunca fue alcanzado) esto implicaría un reconocimiento de Israel tanto por parte de los palestinos como de todos los estados árabes (como el egipcio y el jordano) como un hecho político existente, sin referencia a la justificación de su existencia como deriva de la vulgata sionista. Paralelamente, esto implicaría un reconocimiento por parte israelí de un Estado palestino independiente, sin referencia a la justificación de su existencia como deriva de la vulgata de la nación palestina. Cada una de las partes probablemente mantendría su propia versión sin por esto minar la realidad política que emergería a causa del acuerdo de paz.

Y para finalizar, hago mía una afirmación expresada una vez por el Presidente de la Autoridad palestina Mahmud Abbas: “Nosotros los palestinos en el contexto de los acuerdos de Oslo, ya reconocimos a Israel tal como es. Vosotros, israelíes, por vuestra parte, tenéis el derecho de hacer otro tanto, bajo la forma que queráis”.

* Miembro del Kibbutz “Gevulot”, es activista por la paz y ex-Director del Centro de Cultura israelí en El Cairo. Actualmente es profesor en el Departamento de Estudios de Medio Oriente de la “Universidad Ben Gurión” de Beer-Sheva. Desde hace muchos años, tiene estrechas relaciones de amistad tanto con personas como con círculos de izquierda italianos.

 

 

(7). Fragmentos de "Una tierra: dos Estados" (libro de Romulado Bermejo y Pilar Pozo).

Título: Una tierra: dos Estados: Análisis jurídico-político del conflicto árabe-israelí.

Autores: Romualdo Bermejo / Pilar Pozo;

idioma: español;

editorial: EUNSA;

pp: 361.

1) “…. en septiembre de1949 el Parlamento de Israel proclamó Jerusalén como capital de Israel y la adoptó como sede” (p. 65).

2) “…. alrededor de 700.000 árabes habían huido o sido expulsados de las zonas que habían pasado a ser parte del Estado judío (….) En Israel habían quedado alrededor de 150.000, en Cisjordania cerca de 400.000 y 60.000 en Gaza” (p. 66).

3) “…. La anexión de Cisjordania por Jordania, y la ocupación egipcia de Gaza, no hacía sino resaltar la ausencia de un Estado palestino que debía incluir ambos territorios” (pp. 68-69).

4) “…. En julio de 1951 el rey Abdalá fue asesinado por agentes del Muftí de Jerusalén ….” (p. 71).

5) “…. Francia se convirtió en su principal proveedor militar y gracias a la ayuda francesa Israel consiguió unos de sus objetivos más ansiados para su seguridad, un reactor nuclear construido cerca de Dimona, al sur del país” (p. 93).

6) “Como consecuencia de la guerra Israel se transformó en el país con mayor población palestina: a los 400.000 palestinos que vivían dentro del Israel anterior a 1967, se añadían los cerca de 1.100.000 palestinos establecidos en Gaza y Cisjordania (…)

(….) La Guerra de los seis días marcó así el nacimiento del movimiento nacional palestino como actor independiente en la política de la región” (pp. 120-121).

7) “…. Durante la etapa formativa del Estado de Israel, algunos líderes sionistas habían acariciado la posibilidad de establecer una alianza con el Líbano cristiano, y con los maronitas en particular. Ambos grupos compartían intereses comunes, en particular su condición de grupos minoritarios y objeto de la hostilidad de una mayoría musulmana (….) (pp. 159-160).

8) “…. El 16 de septiembre de 1982 las falanges libanesas entraron en los campos de Sabra y Shatila y llevaron a cabo una matanza de civiles. El 18 de septiembre, cuando los hechos llegaron al conocimiento público, se desató una tormenta política en Israel. La presión pública terminó con una manifestación de 400.000 israelíes en Tel Aviv. Se pidieron las dimisiones de Begin y Sharon, y el nombramiento de una comisión judicial independiente de investigación” (p. 167).

9) “Al comenzar la guerra en el Líbano, en junio de 1982, el Ejército israelí había sido relativamente bien recibido por la población chiita, deseosa de librarse de la presencia de la OLP. Tras la expulsión de la OLP, sin embargo, la población chiita comenzó a manifestar su oposición a la permanencia del Ejército israelí en suelo libanés (….) (p. 173).

10) “…. Acuerdos de Oslo del 13 de septiembre de 1993; aunque el histórico acontecimiento se llevara a cabo en Washington, en la misma fecha, al firmarse la Declaración de Principios sobre los acuerdos provisionales de autonomía para Cisjordania y Gaza., entre el Primer Ministro israelí, Isaac Rabin, y el Presidente de la OLP, Arafat (….) (p. 206).

11) “En un último intento, Barak propuso mejorar la oferta realizada a Arafat en Camp David. En efecto, unos días más tarde de haber anunciado la convocatoria de elecciones, Barak, en un discurso pronunciado en la Knesset, enumeró el plan que propondría a los palestinos el 1 de diciembre. En esa propuesta Barak ofrecía un 90% de los territorios, el reconocimiento del Estado palestino y la evacuación de un 20% de todos los asentamientos, es decir, aproximadamente unos 40.000 colonos, anexionando otros e intercambiándolos por territorios israelíes, algo ya ofrecido en parte en Camp David. La discusión sobre la cuestión de Jerusalén y el tema de los refugiados se posponía para nuevas conversaciones, en el plazo de un año o dos. Barak se quedó solo antes esta propuesta. Después de que el 14 de diciembre se entrevistaran Arafat y el Ministro de Asuntos Exteriores, Shlomo Ben-Ami, Bill Clinton lanzaría el 23 de diciembre su última y más importante propuesta ya en trance de dejar la Casa Blanca, y en plena Intifada (….) Los palestinos recibirían el 95% de los territorios. El otro 5%, donde existen asentamientos judíos cerca de la “Línea Verde”, serían anexionados a Israel (….)” (pp. 236-237).

12) “…. La policía palestina reprimió los disturbios que tuvieron lugar los días 8-9 de octubre de 2.001 con dureza; paradójicamente, Arafat solicitó con urgencia a Israel material para frenar la revuelta” (p. 246).

 

(8). "La increíble historia de la nave "Exodus", que zarpó hacia Palestina hace 70 años".

Publicado en la web IL POST el 11-7-2017. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí:             https://www.ilpost.it/2017/07/11/nave-exodus-immigrazione-illegale-ebrei-palestina/

EN 1947, UNA ORGANIZACIÓN JUDÍA INTENTÓ LLEVAR OCULTAMENTE A 4.500 JUDÍOS DE EUROPA A LA TERRA PROMETIDA.

Entre las dos y las cuatro de la mañana del 11 de julio de 1947, hace 70 años, una nave que llevaba la bandera de Honduras y con 4.515 pasajeros a bordo, salió del puerto de Séte, en la costa meridional francesa, oficialmente en dirección a Colombia. Realmente, no era una nave comercial tradicional, no transportaba pasajeros cualquiera y no se dirigía a América Latina: había sido llamada pocos días antes “Exodus 1947”, en referencia al episodio bíblico del éxodo de los judíos de Egipto. En el “Exodus”, aquella noche habían subido únicamente personas judías, la mayor parte sobrevivintes a los campos de concentración nazis. El plan era llevarlos ilegalmente a Palestina, que en aquel tiempo era un territorio bajo mandato británico, tal como había establecido la Sociedad de las Naciones, el antecedente de la ONU. La operación había sido organizada totalmente por la Haganah, “La Defensa”, una organización paramilitar judía que, después del nacimiento del Estado de Israel, se integró en el ejército israelí.

Lo que sucedió aquella noche y en las semanas siguientes fue contado por libros, películas y documentales y es considerado todavía hoy uno de los episodios que contribuyeron a la finalización del mandato británico sobre Palestina. Es una historia de película, aunque con elementos trágicos: y en un cierto sentido, puede decirse que acabó únicamente dos años después, con el nacimiento del Estado de Israel.

Después de la Segunda guerra mundial, y después del final del genocidio realizado por el régimen nazi, millones de judíos europeos vivían todavía en condiciones precarias y muchos vivían en estructuras similares a campos de prófugos en Alemania y Austria. Algunas organizaciones judías comenzaron a montar una red clandestina para llevar a millares de judíos de los campos de prófugos a los puertos del Mediteráneo, donde partían de las naves que se dirigían a Palestina, considerada por los sionistas la tierra prometida. La operación en su integridad, conocida con el nombre en clave “Aliyah Bet”, “segunda inmigración”, era ilegal porque era obstaculizada por los británicos, que entonces tenían el control de Palestina gracias a un mandato de la Sociedad de las Naciones (el mandato era un instrumento que había sido pensado para ayudar a las poblaciones de las colonias de los imperios derrotados en la Primera guerra mundial, consideradas incapaces de autogobernarse). Los británicos ya habían tenido problemas con la inmigración judía en Palestina: en los años Treinta, la llegada de más de 200 mil judíos había provocado una gran revuelta árabe, al terminar la cual el Reino Unido había sacado el llamado “Libro Blanco”, que limitaba el número de los judíos que habrían podido entrar en territorio palestino en los siguientes años.

La Haganah fue una de las organizaciones judías más activas en organizar los traslados de judíos hacia Palestina. En noviembre de 1946, algunos miembros del grupo consiguieron comprar la “President Warfield”, la nave que después sería rebauutizada Exodus. “President Warfield” había sido construida en 1927 en Wilmington, en Delaware, por una compañía de Baltimore cuyo presidente se llamaba Solomon Davies Warfield. Había sido usada inicialmente como nave de pasajeros, subiendo y bajando por el río Potomac, de Baltimore a Norfolk, en Virginia. Después, en 1942, había sido adquirida por el gobierno estadounidense y reconvertida en nave militar: entre otras cosas, fue empleada durante el desembarco en Normandía en la playa de Omaha, en junio de 1944. Durante meses, un equipo de judíos palestinos y americanos trabajó en el Exodus para equiparlo de modo que se le impidiera a los británicos tomar el control, una vez que partiera del puerto de Séte hacia Palestina. Fueron colocados en el perímetro de la nave tubos metálicos capaces de disparar vapor y aceite hirviendo; los puntos inferiores fueron cubiertos de redes e hilo espinoso; otros espacios, como la sala de máquinas y la sala de radio, fueron equipados para impedir el eventual acceso de los soldados británicos. El 25 de febrero de 1947, el Exodus estaba preparado para zarpar: dejó Baltimore y se dirigió hacia el Mediterráneo.

Según diversas reconstrucciones históricas, la Haganah tuvo en cuenta ya desde el comienzo que los británicos identificarían el Exodus: era una nave demasiado grande para pasar inadvertida, pero en alguna medida la organización judía esperaba ser capaz de superar eventuales bloqueos navales y alcanzar en todo caso las costas palestinas. Antes de llegar a Séte, el Exodus pasó por el puerto de Marsella y por el jardín del Olivo en Portovenere, en Liguria, donde fue abordada por albergar a 5 mil personas, muy superior a su cabida.

El 10 de julio de aquel mismo año, 170 camiones con más de 4.500 judíos de muchas nacionalidades a bordo, entre los cuales había 950 niños, llegaron a Séte, preparados para ser embarcados. Gustave Brugidou, presidente da Sociedad histórica de Séte, contó que aquel día practicamente todos los habitantes fueron concentrados en la etapa del Tour de Francia, que debería haber atravesado la ciudad: “Quedaron todos estupefactos al ver a aquellas personas llegar al Mole Saint Louis (en el puerto de Sète) llevando puesta ropa invernal en plena estación estival”. Cuando el Exodus partió, la noche siguiente, había sido ya identificada por los servicios secretos británicos, que comenzaron a preparar un plan de asalto. Después de diversos intentos fracasados, y a pesar de la vigorosa defensa de los pasajeros y de los hombres de la Haganah, el 18 de julio las fuerzas británicas fueron capaces de tomar el control de la nave: había pasado una semana desde la partida, y había llegado a aproximadamente 40 kilómetros de las costas palestinas. En los enfrentamientos murieron un miembro de la tripulación, un voluntario americano y dos pasajeros; algunas otras personas fueron heridas.

El “Exodus” fue llevado hasta el puerto de Haifa, en Palestina, donde a los pasajeros se les hizo bajar para subirse sobre otras tres naves dirigidas a Port-de-Bouc, a aproximadamente 40 kilómetros al oeste de Marsella. Las tres naves llegaron a costas francesas el 2 de agosto, pero las cosas no marcharon como habían esperado los británicos. El gobierno francés rechazó obligar a los pasajeros a desembarcar, y los hombres de la Haganah todavía a bordo convencieron de no bajar a muchas personas. La crisis acabó por ser discutida también en el Comité especial de las Naciones Unidas para Palestina, un órgano creado en 1947, y después de tres semanas de impasse, los británicos decidieron direccionar la nave hacia el puerto de Hamburgo, en Alemania, que entonces era parte de la zona de ocupación confiada al Reino Unido (al final de la Segunda guerra mundial, Alemania estaba dividida en zonas de ocupación gestionadas por las potencias vencedoras). Para los británicos, el territorio alemán bajo su control era el único que podía absorber tantas personas, pero el riesgo era provocar una fuerte indignación pública, dado que aquellos mismos judíos habían sufrido hasta poco tiempo antes la barbarie del régimen nazi, que sería reevocada por su deportación a Alemania.

El desembarco no fue simple y algunas personas fueron bajadas por la fuerza. Los judíos a bordo fueron llevados a dos de los campos temporales preparados en Alemania para los prófugos después de la Segunda guerra mundial. Algunos pasajeros del Exodus consiguieron marchar enseguida, gracias a la ayuda de otra organización judía que en aquellos años llevó muchos judíos a Palestina, a pesar de las limitación del Libro Blanco del 1939. Muchos de ellos fueron otra vez interceptados por los británicos y llevados a Chipre, entonces colonia británica, donde permanecieron hasta el reconocimiento del Estado de Israel, en el 1949. Del episodio del Exodus se ocuparon las Naciones Unidas, pero también los periódicos de medio mundo, con gran incomodidad para el gobierno británico. La historia de esta travesía, y de lo que después sucedió, fue también contada en versión novelada en el libro “Exodus” de Leon Uris, aparecido en el 1958, después adaptado en el film “Exodus”, dirigido por Otto Preminger e interpretado por Paul Newman, de 1960.

Ver vídeo del film (subtítulos en italiano):

https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=33oLsjBvN44&feature=emb_title

(9). Fragmentos de "Breve historia del sionismo" (libro de Joan B. Cullá).

Título: Breve historia del sionismo.

Autor: Joan B. Cullá.

Idioma: español.

Ed: Alianza.

Pp: 335.

1) “…. entre 1884 y 1890, de los 4.307 revolucionarios fichados por la Okhrana (la policía política imperial), 570 son judíos (esto es, el 13,5%, cuando los hebreos representan apenas el 4% de la población total); durante el convulso año 1905, constan como judíos un 37% de los deportados a Siberia por “activismo revolucionario”” (p. 25).

2) “Con menor efusión lírica, Leo Pinsker (1821-1891) llegará a conclusiones todavía más contundentes. Médico culto y acomodado en Odessa, condecorado por sus servicios sanitarios en el ejército zarista durante la guerra de Crimea y entusiasta de la asimilación de los hebreos en la cultura rusa, la conmoción por las agresiones que siguen al asesinato de Alejandro II empuja a un Pinsker ya sexagenario a un cambio de perspectiva, que plasma inmediatamente por escrito en el opúsculo Autoemancipación. Una advertencia a sus hermanos por un judío ruso, publicado sin nombre de autor y en alemán en Berlín, en septiembre de 1882 ….” (p. 35).

3) “Germanófilo de siempre , y fascinado por la figura del Káiser Guillermo II, Theodor Herzl intensifica sus contactos con el entorno imperial …. en favor de un protectorado alemán sobre la Palestina judía ….” (p. 61).

4) “…. el VII Congreso – reunido en Basilea del 27 de julio al 2 de agosto de 1905 – …. vuelve a debatir encarnizadamente el proyecto ugandés ….” (p. 85).

5) “…. el militante del Poalei Zion David Gryn, que con 19 años llega a Jaffa en septiembre de 1906 desde Polonia, poco antes de cambiarse el nombre por David Ben Gurión ….” (p. 89).

6) “Durante el verano de 1914, La Organización Sionista Mundial tiene su sede en Berlín y un ejecutivo compuesto de alemanes – patriotas fervientes – y rusos – germanófilos por reacción contra el zarismo de los progromos y las discriminaciones -; así pues, la teórica neutralidad del movimiento se traduce, tanto en la Europa centro – oriental como entre las comunidades americanas, nutridas por inmigrantes judeorrusos, en una apuesta decidida por la victoria de Alemania y una derrota de Rusia que destruya ahí la tiranía y libere a los súbditos hebreos ….” (p. 106).

7) “…. las paranoias de la Guerra Fría llevan a la flamante CIA a sospechar del Mapai de Ben Gurión veleidades filosoviéticas. En virtud de todos estos factores, el 19 de marzo de 1948 el delegado norteamericano Warren Austin expresa ante el Consejo de Seguridad la opinión de su gobierno en el sentido de que, siendo inaplicable por medios pacíficos, la partición debería ser suspendida, y Palestina puesta bajo la autoridad de un régimen de tutela internacional supervisado por las Naciones Unidas, durante tanto tiempo como árabes y judíos tarden en ponerse de acuerdo ….” (p. 241).

8) “Pero es desde el campo comunista de donde llegan las expresiones más calurosas y militantes; L´Humanité, por ejemplo, reproduce un acuerdo del Comité Central del partido francés:

El Mandato manchado de sangre ha sido liquidado por la lucha heroica del pueblo judío en pro de su libertad y por la ayuda de la Unión Soviética y de todas las fuerzas democráticas del mundo. Mas esta lucha por la independencia no ha finalizado. Los ejércitos ingleses permanecen sobre suelo israelí y la Legión Árabe ataca. Debemos movilizar todas las fuerzas del pueblo judío para la lucha en favor de su libertad” (pp. 261-262).

 

(10). "Incitement, la película sobre el asesinato de Rabin, en la carrera de los Oscar.

Publicado el 3-10-2019 en la web de JOIMAG. Traducido por Administrador, el original puede verse aquí:

https://www.joimag.it/incitement-il-film-su-yigal-amir-in-gara-per-il-premio-oscar-kippur/?fbclid=IwAR35hld1TLWe5BP9uRC-5MUwr1LlCpiBi8VGNZvaXYvEddny4LGkB9ZQeMw

(Redacción).

¿Quién era Yigal Amir? Su retrato en una historia que indaga en el alma humana. Y que en hebreo se titula “Yamin Noraim”, en referencia a los días de la introspección que separan Rosh Hashaná y Kippur.

Se dice que en Israel no se puede estar nunca solo y en un cierto sentido esto es muy verdadero. A los taxistas les son necesarias pocas informaciones genéricas sobre el pasajero para ofrecer consejos de vida, un desconocido en el tren te explicará por que no entiende nada de política después de haberle dado un vistazo al periódico que está leyendo, el cajero en el supermercado comentará los productos que compras y te preguntará sí estás realmente convencido porque él habría escogido otros. Naturalmente, estos son ejemplos característicos de una sociedad particular, pero es verdad en todas las latitudes que no estamos nunca solos. Nuestras acciones, nuestras decisiones, nuestros pensamientos, difícilmente son el resultado de un proceso ldesarrollado en el aislamiento, sino que habitualmente sean el resultado de interacciones, sugerencias, impulsos que de manera activa o pasiva acogemos y hacemos nuestros. ¿Hasta dónde puede llevarnos está dinámica?

Parece este el núcleo de Incitement , el último film de Yaron Ziberman, al que el 22 de septiembre se le adjudicó el premio Ophir (el conocido como “El Óscar israelí”, concedido por la Academia Israelí del Cine y de la TV) y por eso fue seleccionado para representar a Israel en la sección del Mejor Film Extranjero en la próxima noche de los Oscar. Presentado por vez primera en agosto en el Festival Internacional de Cine de Toronto, el film cuenta el proceso que culminó en el asesinato del premier Yitzak Rabin (4 de noviembre de 1995) desde la perspectiva de quien lo cometió, el estudiante de vintecinco años Yigal Amir.

La primera cosa interesante del film es el doble título. Porque si en inglés es Incitement, en hebreo es Yamim Noraim, precisamente como el periodo de diez días entre Rosh Hashanà y Yom Kippur. Un periodo que llama a la introspección, al indagar del alma precisamente como aquella – explica el director en esta entrevista* – que Israel nunca hizo completamente en relación con aquellos acontecimientos. Zilberman aclara las razones del doble título. Yamim Noraim, en inglś no habría funcionado: no habría sido posible conservar esta referencia tan fuerte en la tradición judía, tanto más si ninguna traducción le hace justicia a la expresión. La literal, “Días terribles”, hace perder el sentido de solemnidad del periodo que de por sí no tiene una connotación únicamente negativa. Y así fue pensada Incitement: una elección, precisa el director, apropiada y contemporánea, porque interroga también y sobre todo a nuestras sociedades.

El film – enriquecido por material fílmico original sobre los acuerdos de Oslo – está ambientado en el año que precede al asesinato y sigue el proceso de radicalización de Amir. Es su historia, pero también la historia de muchos otros. De los ambientes, de las amistades, de los ejemplos de vida en el interior de los cuales sus intenciones maduraron: de los pósteres que representaban a Rabin con la svástica y del pensamiento de que matarlo fuera un deber religioso, una vía para honrar la Torah. Una historia sobre las divisiones de la sociedad, sobre el papel de los influencer en una personalidad frágil y en la búsqueda de una oportunidad de rescate: familia yemení, nadaregalado en la vida, una novia, Nava, que lo deja después de pocos meses por uno de sus amigos (y lo invita incluso a la boda) a causa de no ser él asquenazí.

La epifanía de Amir (interpretado por Yehuda Nahari Halevi) tiene lugar, según nos cuenta el director, en la escena en la que asiste al funeral de Baruch Goldstein, el extremista que el 25 de febrero de 1994 disparó sobre los musulmanes recogidos en oración en la Tumba de los Patriarcas en Hebrón, matando la 29 e hiriendo la 150. En el momento en que el féretro es levantado, Amir piensa que también él, quizá, podría ser un héroe, también para él puede existir la responsabilidad de ser tenido en cuenta, de liberarse del peso de la insignificancia. Una operación no carente de riesgos, aquella que lleva a cabo Zilberman. Contar la historia desde el punto de vista del asesino inevitablemente abre una puerta, al menos un resquicio, a la empatía. Y precisamente aquí está la cuestión: ninguna llamada a la indulgencia o a la justificación, sino una “indagación de el alma” colectiva, seria y profunda como el periodo de los Yamim Noraim reclama: ¿cómo se convierte uno en Yigal Amir?

 

 

(11). Fragmentos de “Moshe Dayan” (libro de Shabtai Teveth). Biografía.

Libro: Moshe Dayan;

Autor: Shabtai Teveth;

Idioma de edición: español (original: italiano);

Editor: Grijalbo;

nº de páginas: 536.

 

1) (Palabras de Dayan): "¿Qué es lo que ocurre exactamente en el espíritu de un árabe que se lanza de pronto a participar en un disturbio en Jaffa? Creo que no llegué a ninguna conclusión  al respecto, pero empecé a comprenderlo s mejor, a darme cuenta de que habíaa algo en aquello, de que no se trataba simplemente de una lucha entre buenos y malos. Como esultado de ello, en la vida cotidiana no sentía ningún antagonismo contra los árabes como individuos. Fui amigo de muchos árabes, los que conocía en los alrededores de Nahalal y tambiñen los que conocí en la cárcel. Me decía a mi mismo: son dos naciones, a mabos lados de una valla, es cierto; pero no existe una animosidad personal  como cabe esperarla entre un asesino y su víctima. Nada que se le parezca" (p.174).

2) "La actitud de Dayan hacia las personas, superficialmente directa y simple, fue haciéndose más compleja con el paso de los años. En ocasiones ha hecho observare que no se complace en la compañía de los demás, que la gente le aburre. Segun los "expertos", la piedra angular de su actiutud no es el amor ni el odio, sino el respeto. Su actitud, por consiguiente, es tan impersonal como puede serlo. En opinión de Amit, Dayan sólo siente respeto por dos clases de personas: los valientes y los sabios. "Yo no diría que odie a los pusilánimes, simplemente no los tiene en cuenta. Con los valerosos está dispuesto a discutir hasta las cuestiones más triviales – cómo y por qué ocurrió algo, hasta el menor detalle – y siempre recuerda sus nombres. Cons los sabios le gusta debatir cuestiones que le interesan, desde asuntos militares profesionales hasta arqueología y literatura. Está dispuesto a aprner de ambos tipos de personas  y es un oyente pacientee interesado" (p. 341).

3) "Un principio básico que Dayan aplicó desde el primer momento fue que los gobernadores militares no debían emplear a colaboracionistas. Ordenó que los departamentos municipales eegidos o nombrados por los egipcios volvieran a sus puestos. Dayan odiaba personalmente a los colaboracionistas y dudaba de su utilidad, pero parece ser que la razón más importante de aquella oren era su concepción  de la no interferencia en la conducción normal de las vidas de los árabes, mientras no se pusiera en peligro la seguridad de Israel o del Zahal. De ahí que la composición de la municipalidad de Gaza – excepto el alcalde – fuese exactamente la misma que bajo el gobierno de los egipcion (....)". (p. 415).

 

 

(12). Fragmentos de “El sionismo” (libro de David Ben Gurion, edición italiana).

Libro: Il sionismo;

Autor: David Ben Gurion;

Idioma de edición: italiano;

Editor: Luni Editrice;

nº de páginas: 99.

 

 

1)      "El final del 1945 vio también la primetra victoria del partido laborista británico con abrumadora mayoría, Este acontecimiento levantó grandes esperanzas en el pueblo judío, y en particular en el interior del movimiento sionista, en cuanto el partido laborista sostenía desde hacía mucho tiempo el sionismo y su proagrama" (p. 87).

2)      "En febrero de 1947 E. Bevin levantó el problema de Palestina en la ONU, y la Aasamblea General  comenzó la discusión en mayo del 1947. El representante soviético A. Gromiko sorprendió a la Asamblea y a la opinión pública  mudial cuando, en su intervención, pidió la creación de un estado hebreo en Palestina. "Sería injusto", dijo Gromiko, "no tomar en consideración la aspiración de los judíos a crear un estado propio independiente y privarlos del derecho de realizar esta aspiración; sería injusto sobre todo si tenemos presente todo aquello que los judíos han debido soportar durante la segunda guerra undial" (p. 89).

 

 

(13). Fragmentos de “El tiempo que vendrá. Judíos entre Galut y Palestina” (libro de Ber Dov  Borochov, edición italiana).

Libro: Il tempo che verrá. Ebrei tra Galut e Palestina.;

Autor: Ber Dov  Borochov;

Idioma de edición: italiano;

Editor: Belforte;

nº de páginas: 130.

1) "La solución de la cuestión nacional es real y verdaderamente revolucionaria si nos atenemos a las siguientes normas: en primer lugar, las raíces de la opresión nacional, cosa que sufre una parte determinante de la clase trabajadora, deben ser claramente identificadas; en segundo lugar, una parte del programa mínimo debe ser dirigida a eliminar definitivamente aquellas condiciones que posibilitan la opresión nacional, pues en caso contrario no se tendrá la solución a la cuestión nacional; tercero, la solución de la cuestión nacional debe ser realizada, justamente como todos los otros puntos del programa proletario mínimo, por medio de la lucha de clases, el único medio de que dispone el proletariado; cuarto, la solución de la cuestión nacional por medio de la vía de la lucha de clases, debe ser el resultado de un proceso histórico obligado, en el que las condiciones sociales y las relaciones de fuerzas son determinantes y la actividad consciente del proletariado organizado regule sólo aquello que se manifiesta" (pp. 51-52).

2) "Esta diferencia de ideas, que se manifiesta hoy como uno de los peores enemigos de la burguesía sionista, tomará también en Palestina las formas durísimas de la lucha de clases.

La sobreactuación fraseolófica nacional de la burguesía sionista no puede oscurecer el hecho de que en Palestina, esta extraerá la plusvalía  del proletariado como ocurre en la Galut. En Palestina se introducirá un antagonismo de clase entre capital y trabajo, y este antagonismo se girará al final contra el gobierno turco (...) (p. 62).

 

 

(14). Fragmentos de “Yitzhak Rabin. Biografía” (libro de Doron Arazi).

Libro:  Yitzhak Rabin. Biografía;

Autor: Doron Arazi;

Idioma de edición: español;

Editor: Herder;

nº de páginas: 205.

 

1)      "El secretario del kibbutz de Ramát Yojanán se entrevistó con Yitzhak Rabin en 1940. Le preguntó si estaba dispuesto a intervenir en una operación de alto riesgo. Rabin contestó afirmativamente. Unas semanas más tarde llegó al kibbutz un activista de la Haganá, entonces, desconocido, de nombre Moshé Dayan. Cuando se encontraron, el militar le bombardeó a preguntas.

-¿Sabes utiliar un rifle?

-Sí -dijo Rabin.

-Has anzado alguna vez una granada de mano?

-Sí.

-¿Sabes utilizar una ametralladora?

-No.

-¿sabes conducir coches?

-No.

-¿Sabes conducir una moto?

-No.

-Bien -contesto Dayán, entonces eres uno de los nuestros.  (p. 45).

2)      "Inmediatamente después de la guerra de los Seis Días el gobierno de Israel, incluido el partido nacionalista dederechas liderado por Begin, formuló a sus vecinos árabes una propuesta de paz. Ofreció la retirada total de Israel de los territorios ocupados a cambio de un compromiso de paz. La respuesta árabe fue tajante. El rechazo total que se hizo patente en los tres"noes" de la cumbre árabe de Khartoum. No a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel, no a las negociaciones con Israel"  (p. 101).

 

 

(15). "“Soñando Sion. Ebraismo e sionismo entre nación, utopía y estado (1.877-1.902)”, de Stefania Ragaù" (entrevista con la autora).

 

Publicado en la web “letture.org”. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí: https://www.letture.org/sognando-sion-ebraismo-e-sionismo-tra-nazione-utopia-e-stato-stefania-ragau

 

Doctora Stefania Ragaù, Vd es la autora del libro “Sognando Sion. Ebraismo e sionismo tra nazione, utopia e stato (1877-1902)”, editado por Viella. ¿Qué uso  hizo el sionismo de “Soñar Sión”?

Al igual que cualquier discurso político, también el sionismo hizo un uso instrumental de la historia milenaria y, en tal sentido, también de “Soñar Sión”. Los sionistas, prevalentemente laicos, transformaron de hecho la esperanza mesiánica de carácter religioso en una aspiración nacionalista. Aunque tal transformación y el consiguiente uso político de la idea misma de “esperanza” (en hebreo hatikvah) afecte a cuestiones en parte ya debatidas por estudiosos diversos, concentra el análisis sobre el “soñar Sión” y sobre la producción de una inédita literatura utópica entre los hebreos en la diáspora me ha permitido examinar de modo más analítico y puntual los cambios en curso en el mundo judaico e fines del Ottocento. En el libro propongo realmente considerar las transformaciones sufridas por la esperanza mesiánica a la luz de la influencia que el historicismo de matriz europea tuvo sobre los hebreos, ya sea como particulares individuos o como comunidad. Sin alargarme demasiado, me limito a decir que la entrada del historicismo en el pensamiento judío no llega de modo neutral y pasivo, sino que fue orientado por las clases intelectuales y rabínicas, que se enfrentaron con las nuevas categorías de pensamiento no-judías, buscando incluirlas en el interior del judaísmo, pero con el fin de neutralizar las derivas centrífugas.

Pero esta estrategia no evitó la irrupción de una aporía insoluble, en cuanto se mezclaron entre ellas categorías de pensamiento de matriz cristiana con algunos conceptos derivados de la tradición judía, como bien ha explicado el estudioso  Amnon Raz-Krakotzkin. Esta operación intelectual ciertamente que fue animada por las más nobles intenciones por parte de los maskilim (los judíos emancipados próximos al iluminismo judío, esto es, la Haskalah). Pero, como muestra la posterior recepción sionista, similar operación tuvo un éxito indeseado, desde el momento en que, en lugar de rediseñar simplemente los contornos de la idea de comunidad hebraica, ofreció a los judíos cada vez más activos en la vida política y social europea de las nuevas categorías híbridas, a partir de las cuales poder edificar sus reivindicaciones políticas de grupo. Lo que desarrollo, por tanto, en la primera parte del libro, es un discurso de carácter propedéutico útil para comprender tanto el uso político que el sionismo hizo de “soñar Sión” como las bases filosóficas sobre las cuales el movimiento mismo fundó sus presupuestos y su fuerza.

Pero querría aclarar todavía un aspecto. Cuando hablo de uso instrumental del “soñar Sión” me refiero a la revisión en clave evolutiva de la anterior historia judía promovida por el discurso nacionalista, según cuya lectura “soñar Sión” presupone “fundar Israel”. Los primeros sionistas, de hecho, como Ilia Grünberg o Nahum Slouschz, compusieron novelas, poesías y ensayos publicados por los judíos en el curso del Ottocento a partir de esta perspectiva teleológica, más bien inusual en el pensamiento hebraico, pero muy difundida en las fuentes sionistas.  Esta presencia se explica en relación a la mutua percepción del tiempo producida   precisamente por influjo del historicismo europeo al que antes nos remitíamos.   La perspectiva teleológica, realmente, alteró a idea misma de esperanza judaica y el correlativo concepto de Mesías, ofreciendo una nueva categoría político-filosófica. Me refiero al “mesianismo” que fue no casualmente utilizado en función crítica por los primeros opositores al sionismo, y pienso, por ejemplo, en el historiador Simon Dubnow o en el perodista David Fresco. Fue así como el “soñar Sión” se convirtió en un momento interno a la evolución del judaísmo. Una etapa decisiva, por tanto, en el camino agitado que habría conducido a los judíos a abrazar el sionismo, entendido como meta histórica final de la realización del judaísmo tout court.

Se trata de una cestión tan compleja que aquí puedo solo mencionar a grandes rasgos. Baste recordar que la visión teleológica abrazada por los estudiosos sionistas, gracias a la cual redescubrieron las utopías de Sión, se liga a una más antigua problemática filosófico-religiosa presente en la misma y que de esta pasó después al sionismo. En el libro reconstruyo algunos puntos decisivos de este proceso, a partir del cual se introduce una progresiva alteración de la tradicional percepción del tiempo en el interior de la cultura y del pensamiento judaicos, como el historiador Amos Funkenstein ha explicado. Considérese, así, que el judaísmo es de por sí refractario a una visión lineal del tiempo y su recorrido a través de la historia ha sido siempre declinado por los judíos en términos de un movimiento circular más que lineal. Motivo por el cual un historiador como Funkenstein habló de iniferencia en relación a la percepción del tiempo por parte de los judíos antes de su emancipación. Por tanto, la alteración de tal relación se convirtió en un elemento determinante en la construcción del pensamiento político sionista, así como en la consecuente revisión en clave ideológica de la esperanza mesiánica, de la literatura y de la historia judaica pasada.

¿De qué esperanzas se nutría el imaginario utópico judaico que surgión e las últimas décadas del Ottocento?

La principal esperanza que animó el imaginario utópico judío se liga al intento de redefinir las fronteras de las comunidades judías en la época de los nacionalismos. En estas fuentes, la mayor preocupación que une a todos los autores aun de diversa procedencia y no en contacto entre ellos, guarda relación con el destino del judaísmo entendido como comunidad espiritual, cultural y social. ¿Cómo reconfigurar una sociedad judía futura frente a los sustanciales cambios sociales, económicos, familiares, que la industrialización había introducido? En la estela de tal interrogante, los utopistas como Max Osterberg y el rabino Henry P. Mendes, se imaginaron una sociedad judía en la que la religión  y la ciencia habrían podido convivir una al lado de la otra, sin que, por decirlo con Weber, la religión hubiese reclamado un “sacrificio dell’intelecto”.

Otra esperanza, no menos urgente que la precedente, afectaba a la superación de toda forma de antisemitismo. En el prólogo de la utopía Ein Zukunftsbild (1.885), el autor Edmund Eisler escribía, por ejemplo, haber compuesto la utopía justamente después de haber sufrido un ataque antisemita durante el cual su casa había sido destruida. A través de la fantasía utópica, deseaba encontrar un lugar en que tales episodios de violencia nunca tendrían lugar. Esperanzas análogas animaron la breve utopía del galiciano Isaac Fernhof, cuya narración comienza por un episodio de cotidiano antisemitismo. “Soñar Sión” se convierte así en una vía de fuga de los sufrimientos padecidos por los judíos en la diáspora. El personaje de Fernhof, de hecho, se duerme en el carro de un tren y comienza a soñar una futura sociedad judía, en la que los hebreos no sufrirían discriminaciones e injusticias análogas.

Querría únicamente añadir que tales narraciones utópicas no serían probablemente producidas si la síntesis propuesta por la Haskalah entre la adquisición de la ciudadanía y la pertenencia al judaísmo no entrase en crisis por efecto de los cambios sufridos por el tejido, cultural y político en el curso de la segunda mitad del Ottocento. En concreto, el debilitamiento de la esfera religiosa produjo una irónica inversión en la síntesis entre razón y religión propuesta por la Haskalah. El escritor Israel J. Singer ofrece una válida representación de ello en “La familia Karnowsky”(1943), en la que se lee: “La vida es burlona, rabbi Karnowski, ama jugarnos alguna mala pasada. Queríamos ser judíos en casa y hombres en la calle, la vida llegó y ha puesto todo patas arriba: somos goyim [esto es, no judíos] en casa y judíos en la calle”. Citando indirectamente al padre de la Haskalah rusa, Judah Leib Gordon, Singer reconocía la crisis de aquella síntesis entre una apertura al universalismo de la ciudadanía y la conservación de una idea de comunidad entre las paredes domésticas sobre la cual el largo proceso de emancipación judía se había erigido.

¿Qué utopías sionistas germinaron en época contemporánea y en qué modo repensaban la vida colectiva judía fuera del ghetto?

Antes de nada, quiero hacer una precisión terminológica. En el volumen he usado la categoría “utopías de Sión” en lugar de la terminología anterior, historiográficamente débil, “utopías sionistas”. Los estudiosos, de hecho, a los que se debe el redescubrimiento de tales narraciones, hablaron expresamente de “utopías sionistas” en virtud de la idea que las visiones literarias contendidas en ellas fuesen anticipaciones proféticas de la fundación del estado de Israel. Resulta evidente que la concomitancia entre el redescubrimiento de las utopía de Sión y el nacimiento del nuevo estado jugó un papel no secundario. Por este motivo, la categoría “utopías sionistas” resulta problemática. Hablar de utopías de Sión permite en cambio desplazar la atención del discurso político al filosófico y religioso, reconduciendo la génesis la génesis de esta específica producción literaria a la edad de la emancipación y a la Haskalah. Además, con la categoría “utopías de Sión” he querido poner en el centro el término Sión, con el objetivo de evidenciar las reformulaciones que tal noción central en el judaísmo ha sufrido en la edad contemporánea, hablando precisamente de “difusión”, “amor” y “retorno” como metamorfosis de Sión. En estas novelas, la convergencia decisiva sigue siendo realmente aquella entre el lugar de la utopía y Sión, prescndiendo de la identificación entre Sión y la Palestina otomana, que no está siempre presente.

Por tanto, estos Zukunftsromane ofrecieron una imagen y con ella una posible reformulación de la vida colectiva judía fuera del ghetto, basándose en modelos políticos y literarios europeos, pero adaptando tales modelos al judaísmo.  A tal fin, estos “soñadores de Sión” se valieron del imaginario utópico para redefinir la idea de nación judía en una época en la que el concepto mismo de “nación” estaba asumiendo un nuevo significado a causa de la emergencia de los movimientos nacionalistas. Solo aperentemente, por tanto, estos utopistas se adhirieron a las “utopías del estado nacional” que la literatura de la época estaba produciendo. En realidad, los autores que he tratado en el ibro demostraro explotar el modelo literario utópico para dar nuevamente centralidad al hebraísmo. Haciendo así, acabaron por superponer la noción de comunidad a la que aspiraban con el nuevo concepto de comunidad política y nacional, corroborando, en consecuencia, la convergencia entre discurso político y el religioso.

Tal superposición se nota, por ejemplo, en la utopía hebreo-alemana de Max  Osterberg, “Das Reich Judäa im Jahre 6000” (1893), en la que se narra un viaje de placer a Jerusalém, capital del futuro reino hebraico, en el lejano 2.240. El protagonista es un joven alemán de religión cristiana, Ludwig von Fürsprech, hospedado por Wolf Frankfurter, amigo de familia e ilustre ciudadano del futuro reino. Las posiciones conservadoras del autor, sumadas al esfuerzo de modernizar el propio Sión, encuentran un punto de encuentro en el modelo europeo ofrecido por la monarquía constitucional con un rey, una familia real y un parlamento.  Pero Osterberg se esforzó en adaptar el modelo monárquico a fin de ofrecer un paradigma político y religioso en una versión judía. Tal operación condujo así al autor – admirado por Theodor Herzl – a definir su futuro Sión en los términos de un jüdisches Reich. Un reino hebreo, por tanto, antes que un Judenstaat.

Otros ejemplos son ofrecidos por Jacques Bahar y por el rabino Henry P. Mendes. A diferencia de Osterberg, ambos autores se adhirieron al sionismo, aunque en modo diferente: Mendes fue más bien activo en el curso de su vida, mientras Bahar se alejó de él despué de sólo dos años, como el amigo Bernard Lazare. Pero un punto los une: tanto Mendes como Bahar pensaron realmente poder explotar  el nuevo movimiento para dar continuación a sus propias teorías político- religiosas.

Me limito por razones de espacio a la narración “Antigoysme à Sion”(1898), de  Bahar, en la que se anula el antisemitismo francés que marca el conocido Affaire Dreyfus, imaginando un hipotético “antigoísmo” en la futura Palestina, donde ahora son discriminados los no-hebreos (en hebreo goyim). Esta inversión de perspectiva es funcional a la crítica de Bahar a la sociedad francesa de la época, así como a la idea de una nacionalidad fundada sobre vínculos de lealtad y pertenencia a una determinada comunidad política. El futuro Sión de Bahar, definido también “Estado sionista” y “reino de Dios”, quiere en cambio prefigurar una sociedad mejor con un régimen de ciudadanía capaz de ir más allá de los vínculos de fidelidad que el estado nacional presuponía. Pero la universalidad de derechos a la que Bahar parecía aspirar contrasta con un cierto exclusivismo y con la centralidad que el judaísmo debería tener en la futura sociedad. Realmente, el texto transpira esperanza, en una progresiva introyección de los preceptos del judaísmo por parte de los extranjeros, definidos por el autor mediante categorías religiosas como cristianos o musulmanes. Viviendo en el futuro Sión, estos extranjeros habrían con el tiempo hecho propios los usos y costumbres típicamente judíos, como el respeto del Shabbath, de las reglas alimentarias y de normas religiosas como la circuncisión. No sorprende, por tanto, que la convivencia de un modelo universal de inclusión social por una parte, y de un subyacente exclusivismo por el otro, genere un palpable contraste en la utopía de Bahar, así como también en las otras “utopías de Sión”.

Stefania Ragaù, dottoressa di ricerca in Storia contemporanea alla Scuola Normale Superiore di Pisa, si occupa di storia del sionismo, ebraismo e messianismo tra Otto e Novecento, con una particolare attenzione per la teologia politica e la filosofia della storia.

 

 

(16). 3 breves fragmentos de "Última carta de Moscú" (libro de Abrasha Rotemberg).

Última carta de Moscú.

Autor: Abrasha Rotenberg.

Idioma de edición: español.

Ed: Taller de Mario Muchnik.

Páginas: 335.

1)      Magnitogorsk se convirtió en el far west del far east soviético, un espejismo hacia donde convergían aventureros, soñadores e idealistas, provenientes de todas las latitudes, tanto asiáticas como europeas ….” (p. 47).

2)      Yo caminaba con la cabeza baja, atemorizado, hasta que escuché que uno de ellos renovó el repertorio y los demás se plegaron; judío, asesino de Cristo. ¡ Judío asesino ! ¡ Asesino de Cristo ! Yo no comprendía el significado de las palabras, pero no dudaba que en eran hostiles: comencé a correr mientras ellos me perseguían …. A la puerta del almacén estaba su dueño, un gallego llamado don Pampín, quien salió en mi defensa ….” (p. 160).

3)      “¿Por qué soy tan sensible al exilio? Porque conozco su atroz acepción: soy hijo de exiliados, fui y seré un exiliado, y soy padre de exiliados. No quisiera ser abuelo de exiliados pero ¿qué garantías tengo? Nuestro nieto Martín, desde que nació, vive en la trashumancia: en menos de tres años conoció más países que un viajero adulto. ¿Estará destinado a una vida sin raíces propias? ¿ Será un eterno exiliado? ¿O en el futuro todos prescindiremos de nuestras raíces y seremos ciudadanos del mundo? Tengo mis dudas, aunque lo deseo” (p. 216).

Imagen: Pixabay.


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