Sionismo (2). Textos
"La esencia de la traición no es que el traidor se levante
repentinamente y abandone el círculo limitado de los leales y fieles. Sólo un
traidor superficial actuaría así. El traidor interior y profundo es el que está
más en el centro. En el fondo del corazón: los más parecidos, los más
implicados y los más relevantes al asunto. El que más se parece a los demás,
incluso más que los demás. El que realmente ama a los que traiciona, porque si
no los ama, ¿cómo los traicionará?” (“Una
pantera en el sótano, Amos Oz, Ed Siruela, p. 173).
(1).
Fragmentos de “Mi vida” (libro autobiográfico de Golda Meir).
Título: Mi vida.
Autora: Golda Meir.
Idioma de edición: español.
Ed: Plaza y Janés.
Pp: 510.
1) “ …. En cuanto a lo de que
los judíos eran un pueblo elegido, nunca lo acepté por completo. Me parecía – y
me sigue pareciendo – más razonable creer, no que Dios eligió a los judíos, sino
que los judíos fueron el primer pueblo que eligió a Dios, el primer pueblo en
la historia que había hecho algo verdaderamente revolucionario y esta elección
era lo que les otorgaba su singularidad” (p. 12).
2) “Más de cincuenta
años después – cuando había cumplido ya los setenta y uno y era Primer
Ministro, volví unas horas a la escuela. No había cambiado mucho en todos
aquellos años, salvo que la gran mayoría de sus alumnos eran ahora negros, no
judíos como en 1906. Me recibieron como si yo fuese una reina. Formados en
filas sobre el crujiente y viejo escenario que tan bien recordaba, recién
lavados y tan limpios como los chorros del oro, me obsequiaron con canciones
yiddish y hebreas y alzaron sus voces para entonar a pleno pulmón el himno
israelí Hatikwah, que hizo que se me llenaran de lágrimas los ojos” (pp.
32-33).
3) “ …. Milwaukee era
una ciudad de inmigrantes y poseía una gran tradición socialista, un alcalde
socialista durante muchos años y el primer congresista socialista de América,
Victor Berger ….” (p. 34).
4) “…. En 1944 sucedían
continuamente cosas terribles y me sentí un poco preocupada cuando vi un grupo
de amigos delante de la casa en que vivía, en la calle Hyarkon. Mes estaban
esperando. “Ha muerto Berl”, dijeron. No había nada más que decir. Salí
inmediatamente en dirección a Jerusalém. Ben Gurion estaba en Haifa aquella
noche, pero cuando supo la noticia, nadie se atrevió a hablarle. Se pasó toda
la noche en la cama, llorando y estremeciéndose convulsivamente. Había perdido
al único hombre cuya opinión había estimado siempre, quizá su único amigo
verdadero” (p. 140).
5) “ …. La minoría
(compuesta, entre otros, por los representantes de la India, Irán y Yugoslavia,
todos los cuales poseían abundantes poblaciones musulmanas) proponían un Estado
federal árabe-judío ….” (p. 230).
6) “El avance más
inexorable era el de los egipcios, aunque, de todos los ejércitos invasores,
los egipcios eran los que menos tenían que ganar. Abdullah tenía razón. Era una
mala razón, pero existía y él podía definirla: quería la totalidad del país y
especialmente Jerusalén. Líbano y Siria también tenían una razón: esperaban
poder repartirse entre ellos Galilea. Iraq quería participar en la sangría y
como beneficio residual adquirir una salida al Mediterráneo a través de
Jordania si era necesario. Pero Egipto no tenía absolutamente ningún objetivo
bélico, excepto el de saquear y destruir todo lo que los judíos habían
construido ….” (pp. 254-255).
7) “Me gustaría
responder, de una vez por todas, a la pregunta de cuantos árabes palestinos
abandonaron realmente sus hogares en 1.947 y 1.948. La respuesta es: como
máximo, 590.000. De ellos, unso 30.000 inmediatamente después de la resolución
de partición de las Naciones Unidas en noviembre de 1.947; otros 200.000 lo
hicieron a lo largo de ese invierno y de la primavera de 1.948 (incluyendo la
gran mayoría de los árabes de Haifa), y después de la creación del Estado en
mayo de 1.948 y la invasión árabe de Israel, huyeron otros 300.000 árabes más
….” (p. 308).
8) “ …. Durante años
pareció no haber en Israel nada que los birmanos no admirasen o quisieran
emular, y como único Estado socialista de Asia era natural que se sintieran
profundamente interesados en nuestra clase especial de socialismo, en el Histadrut, el movimiento de los
kibbutzim y la forma en que habíamos creado un Ejército de ciudadanos y lo
habíamos convertido en una de nuestras más eficaces instituciones educativas,
con un Congreso Educativo que estaba enseñando a leer y escribir a millares de
niños pertenecientes a familias inmigrantes y culturalmente indigentes (y en
muchos casos también a sus madres)” (p. 377).
9) “El propio Mapai se había visto críticamente
debilitado por la secesión del Rafi (el
partido escisionista presidido por Ben Gurión y Dayán) y, a decir verdad, nunca
se había recuperado por completo de la escisión, mucho más antigua (en 1944),
del Achdut Ha-Avodah ni de
la formación, cuatro años después, del antioccidental y marxista Mapam, nutrido principalmente por los
miembros de los kibbutzim más radicales y por cierto número de jóvenes
intelectuales que todavía acariciaban la idea de que era posible un
acercamiento soviético-israelí y de que podría lograrse con sólo que Israel lo
deseara fervientemente” (p. 386).
10) “…. En enero de 1968 se formó el partido
laborista de Israel – una unión del Mapai, Achdut Ha-Avodah y Rafi -, y en febrero fui elegida su
secretario general. En realidad, se trataba sólo de una unificación parcial
todavía, una federación de tres partidos y haste el año siguiente no se creó la
alineación más amplia – Ma´arach como
se denomina en hebreo – que implicaba también una alianza con el Mapam ….” (p. 412).
(2). Un par de
fragmentos de “Autoemancipación” (libro de Leon Pinsker).
Título: Autoemacipazione.
Autor: Leon Pinsker.
Idioma de edición: italiano.
Ed: Il melangolo.
Pp: 70.
1) “….Para
llegar pronto a la solución de nuestro problema, debemos intentar no pretender
demasiado. La cosa ya es bastante difícil en sí misma. El objetivo de nuestras
aspiraciones actuales no debe ser la “Tierra Santa”, sino una tierra nuestra.
No necesitamos nada más que una vasta extensión de tierra para nuestros pobres
hermanos, una tierra que siempre sea nuestra y de la cual ningún gobernante
externo puede expulsarnos. Allí nos llevaremos nuestras cosas más sagradas que
salvamos del naufragio de nuestra antigua patria, la idea de Dios y la Biblia.
Dado que estas eran las cosas que hicieron sagrada nuestra antiguapatria, no
Jerusalém o el Jordán. Quizás la Tierra Santa pueda volver a convertirse
también en nuestra tierra. Si es así, ¡ tanto mejor ¡ Pero antes
que nada, debemos decidir, – y este es el punto esencial – qué
país podemos conseguir y al mismo tiempo poder ofrecer a los judíos e todos los
países, que se verán obligados a abandonar sus casas un refugio seguro e
indiscutible, un lugar donde encontrar trabajo productivo” (p. 58).
2) “Quien
tenga un poco de inteligencia, aunque sea modesta, debe comprender a primera
vista que la compra de tierras en América, un país de muy rápido desarrollo, no
es una empresa arriesgada, sino un negocio lucrativo. (….).
(….) este cambio no puede efectuarse mediante la emancipación civil de
los judíos en uno u otro Estado , sino unicaente mediante la autoemancipación del pueblo judío como nación,
mediante la fundación de una comunidad colonial puramente judía que se
convierta un día en nuestro hogar inalienable, nuestra patria” ( p. 67).
(3). 4 breves
fragmentos de “El Estado Judío” (libro de Theodor Herzl).
Título: O Estado judeu.
Autor: Theodor Herzl.
Idioma de edición: portugués.
Ed: Independently published (4-1-2019).
Pp: 135.
1) “Entonces, si los gobiernos
están dispuestos a otorgar al pueblo judío soberanía sobre algún territorio
neutral, la Sociedad entablará una discusión sobre el territorio que será
tomado en posesión. Se deben tener en cuenta dos países: Palestina y Argentina.
En ambos países se llevaron a cabo notables intentos de colonización, basados
en el principio equivocado de la infiltración paulatina de los judíos. La
infiltración debe acabar siempre mal, pues inevitablemente llega el momento en
que el gobierno, presionado por la población que se siente amenazada, prohíbe
la inmigración de judíos. En consecuencia, la emigración solo tiene sentido
cuando su base es nuestra soberanía garantizada ”(p. 45).
2) “Nos
acostumbraremos de la jerga mezquina y corrupta, los lenguajes de gueto que
usamos actualmente. Eran la forma clandestina de hablar de los cautivos… ”.
(pág.120).
3)
“¿Tendremos entonces una teocracia? No¡ La fe nos mantiene unidos, la ciencia nos
libera. Por lo tanto, no permitiremos que surjan veleidades teocráticas en
nuestros sacerdotes. Sabremos retenerlos en sus templos, así como retendremos
nuestro ejército profesional en el cuartel (….) Cada uno es libre de profesar
su opinión religiosa como no religiosa, como lo es con respecto a su
nacionalidad (….) (p. 121).
4) “Imagino
una bandera blanca con siete estrella doradas. El blanco significa vida nueva,
pura; las estrellas simbolizan las siete horas doradas de nuestra jornada
laboral. ya que los judíos van al nuevo país bajo el signo del trabajo” (p.
123).
(4). Fragmentos de “Il
sionismo politico” (libro de David Bidussa).
Título: il sionismo
politico.
Autor: David Bidussa.
Idioma: italiano.
Ed: Edizioni Unicopli
Pp: 213.
1) “Si, por tanto, las
potencias se muestran dispuestas a garantizar al pueblo judío la soberanía de
un territorio neutral, la Society se cupará del territorio a elegir. Dos
regiones son tomadas en consideración: Palestina y Argentina. Notables intentos
de colonización tuvieron lugar en ambos lugares” (p. 83).
2) (Texto de Chajm
Nachman Bialik, en el Discurso de inaguración de la Universidad Hebrea de
Jerusalém, 1925).
“Señores, una antigua
leyenda judía dice que en el momento de la redención, las Sinagogas y las
escuelas de la Diáspora serán transportadas con su mismo terreno a Eretz
israel. Es evidente que esta leyenda no podrá realizarse plenamente. La escuela
de estudios judíos y científicos levantada sobre el Monte Scopo será muy
diferente, sea por los materiales, sea por el contenido y la forma, de las
viejas escuelas” (pp. 177-178).
3) (Texto de Martin
Buber, de “Renacimiento nacional para una tarea supranacional”, 1929).
“El sionismo es una
cosa diferente que nacionalismo judío. Con gran razón nos llamamos sionistas y
no nacionalistas judíos; porque Sión es más que “nación”. Sionismo es
conciencia de una pecualiaridad. “Sión” no es una noción genérica como “nación”
o como “Estado” sino que es un nombre, es la designación de algo que es único e
incomparable.
Y no es tampoco una designación geográfica como Canaán o Palestina, sino
que desde tiempo inmemorial es el nombre de una cierta cosa que debe nacer en un determinado lugar
geográfico de nuestro planeta” (p. 181).
(5). "Los
sionismos, entre perfección y realidad"
Publicado el 8-6-2020 en la web de JOIMAG. Traducido
por Administrador, el original puede verse aquí: https://www.joimag.it/i-sionismi-tra-perfezione-e-realta/?fbclid=IwAR1G9soWn7ZtdBzXn-TsVJxTQFt12syhJfgZ53GA5IhTKhnbCtrJM_Kb5GQ
GIORGIO BERRUTO.
¿QUÉ LE PASA A UN SUEÑO CUANDO DEBE
CONFRONTARSE CON LO REAL?
¿Sionismo o sionismos? Ya
en los tiempos del primer Congreso sionista, que se celebró en Basilea en el
1897, era para todos evidente a inexistencia de un único, monolítico, sionismo.
En los años siguientes, mucho cambió, pero no la pluralidad de los sionismos,
que más bien se vio aumentada mientras crecía la presencia judía en la
Palestina primero otomana y después mandataria: del sionismo tolstoiano de
Gordon, que invitaba al regreso a la tierra, dibujando una figura de
intelectual agricultor en la estela del Levin de Ana Karenina al cultural
y antinacionalista de Buber, al anti-asimilacionista fundado
sobre el estudio de las fuentes de Gershom Scholem, etc.
Hay quien dice que el sionismo, o mejor, los sionismos, se extinguieron con la
fundación del Estado en el 1948 y quien piensa que hoy, en condiciones diferentes,
describen el Estado mismo o el deseo de convivencia o de paz o aun el
impulso hacia las anexiones de las regiones bíblicas de Judea y
Samaria. Querría tomar en consideración únicamente aquellos que tuvieron más
éxito y reflexionar sobre la relación entre estos y una realidad que
habitualmente los contradijo, a veces incluso de modo clamoroso, hasta
cambiarlos desde dentro.
Herzl: un Estado entre estados – La visión que Theodor Herzl desarrolla en “El Estado judío”
hunde sus raíces por una parte en la idea optimista del progreso, con el que
los hombres saben mejorar su propia condición, y por la otra en lo que en
aquellos tiempos era llamado el “concierto de las naciones”, esto es, el
conjunto de las relaciones diplomáticas entre estados que en el Ottocento
jugaba un papel nuevo y central. Según Herzl, como para casi todos sus
contemporáneos, existe un problema judío, pero – y aquí está la originalidad de
la reflexión del periodista húngaro – este problema es de asimetría. Mientras
el pueblo italiano tiene un Estado, Italia, el francés, Francia, etc, el pueblo
judío no tiene ninguno, y es esta falta lo que genera el odio hacia el pueblo
sin tierra, esto es, el antisemitismo. En un mundo de estados nación, el día en
el que los judíos tengan un estado, el antisemitismo se apagará naturalmente,
porque es esta falta lo que lo provoca. Por eso no hace diferencia entre que el
Estado nazca en Medio Oriente, en Ugando o en otro lugar.
Rav Kook: reunir
alma y cuerpo – Rav
Avraham Yitzchak HaCohen Kook debe parte de la popularidad de la que
aun hoy disfruta en Israel y en otros lugares al hecho de haber sido de
los pocos rabinos sionistas de la primera hora. Kook comparte con
Herzl la idea de que existe un “problema judío”, pero la descripción que de
esto hace no tiene que ver con el humanismo, sino con la mística. Según
Kook, existe una relación esencial y existencial entre el pueblo judío y la
Tierra de Israel, esto es, las regiones bíblicas. La tierra, en otras palabras,
no es un objeto externo que se puede desear o rechazar, sino una parte del
pueblo, esto es, de su identidad. Aquí es interesante el entrecruzamiento entre
temas de la cultura romántica europea y el misticismo. La diáspora es escisión
del alma (el pueblo) del cuerpo (la tierra de Israel), y esta separación violenta
comporta la mortificación del espíritu, la oscuridad del exilio. Objetivo
de los judíos para recuperar su identidad dividida, esto es, a ellos mismos, es
entonces unirse a la tierra de Israel como el alma se une al cuerpo.
El Kibbutz: la vida total – Los de Herzl y rav Kook no son los únicos sionismos que se
ponen el objetivo de la solución de un “problema judío” que afirman, y no son
los únicos que piensan esta solución en términos de una redención
capaz de acabar con el exilio (exilio de la humanidad, según
Herzl, de ellos mismos, según Kook). Un tercer sionismo de gran éxito
que formuló la cuestión en términos análogos es el del
kibbutz, durante décadas modelo guía para los judíos bajo el mandato británico
y después bajo el Estado de Israel. Según la cultura del kibbutz, ampliamente
influenciada por el socialismo europeo, es indispensable para los judíos
moverse desde el no lugar de la diáspora hacia tierra y
aquí comenzar una vida nueva por medio del trabajo manual. Muchos kibbutzim prevén
un modelo de vida total, esto es, autosuficiente. Un modelo, también en este
caso como en los de Herzl y Kook, que aspira a la
perfección.
Tres historias de fracasos – El
nacimiento del Estado en el 1948 marcó los fracasos de los sionismos de Herzl y
de rav Kook. La idea humanista de Herzl, según la cual la fundación del
Estado habría decretado el fin del antisemitismo, fue contradicha
cuando, a las pocas horas de la declaración de independencia, los ejércitos de
los países árabes limítrofes le declararon la guerra a Israel; y continúa
siendo contradicha hoy, en un derrocamiento paradójico de la doctrina del
“padre del sionismo político moderno”, cuando uno de los rostros del
antisemitismo es precisamente la deslegitimación del Estado judío (es suficiente
una visual a las resoluciones ONU contra Israel para enterarse de
eso). Pero en el 1948 también la idea mística de rav Kook sufrió un jaque,
cuando el Estado nació no sobre las tierras de las que habla la Torah, sino en
gran parte sobre aquellas que la Torah y los profetas describen como habitadas
por pueblos idólatras: no en las alturas de Judea y Samaria, sino en la
franja litoral. Después del 1967, cuando a continuación de una
fulmínea guerra defensiva, Isarel ocupó las regiones bíblicas, los seguidores
de rav Kook vieron la posibilidad de realizar aquel sionismo, pero en las
décadas siguientes no pudieron hacer otra cosa que constatar una realidad que
no podía ser ignorada: aquellas tierras no estaban y
no están vacías, sino habitadas por otros. ¿Y el sionismo del
Kibbutz? Hoy son pocos los restos que lo recuerdan, la mayor parte de los
kibbutzim se transformó o se está transformando al tiempo que las
transformaciones económicas y sociales del Estado.
Ben Gurión: el refugio – A
causa del impacto devastador de la Shoah sobre los horizontes de pensamiento de
los judíos sobrevivientes, pero también a continuación del rechazo por parte
árabe, con la fundación del Estado en el 1948, el sionismo cambia. La
pluralidad de ideas, esto es, de sionismos, que había marcado las décadas
precedentes, es enrarecida por el imperativo del que se hace portavoz David Ben
Gurión: tiempo de edificar. En los años cincuenta y sesenta no hay tiempo para
debatir, procede construir un país casi desde la nada. En este contexto, el sionismo
asume el significado de aseguramiento para la vida de los judíos, y el nuevo
Estado de Israel es pensado y se propone activamente como refugio de las
persecuciones y del antisemitismo difundidos en Europa Oriental, en los países
árabes y en otros lugares. Un poco los sueños de regeneración y redención
desaparecen y son sustituidos por la idea de que el Estado mismo, en cuanto
existe, es el sionismo, y que en el sionismo, así pensado, reside la
realización del judaísmo.
El principio de Amos Oz, o lo que es lo mismo, de sueño y realidad
– Amos Oz decía
que los sueños son indispensables dado que es de estos de los que se
origina la realidad -. Con los sueños es posible darle una forma a la materia
informe, organizar las confusas posibilidades a través de una idea, plasmar el
caos originario del tohu vavohu*
con una acción creadora, demiúrgica. Pero Oz continuaba diciendo que el
sueño por si mismo no es suficiente porque desde el mismo
momento en el que de este nace la realidad, el primero es ya traicionado. La
paradoja del sueño es que precisamente cuando se realiza, se
desvanece y su puesto es tomado por la realidad, que, a diferencia del
sueño, es siempre imperfecta. Quizá también los sionismos, que por mucho tiempo
fueron sueños para muchos judíos, deberían ser considerados como todos los
sueños: modelos de perfección únicamente mientras son sueños, inevitablemente
imperfectos cuando escogen confrontarse con la realidad.
(6). " "¿
Estado judío" o "Estado del pueblo judío”?""
Publicado en la web de HAKEILAH
(Grupo de estudios en la Comunidad judía de Torino). Traducido del italiano por
Administrador, puede verse el original aquí: https://www.hakeillah.com/4_10_01.htm
YOSSI
AMITAI*
Se hubiera estado en mi poder,
habría intentado persuadir a los negociadores palestinos en las conversaciones
de paz en curso con Israel para no insistir con su objeción al reconocimiento
de Israel como “Estado judío”, y esto por dos razones:
-Primero: La definición de Israel
como “Estado judío” se funda en la resolución de la ONU para la Partición de
Palestina (aprobada en 1947) que, a nivel internacional, es el certificado de
nacimiento del Estado de Israel.
– Segundo. En el curso de las
últimas décadas, los medios de comunicación árabes (incluídos los
palestinos) en la realidad de los hechos, se han referido a Israel como el
“Estado judío”, sinónimo de su apelativo oficial universalmente reconocido, lo
que es lo mismo, el “Estado de Israel”.
Al mismo tiempo, intentaría
persuadir a los negociadores israelíes para que no insistieran con el partner
palestino, como condición a priori, sobre el reconocimiento de Israel como
“Estado judío”. También en este caso por dos motivos:
– Primero. El reconocimiento de
Israel por parte de la OLP como “Estado judío” estaba implícito en el contexto
de los acuerdos de Oslo, como se estipulaba en los documentos internacionales
oficiales (en primer lugar, la Resolución de la ONU sobre la partición).
– Segundo. Cuando Israel firmó los
acuerdos de paz con Egipto y Jordania, no insistió en tal condición y aceptó el
reconocimiento por parte de ellos en estos términos, sin adjetivos ni
descripciones. No existe motivo para reclamarle a los Palestinos esto que no le
fue pedido a las otras partes árabes.
En todo caso, toda esta discusión es
aparentemente irrelevante. El primer Ministro Netanyahu no pide que los
negociadores palestinos reconozcan a Israel como “Estado judío”, sino como
“Estado del pueblo judío”. Existe mucha diferencia entre estas dos nociones:
realmente, “Estado judío” refleja tanto una situación étnica como una
reivindicación política; la noción de “Estado del pueblo judío” refleja una
tesis ideológica y tiende a reforzar en relación con la parte palestina la
definición ideológica que ni los Palestinos ni ningún otro País árabe podrían
aceptar. Desde un punto de vista palestino, una definición tal de Israel
comporta una serie de consecuencias. Esta implica que un judío de Brooklyn o de
París, aunque nunca hubiera puesto un pie en Israel, puede disfrutar de
derechos civiles y nacionales privilegiados, contrariamente a un ciudadano
árabe palestino de Nazareth o de Akko, cuyos antepasados estaban profundamente
enraizados en este País por muchas generaciones. Añadiría a esto, bromeando, que
si Israel es el “Estado del Pueblo judío”, entonces Benjamin Netanyahu es el
“Primer Ministro del Pueblo judío”, lo que seguramente es una tontería sin
sentido.
En todo caso, vale la pena recordar
que los acuerdos de paz, en calquer tiempo y época, no tienen nunca un impulso
ideológico, sino un impulso político pragmático. Si, a pesar de cualquier
previsión, las negociaciones de paz en curso desembocaran en una paz Israel –
Palestina (aun con más razón si una acuerdo global de paz, basado en una iniciativa
árabe, nunca fue alcanzado) esto implicaría un reconocimiento de Israel tanto
por parte de los palestinos como de todos los estados árabes (como el egipcio y
el jordano) como un hecho político existente, sin referencia a la justificación
de su existencia como deriva de la vulgata sionista. Paralelamente, esto
implicaría un reconocimiento por parte israelí de un Estado palestino
independiente, sin referencia a la justificación de su existencia como deriva
de la vulgata de la nación palestina. Cada una de las partes probablemente
mantendría su propia versión sin por esto minar la realidad política que
emergería a causa del acuerdo de paz.
Y para finalizar, hago mía una
afirmación expresada una vez por el Presidente de la Autoridad palestina Mahmud
Abbas: “Nosotros los palestinos en el contexto de los acuerdos de Oslo, ya
reconocimos a Israel tal como es. Vosotros, israelíes, por vuestra parte,
tenéis el derecho de hacer otro tanto, bajo la forma que queráis”.
* Miembro del Kibbutz “Gevulot”, es activista por la
paz y ex-Director del Centro de Cultura israelí en El Cairo. Actualmente es
profesor en el Departamento de Estudios de Medio Oriente de la “Universidad Ben
Gurión” de Beer-Sheva. Desde hace muchos años, tiene estrechas relaciones de
amistad tanto con personas como con círculos de izquierda italianos.
(7). Fragmentos de
"Una tierra: dos Estados" (libro de Romulado Bermejo y Pilar Pozo).
Título: Una tierra: dos Estados: Análisis
jurídico-político del conflicto árabe-israelí.
Autores: Romualdo Bermejo / Pilar Pozo;
idioma: español;
editorial: EUNSA;
pp: 361.
1) “…. en septiembre
de1949 el Parlamento de Israel proclamó Jerusalén como capital de Israel y la
adoptó como sede” (p. 65).
2) “…. alrededor de
700.000 árabes habían huido o sido expulsados de las zonas que habían pasado a
ser parte del Estado judío (….) En Israel habían quedado alrededor de 150.000,
en Cisjordania cerca de 400.000 y 60.000 en Gaza” (p. 66).
3) “…. La anexión de
Cisjordania por Jordania, y la ocupación egipcia de Gaza, no hacía sino
resaltar la ausencia de un Estado palestino que debía incluir ambos
territorios” (pp. 68-69).
4) “…. En julio de 1951
el rey Abdalá fue asesinado por agentes del Muftí de Jerusalén ….” (p. 71).
5) “…. Francia se
convirtió en su principal proveedor militar y gracias a la ayuda francesa
Israel consiguió unos de sus objetivos más ansiados para su seguridad, un
reactor nuclear construido cerca de Dimona, al sur del país” (p. 93).
6) “Como consecuencia de
la guerra Israel se transformó en el país con mayor población palestina: a los
400.000 palestinos que vivían dentro del Israel anterior a 1967, se añadían los
cerca de 1.100.000 palestinos establecidos en Gaza y Cisjordania (…)
(….) La Guerra de los
seis días marcó así el nacimiento del movimiento nacional palestino como actor
independiente en la política de la región” (pp. 120-121).
7) “…. Durante la etapa
formativa del Estado de Israel, algunos líderes sionistas habían acariciado la
posibilidad de establecer una alianza con el Líbano cristiano, y con los maronitas
en particular. Ambos grupos compartían intereses comunes, en particular su
condición de grupos minoritarios y objeto de la hostilidad de una mayoría
musulmana (….) (pp. 159-160).
8) “…. El 16 de
septiembre de 1982 las falanges libanesas entraron en los campos de Sabra y
Shatila y llevaron a cabo una matanza de civiles. El 18 de septiembre, cuando
los hechos llegaron al conocimiento público, se desató una tormenta política en
Israel. La presión pública terminó con una manifestación de 400.000 israelíes
en Tel Aviv. Se pidieron las dimisiones de Begin y Sharon, y el nombramiento de
una comisión judicial independiente de investigación” (p. 167).
9) “Al comenzar la
guerra en el Líbano, en junio de 1982, el Ejército israelí había sido
relativamente bien recibido por la población chiita, deseosa de librarse de la
presencia de la OLP. Tras la expulsión de la OLP, sin embargo, la población
chiita comenzó a manifestar su oposición a la permanencia del Ejército israelí
en suelo libanés (….) (p. 173).
10) “…. Acuerdos de Oslo
del 13 de septiembre de 1993; aunque el histórico acontecimiento se llevara a
cabo en Washington, en la misma fecha, al firmarse la Declaración de Principios
sobre los acuerdos provisionales de autonomía para Cisjordania y Gaza.,
entre el Primer Ministro israelí, Isaac Rabin, y el Presidente de la OLP,
Arafat (….) (p. 206).
11) “En un último
intento, Barak propuso mejorar la oferta realizada a Arafat en Camp David. En
efecto, unos días más tarde de haber anunciado la convocatoria de elecciones, Barak,
en un discurso pronunciado en la Knesset, enumeró el plan que propondría a los
palestinos el 1 de diciembre. En esa propuesta Barak ofrecía un 90% de los
territorios, el reconocimiento del Estado palestino y la evacuación de un 20%
de todos los asentamientos, es decir, aproximadamente unos 40.000 colonos,
anexionando otros e intercambiándolos por territorios israelíes, algo ya
ofrecido en parte en Camp David. La discusión sobre la cuestión de
Jerusalén y el tema de los refugiados se posponía para nuevas conversaciones,
en el plazo de un año o dos. Barak se quedó solo antes esta propuesta. Después
de que el 14 de diciembre se entrevistaran Arafat y el Ministro de Asuntos
Exteriores, Shlomo Ben-Ami, Bill Clinton lanzaría el 23 de diciembre su última
y más importante propuesta ya en trance de dejar la Casa Blanca, y en
plena Intifada (….) Los palestinos recibirían el 95% de los territorios.
El otro 5%, donde existen asentamientos judíos cerca de la “Línea Verde”,
serían anexionados a Israel (….)” (pp. 236-237).
12) “…. La policía palestina reprimió los disturbios que tuvieron
lugar los días 8-9 de octubre de 2.001 con dureza; paradójicamente, Arafat
solicitó con urgencia a Israel material para frenar la revuelta” (p. 246).
(8). "La
increíble historia de la nave "Exodus", que zarpó hacia Palestina
hace 70 años".
Publicado en la web IL
POST el 11-7-2017. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí: https://www.ilpost.it/2017/07/11/nave-exodus-immigrazione-illegale-ebrei-palestina/
EN 1947, UNA
ORGANIZACIÓN JUDÍA INTENTÓ LLEVAR OCULTAMENTE A 4.500 JUDÍOS DE EUROPA A LA
TERRA PROMETIDA.
Entre las dos y las
cuatro de la mañana del 11 de julio de 1947, hace 70 años, una nave que llevaba
la bandera de Honduras y con 4.515 pasajeros a bordo, salió del puerto de Séte,
en la costa meridional francesa, oficialmente en dirección a Colombia.
Realmente, no era una nave comercial tradicional, no transportaba pasajeros
cualquiera y no se dirigía a América Latina: había sido llamada pocos días
antes “Exodus 1947”, en referencia al episodio bíblico del éxodo de los judíos
de Egipto. En el “Exodus”, aquella noche habían subido únicamente personas
judías, la mayor parte sobrevivintes a los campos de concentración nazis. El
plan era llevarlos ilegalmente a Palestina, que en aquel tiempo era un
territorio bajo mandato británico, tal como había establecido la Sociedad de
las Naciones, el antecedente de la ONU. La operación había sido organizada
totalmente por la Haganah, “La Defensa”, una organización paramilitar judía
que, después del nacimiento del Estado de Israel, se integró en el ejército
israelí.
Lo que sucedió aquella
noche y en las semanas siguientes fue contado por libros, películas y
documentales y es considerado todavía hoy uno de los episodios que
contribuyeron a la finalización del mandato británico sobre Palestina. Es una
historia de película, aunque con elementos trágicos: y en un cierto sentido,
puede decirse que acabó únicamente dos años después, con el nacimiento del
Estado de Israel.
Después de la Segunda
guerra mundial, y después del final del genocidio realizado por el régimen
nazi, millones de judíos europeos vivían todavía en condiciones
precarias y muchos vivían en estructuras similares a campos de prófugos en
Alemania y Austria. Algunas organizaciones judías comenzaron a montar una red
clandestina para llevar a millares de judíos de los campos de prófugos a los
puertos del Mediteráneo, donde partían de las naves que se dirigían a
Palestina, considerada por los sionistas la tierra prometida. La operación
en su integridad, conocida con el nombre en clave “Aliyah Bet”, “segunda
inmigración”, era ilegal porque era obstaculizada por los británicos, que
entonces tenían el control de Palestina gracias a un mandato de la Sociedad de
las Naciones (el mandato era un instrumento que había sido pensado para ayudar
a las poblaciones de las colonias de los imperios derrotados en la Primera
guerra mundial, consideradas incapaces de autogobernarse). Los británicos ya
habían tenido problemas con la inmigración judía en Palestina: en los
años Treinta, la llegada de más de 200 mil judíos había provocado una gran
revuelta árabe, al terminar la cual el Reino Unido había sacado el
llamado “Libro Blanco”, que limitaba el número de los judíos que habrían podido
entrar en territorio palestino en los siguientes años.
La Haganah fue una de
las organizaciones judías más activas en organizar los traslados de judíos
hacia Palestina. En noviembre de 1946, algunos miembros del grupo consiguieron
comprar la “President Warfield”, la nave que después sería rebauutizada Exodus.
“President Warfield” había sido construida en 1927 en Wilmington, en Delaware,
por una compañía de Baltimore cuyo presidente se llamaba Solomon Davies
Warfield. Había sido usada inicialmente como nave de pasajeros, subiendo y
bajando por el río Potomac, de Baltimore a Norfolk, en Virginia. Después, en
1942, había sido adquirida por el gobierno estadounidense y reconvertida en
nave militar: entre otras cosas, fue empleada durante el desembarco en
Normandía en la playa de Omaha, en junio de 1944. Durante meses, un equipo de
judíos palestinos y americanos trabajó en el Exodus para equiparlo de modo que
se le impidiera a los británicos tomar el control, una vez que partiera del
puerto de Séte hacia Palestina. Fueron colocados en el perímetro de la nave
tubos metálicos capaces de disparar vapor y aceite hirviendo; los puntos
inferiores fueron cubiertos de redes e hilo espinoso; otros espacios, como la
sala de máquinas y la sala de radio, fueron equipados para impedir el eventual
acceso de los soldados británicos. El 25 de febrero de 1947, el Exodus estaba
preparado para zarpar: dejó Baltimore y se dirigió hacia el Mediterráneo.
Según diversas
reconstrucciones históricas, la Haganah tuvo en cuenta ya desde el comienzo que
los británicos identificarían el Exodus: era una nave demasiado grande para
pasar inadvertida, pero en alguna medida la organización judía esperaba ser capaz
de superar eventuales bloqueos navales y alcanzar en todo caso las costas
palestinas. Antes de llegar a Séte, el Exodus pasó por el puerto de Marsella y
por el jardín del Olivo en Portovenere, en Liguria, donde fue abordada por
albergar a 5 mil personas, muy superior a su cabida.
El 10 de julio de
aquel mismo año, 170 camiones con más de 4.500 judíos de muchas
nacionalidades a bordo, entre los cuales había 950 niños, llegaron a Séte,
preparados para ser embarcados. Gustave Brugidou, presidente da Sociedad
histórica de Séte, contó que aquel día practicamente todos los
habitantes fueron concentrados en la etapa del Tour de Francia, que debería
haber atravesado la ciudad: “Quedaron todos estupefactos al ver a aquellas
personas llegar al Mole Saint Louis (en el puerto de
Sète) llevando puesta ropa invernal en plena estación estival”. Cuando el
Exodus partió, la noche siguiente, había sido ya identificada por
los servicios secretos británicos, que comenzaron a preparar un plan de asalto.
Después de diversos intentos fracasados, y a pesar de la vigorosa defensa de
los pasajeros y de los hombres de la Haganah, el 18 de julio las
fuerzas británicas fueron capaces de tomar el control de la nave:
había pasado una semana desde la partida, y había llegado a aproximadamente 40
kilómetros de las costas palestinas. En los
enfrentamientos murieron un miembro de la tripulación, un voluntario
americano y dos pasajeros; algunas otras personas fueron heridas.
El “Exodus” fue
llevado hasta el puerto de Haifa, en Palestina, donde a los pasajeros
se les hizo bajar para subirse sobre otras tres naves dirigidas a
Port-de-Bouc, a aproximadamente 40 kilómetros al oeste de Marsella.
Las tres naves llegaron a costas francesas el 2 de agosto, pero las
cosas no marcharon como habían esperado los británicos. El gobierno francés
rechazó obligar a los pasajeros a desembarcar, y los hombres de la
Haganah todavía a bordo convencieron de no bajar a muchas
personas. La crisis acabó por ser discutida también en el Comité
especial de las Naciones Unidas para Palestina, un órgano creado en 1947, y
después de tres semanas de impasse, los británicos decidieron direccionar la
nave hacia el puerto de Hamburgo, en Alemania, que entonces era parte
de la zona de ocupación confiada al Reino Unido (al final de la Segunda guerra
mundial, Alemania estaba dividida en zonas de ocupación gestionadas por las
potencias vencedoras). Para los británicos, el territorio alemán bajo su
control era el único que podía absorber tantas personas, pero el riesgo era
provocar una fuerte indignación pública, dado que aquellos mismos judíos habían
sufrido hasta poco tiempo antes la barbarie del régimen nazi, que sería
reevocada por su deportación a Alemania.
El desembarco no fue
simple y algunas personas fueron bajadas por la fuerza. Los judíos a bordo
fueron llevados a dos de los campos temporales preparados en Alemania para
los prófugos después de la Segunda guerra mundial. Algunos pasajeros del
Exodus consiguieron marchar enseguida, gracias a la ayuda de otra organización
judía que en aquellos años llevó muchos judíos a Palestina, a pesar de las
limitación del Libro Blanco del 1939. Muchos de ellos fueron otra vez
interceptados por los británicos y llevados a Chipre, entonces colonia
británica, donde permanecieron hasta el reconocimiento del Estado de Israel, en
el 1949. Del episodio del Exodus se ocuparon las Naciones Unidas, pero también
los periódicos de medio mundo, con gran incomodidad para el gobierno
británico. La historia de esta travesía, y de lo que después
sucedió, fue también contada en versión novelada en el libro “Exodus” de Leon
Uris, aparecido en el 1958, después adaptado en
el film “Exodus”, dirigido por Otto Preminger e interpretado por Paul
Newman, de 1960.
Ver vídeo del film
(subtítulos en italiano):
https://www.youtube.com/watch?time_continue=1&v=33oLsjBvN44&feature=emb_title
(9). Fragmentos de
"Breve historia del sionismo" (libro de Joan B. Cullá).
Título: Breve historia del
sionismo.
Autor: Joan B. Cullá.
Idioma: español.
Ed: Alianza.
Pp: 335.
1) “…. entre 1884 y 1890,
de los 4.307 revolucionarios fichados por la Okhrana (la policía política imperial), 570 son judíos (esto
es, el 13,5%, cuando los hebreos representan apenas el 4% de la población
total); durante el convulso año 1905, constan como judíos un 37% de los
deportados a Siberia por “activismo revolucionario”” (p. 25).
2) “Con menor efusión
lírica, Leo Pinsker (1821-1891) llegará a conclusiones todavía más
contundentes. Médico culto y acomodado en Odessa, condecorado por sus servicios
sanitarios en el ejército zarista durante la guerra de Crimea y entusiasta de
la asimilación de los hebreos en la cultura rusa, la conmoción por las
agresiones que siguen al asesinato de Alejandro II empuja a un Pinsker ya
sexagenario a un cambio de perspectiva, que plasma inmediatamente por escrito
en el opúsculo Autoemancipación. Una
advertencia a sus hermanos por un judío ruso, publicado sin nombre de autor
y en alemán en Berlín, en septiembre de 1882 ….” (p. 35).
3) “Germanófilo de
siempre , y fascinado por la figura del Káiser Guillermo II, Theodor Herzl
intensifica sus contactos con el entorno imperial …. en favor de un protectorado
alemán sobre la Palestina judía ….” (p. 61).
4) “…. el VII Congreso –
reunido en Basilea del 27 de julio al 2 de agosto de 1905 – …. vuelve a debatir
encarnizadamente el proyecto ugandés ….” (p. 85).
5) “…. el militante del
Poalei Zion David Gryn, que con 19 años llega a Jaffa en septiembre de 1906
desde Polonia, poco antes de cambiarse el nombre por David Ben Gurión ….” (p.
89).
6) “Durante el verano de
1914, La Organización Sionista Mundial tiene su sede en Berlín y un ejecutivo
compuesto de alemanes – patriotas fervientes – y rusos – germanófilos por
reacción contra el zarismo de los progromos y las discriminaciones -; así pues,
la teórica neutralidad del movimiento se traduce, tanto en la Europa centro –
oriental como entre las comunidades americanas, nutridas por inmigrantes
judeorrusos, en una apuesta decidida por la victoria de Alemania y una derrota
de Rusia que destruya ahí la tiranía y libere a los súbditos hebreos ….” (p.
106).
7) “…. las paranoias de
la Guerra Fría llevan a la flamante CIA a sospechar del Mapai de Ben Gurión
veleidades filosoviéticas. En virtud de todos estos factores, el 19 de marzo de
1948 el delegado norteamericano Warren Austin expresa ante el Consejo de
Seguridad la opinión de su gobierno en el sentido de que, siendo inaplicable
por medios pacíficos, la partición debería ser suspendida, y Palestina puesta
bajo la autoridad de un régimen de tutela internacional supervisado por las
Naciones Unidas, durante tanto tiempo como árabes y judíos tarden en ponerse de
acuerdo ….” (p. 241).
8) “Pero es desde el
campo comunista de donde llegan las expresiones más calurosas y
militantes; L´Humanité, por
ejemplo, reproduce un acuerdo del Comité Central del partido francés:
El Mandato manchado de sangre ha sido liquidado por la lucha heroica del
pueblo judío en pro de su libertad y por la ayuda de la Unión Soviética y de
todas las fuerzas democráticas del mundo. Mas esta lucha por la independencia
no ha finalizado. Los ejércitos ingleses permanecen sobre suelo israelí y la
Legión Árabe ataca. Debemos movilizar todas las fuerzas del pueblo judío para
la lucha en favor de su libertad” (pp. 261-262).
(10). "Incitement,
la película sobre el asesinato de Rabin, en la carrera de los Oscar.
Publicado el 3-10-2019 en la web de JOIMAG. Traducido por
Administrador, el original puede verse aquí:
https://www.joimag.it/incitement-il-film-su-yigal-amir-in-gara-per-il-premio-oscar-kippur/?fbclid=IwAR35hld1TLWe5BP9uRC-5MUwr1LlCpiBi8VGNZvaXYvEddny4LGkB9ZQeMw
(Redacción).
¿Quién era Yigal Amir?
Su retrato en una historia que indaga en el alma humana. Y que en hebreo se
titula “Yamin Noraim”, en referencia a los días de la introspección que separan
Rosh Hashaná y Kippur.
Se dice que en Israel
no se puede estar nunca solo y en un cierto sentido esto es muy verdadero. A
los taxistas les son necesarias pocas informaciones genéricas sobre el pasajero
para ofrecer consejos de vida, un desconocido en el tren te explicará por que
no entiende nada de política después de haberle dado un vistazo al periódico
que está leyendo, el cajero en el supermercado comentará los productos que
compras y te preguntará sí estás realmente convencido porque él habría escogido
otros. Naturalmente, estos son ejemplos característicos de una sociedad
particular, pero es verdad en todas las latitudes que no estamos nunca solos.
Nuestras acciones, nuestras decisiones, nuestros pensamientos, difícilmente son
el resultado de un proceso ldesarrollado en el aislamiento, sino que
habitualmente sean el resultado de interacciones, sugerencias, impulsos que de
manera activa o pasiva acogemos y hacemos nuestros. ¿Hasta dónde puede
llevarnos está dinámica?
Parece este el
núcleo de Incitement , el último film de Yaron Ziberman,
al que el 22 de septiembre se le adjudicó el premio Ophir (el
conocido como “El Óscar israelí”, concedido por la Academia Israelí
del Cine y de la TV) y por eso fue seleccionado para representar a Israel
en la sección del Mejor Film Extranjero en la próxima noche de los Oscar.
Presentado por vez primera en agosto en el Festival Internacional de Cine de
Toronto, el film cuenta el proceso que culminó en el asesinato del premier
Yitzak Rabin (4 de noviembre de 1995) desde la perspectiva de quien lo cometió,
el estudiante de vintecinco años Yigal Amir.
La primera cosa
interesante del film es el doble título. Porque si en inglés
es Incitement, en hebreo es Yamim Noraim, precisamente como
el periodo de diez días entre Rosh Hashanà y Yom Kippur. Un periodo
que llama a la introspección, al indagar del alma precisamente como aquella –
explica el director en esta entrevista* – que Israel
nunca hizo completamente en relación con aquellos acontecimientos.
Zilberman aclara las razones del doble título. Yamim Noraim, en
inglś no habría funcionado: no habría sido posible conservar
esta referencia tan fuerte en la tradición judía, tanto
más si ninguna traducción le hace justicia a la expresión. La
literal, “Días terribles”, hace perder el sentido de solemnidad del periodo que
de por sí no tiene una connotación únicamente negativa. Y así fue pensada Incitement:
una elección, precisa el director, apropiada y contemporánea, porque interroga
también y sobre todo a nuestras sociedades.
El film – enriquecido
por material fílmico original sobre los acuerdos de Oslo – está ambientado en
el año que precede al asesinato y sigue el proceso de radicalización de Amir.
Es su historia, pero también la historia de muchos otros. De los
ambientes, de las amistades, de los ejemplos de vida en el interior de los
cuales sus intenciones maduraron: de los pósteres que representaban a
Rabin con la svástica y del pensamiento de que matarlo fuera un deber
religioso, una vía para honrar la Torah. Una historia sobre las divisiones de
la sociedad, sobre el papel de los influencer en
una personalidad frágil y en la búsqueda de una oportunidad de
rescate: familia yemení, nadaregalado en la vida, una novia, Nava, que lo deja
después de pocos meses por uno de sus amigos (y lo invita incluso a la boda) a
causa de no ser él asquenazí.
La epifanía de Amir (interpretado por Yehuda Nahari Halevi) tiene
lugar, según nos cuenta el director, en la escena en la que asiste al funeral
de Baruch Goldstein, el extremista que el 25 de febrero de 1994
disparó sobre los musulmanes recogidos en oración en la Tumba de los Patriarcas
en Hebrón, matando la 29 e hiriendo la 150. En el momento en que el
féretro es levantado, Amir piensa que también él, quizá, podría ser un héroe,
también para él puede existir la responsabilidad de ser tenido en cuenta, de
liberarse del peso de la insignificancia. Una operación no carente de
riesgos, aquella que lleva a cabo Zilberman. Contar la historia desde
el punto de vista del asesino inevitablemente abre una puerta, al menos un
resquicio, a la empatía. Y precisamente aquí está la cuestión: ninguna llamada
a la indulgencia o a la justificación, sino una “indagación
de el alma” colectiva, seria y profunda como el periodo de
los Yamim Noraim reclama: ¿cómo se convierte uno en Yigal
Amir?
(11). Fragmentos
de “Moshe Dayan” (libro de Shabtai Teveth). Biografía.
Libro: Moshe Dayan;
Autor: Shabtai Teveth;
Idioma de edición: español
(original: italiano);
Editor: Grijalbo;
nº de páginas: 536.
1) (Palabras de Dayan): "¿Qué
es lo que ocurre exactamente en el espíritu de un árabe que se lanza de pronto
a participar en un disturbio en Jaffa? Creo que no llegué a ninguna
conclusión al respecto, pero empecé a
comprenderlo s mejor, a darme cuenta de que habíaa algo en aquello, de que no
se trataba simplemente de una lucha entre buenos y malos. Como esultado de
ello, en la vida cotidiana no sentía ningún antagonismo contra los árabes como
individuos. Fui amigo de muchos árabes, los que conocía en los alrededores de
Nahalal y tambiñen los que conocí en la cárcel. Me decía a mi mismo: son dos
naciones, a mabos lados de una valla, es cierto; pero no existe una animosidad
personal como cabe esperarla entre un
asesino y su víctima. Nada que se le parezca" (p.174).
2) "La actitud de
Dayan hacia las personas, superficialmente directa y simple, fue haciéndose más
compleja con el paso de los años. En ocasiones ha hecho observare que no se
complace en la compañía de los demás, que la gente le aburre. Segun los
"expertos", la piedra angular de su actiutud no es el amor ni el
odio, sino el respeto. Su actitud, por consiguiente, es tan impersonal como
puede serlo. En opinión de Amit, Dayan sólo siente respeto por dos clases de
personas: los valientes y los sabios. "Yo no diría que odie a los
pusilánimes, simplemente no los tiene en cuenta. Con los valerosos está
dispuesto a discutir hasta las cuestiones más triviales – cómo y por qué
ocurrió algo, hasta el menor detalle – y siempre recuerda sus nombres. Cons los
sabios le gusta debatir cuestiones que le interesan, desde asuntos militares
profesionales hasta arqueología y literatura. Está dispuesto a aprner de ambos
tipos de personas y es un oyente
pacientee interesado" (p. 341).
3)
"Un principio básico que Dayan aplicó desde
el primer momento fue que los gobernadores militares no debían emplear a
colaboracionistas. Ordenó que los departamentos municipales eegidos o nombrados
por los egipcios volvieran a sus puestos. Dayan odiaba personalmente a los
colaboracionistas y dudaba de su utilidad, pero parece ser que la razón más
importante de aquella oren era su concepción
de la no interferencia en la conducción normal de las vidas de los
árabes, mientras no se pusiera en peligro la seguridad de Israel o del Zahal.
De ahí que la composición de la municipalidad de Gaza – excepto el alcalde –
fuese exactamente la misma que bajo el gobierno de los egipcion (....)". (p. 415).
(12). Fragmentos
de “El sionismo” (libro de David Ben Gurion, edición italiana).
Libro: Il sionismo;
Autor: David Ben Gurion;
Idioma de edición: italiano;
Editor: Luni Editrice;
nº de páginas: 99.
1) "El final del 1945 vio también la primetra victoria del
partido laborista británico con abrumadora mayoría, Este acontecimiento levantó
grandes esperanzas en el pueblo judío, y en particular en el interior del
movimiento sionista, en cuanto el partido laborista sostenía desde hacía mucho
tiempo el sionismo y su proagrama" (p. 87).
2) "En
febrero de 1947 E. Bevin levantó el problema de Palestina en la ONU, y la
Aasamblea General comenzó la discusión
en mayo del 1947. El representante soviético A. Gromiko sorprendió a la
Asamblea y a la opinión pública mudial cuando,
en su intervención, pidió la creación de un estado hebreo en Palestina.
"Sería injusto", dijo Gromiko, "no tomar en consideración la
aspiración de los judíos a crear un estado propio independiente y privarlos del
derecho de realizar esta aspiración; sería injusto sobre todo si tenemos
presente todo aquello que los judíos han debido soportar durante la segunda
guerra undial" (p. 89).
(13). Fragmentos de “El tiempo que vendrá.
Judíos entre Galut y Palestina” (libro de Ber Dov Borochov, edición italiana).
Libro: Il tempo che verrá. Ebrei tra Galut e Palestina.;
Autor: Ber Dov Borochov;
Idioma de edición: italiano;
Editor: Belforte;
nº de páginas: 130.
1) "La solución de la
cuestión nacional es real y verdaderamente revolucionaria si nos atenemos a las
siguientes normas: en primer lugar, las raíces de la opresión nacional, cosa
que sufre una parte determinante de la clase trabajadora, deben ser claramente
identificadas; en segundo lugar, una parte del programa mínimo debe ser
dirigida a eliminar definitivamente aquellas condiciones que posibilitan la
opresión nacional, pues en caso contrario no se tendrá la solución a la
cuestión nacional; tercero, la solución de la cuestión nacional debe ser
realizada, justamente como todos los otros puntos del programa proletario
mínimo, por medio de la lucha de clases, el único medio de que dispone el
proletariado; cuarto, la solución de la cuestión nacional por medio de la vía
de la lucha de clases, debe ser el resultado de un proceso histórico obligado,
en el que las condiciones sociales y las relaciones de fuerzas son
determinantes y la actividad consciente del proletariado organizado regule sólo
aquello que se manifiesta" (pp. 51-52).
2) "Esta diferencia
de ideas, que se manifiesta hoy como uno de los peores enemigos de la burguesía
sionista, tomará también en Palestina las formas durísimas de la lucha de
clases.
La
sobreactuación fraseolófica nacional de la burguesía sionista no puede
oscurecer el hecho de que en Palestina, esta extraerá la plusvalía del proletariado como ocurre en la Galut. En
Palestina se introducirá un antagonismo de clase entre capital y trabajo, y
este antagonismo se girará al final contra el gobierno turco (...) (p. 62).
(14).
Fragmentos de “Yitzhak Rabin. Biografía” (libro de Doron Arazi).
Libro: Yitzhak
Rabin. Biografía;
Autor: Doron Arazi;
Idioma de edición: español;
Editor: Herder;
nº de páginas: 205.
1) "El secretario del kibbutz de Ramát Yojanán se
entrevistó con Yitzhak Rabin en 1940. Le preguntó si estaba dispuesto a
intervenir en una operación de alto riesgo. Rabin contestó afirmativamente.
Unas semanas más tarde llegó al kibbutz un activista de la Haganá, entonces,
desconocido, de nombre Moshé Dayan. Cuando se encontraron, el militar le
bombardeó a preguntas.
-¿Sabes utiliar un rifle?
-Sí -dijo Rabin.
-Has anzado alguna vez una granada de mano?
-Sí.
-¿Sabes utilizar una ametralladora?
-No.
-¿sabes conducir coches?
-No.
-¿Sabes conducir una moto?
-No.
-Bien -contesto Dayán, entonces eres uno de los nuestros. (p. 45).
2) "Inmediatamente
después de la guerra de los Seis Días el gobierno de Israel, incluido el
partido nacionalista dederechas liderado por Begin, formuló a sus vecinos
árabes una propuesta de paz. Ofreció la retirada total de Israel de los
territorios ocupados a cambio de un compromiso de paz. La respuesta árabe fue
tajante. El rechazo total que se hizo patente en los tres"noes" de la
cumbre árabe de Khartoum. No a la paz con Israel, no al reconocimiento de
Israel, no a las negociaciones con Israel"
(p. 101).
(15). "“Soñando Sion. Ebraismo e sionismo entre nación,
utopía y estado (1.877-1.902)”, de Stefania Ragaù" (entrevista con la
autora).
Publicado en la
web “letture.org”. Traducido por Administrador, puede verse el original aquí: https://www.letture.org/sognando-sion-ebraismo-e-sionismo-tra-nazione-utopia-e-stato-stefania-ragau
Doctora
Stefania Ragaù, Vd es la autora del libro “Sognando Sion. Ebraismo e sionismo
tra nazione, utopia e stato (1877-1902)”, editado por Viella. ¿Qué uso hizo el sionismo de “Soñar Sión”?
Al igual que cualquier
discurso político, también el sionismo hizo un uso instrumental de la historia
milenaria y, en tal sentido, también de “Soñar Sión”. Los sionistas,
prevalentemente laicos, transformaron de hecho la esperanza mesiánica de
carácter religioso en una aspiración nacionalista. Aunque tal transformación y
el consiguiente uso político de la idea misma de “esperanza” (en hebreo hatikvah)
afecte a cuestiones en parte ya debatidas por estudiosos diversos, concentra el
análisis sobre el “soñar Sión” y sobre la producción de una inédita literatura
utópica entre los hebreos en la diáspora me ha permitido examinar de modo más
analítico y puntual los cambios en curso en el mundo judaico e fines del
Ottocento. En el libro propongo realmente considerar las transformaciones
sufridas por la esperanza mesiánica a la luz de la influencia que el
historicismo de matriz europea tuvo sobre los hebreos, ya sea como particulares
individuos o como comunidad. Sin alargarme demasiado, me limito a decir que la
entrada del historicismo en el pensamiento judío no llega de modo neutral y pasivo,
sino que fue orientado por las clases intelectuales y rabínicas, que se
enfrentaron con las nuevas categorías de pensamiento no-judías, buscando
incluirlas en el interior del judaísmo, pero con el fin de neutralizar las
derivas centrífugas.
Pero esta estrategia
no evitó la irrupción de una aporía insoluble, en cuanto se mezclaron entre
ellas categorías de pensamiento de matriz cristiana con algunos conceptos
derivados de la tradición judía, como bien ha explicado el estudioso Amnon Raz-Krakotzkin. Esta operación
intelectual ciertamente que fue animada por las más nobles intenciones por
parte de los maskilim (los judíos emancipados próximos
al iluminismo judío, esto es, la Haskalah). Pero, como muestra la
posterior recepción sionista, similar operación tuvo un éxito indeseado, desde
el momento en que, en lugar de rediseñar simplemente los contornos de la idea
de comunidad hebraica, ofreció a los judíos cada vez más activos en la vida
política y social europea de las nuevas categorías híbridas, a partir de las
cuales poder edificar sus reivindicaciones políticas de grupo. Lo que
desarrollo, por tanto, en la primera parte del libro, es un discurso de
carácter propedéutico útil para comprender tanto el uso político que el
sionismo hizo de “soñar Sión” como las bases filosóficas sobre las cuales el
movimiento mismo fundó sus presupuestos y su fuerza.
Pero querría aclarar
todavía un aspecto. Cuando hablo de uso instrumental del “soñar Sión” me
refiero a la revisión en clave evolutiva de la anterior historia judía
promovida por el discurso nacionalista, según cuya lectura “soñar Sión”
presupone “fundar Israel”. Los primeros sionistas, de hecho, como Ilia Grünberg
o Nahum Slouschz, compusieron novelas, poesías y ensayos publicados por los
judíos en el curso del Ottocento a partir de esta perspectiva teleológica, más
bien inusual en el pensamiento hebraico, pero muy difundida en las fuentes
sionistas. Esta presencia se explica en
relación a la mutua percepción del tiempo producida precisamente por influjo del historicismo
europeo al que antes nos remitíamos. La
perspectiva teleológica, realmente, alteró a idea misma de esperanza judaica y
el correlativo concepto de Mesías, ofreciendo una nueva categoría
político-filosófica. Me refiero al “mesianismo” que fue no casualmente
utilizado en función crítica por los primeros opositores al sionismo, y pienso,
por ejemplo, en el historiador Simon Dubnow o en el perodista David Fresco. Fue
así como el “soñar Sión” se convirtió en un momento interno a la evolución del
judaísmo. Una etapa decisiva, por tanto, en el camino agitado que habría
conducido a los judíos a abrazar el sionismo, entendido como meta histórica
final de la realización del judaísmo tout court.
Se trata de una
cestión tan compleja que aquí puedo solo mencionar a grandes rasgos. Baste
recordar que la visión teleológica abrazada por los estudiosos sionistas,
gracias a la cual redescubrieron las utopías de Sión, se liga a una más antigua
problemática filosófico-religiosa presente en la misma y que de esta pasó
después al sionismo. En el libro reconstruyo algunos puntos decisivos de este
proceso, a partir del cual se introduce una progresiva alteración de la
tradicional percepción del tiempo en el interior de la cultura y del
pensamiento judaicos, como el historiador Amos Funkenstein ha explicado.
Considérese, así, que el judaísmo es de por sí refractario a una visión lineal
del tiempo y su recorrido a través de la historia ha sido siempre declinado por
los judíos en términos de un movimiento circular más que lineal. Motivo por el
cual un historiador como Funkenstein habló de iniferencia en relación a la
percepción del tiempo por parte de los judíos antes de su emancipación. Por
tanto, la alteración de tal relación se convirtió en un elemento determinante en
la construcción del pensamiento político sionista, así como en la consecuente
revisión en clave ideológica de la esperanza mesiánica, de la literatura y de
la historia judaica pasada.
¿De qué esperanzas
se nutría el imaginario utópico judaico que surgión e las últimas décadas del
Ottocento?
La principal esperanza que animó el imaginario utópico judío se
liga al intento de redefinir las fronteras de las comunidades judías en la
época de los nacionalismos. En estas fuentes, la mayor preocupación que une a
todos los autores aun de diversa procedencia y no en contacto entre ellos,
guarda relación con el destino del judaísmo entendido como comunidad
espiritual, cultural y social. ¿Cómo reconfigurar una sociedad judía futura
frente a los sustanciales cambios sociales, económicos, familiares, que la
industrialización había introducido? En la estela de tal interrogante, los
utopistas como Max Osterberg y el rabino Henry P. Mendes, se imaginaron una
sociedad judía en la que la religión y
la ciencia habrían podido convivir una al lado de la otra, sin que, por decirlo
con Weber, la religión hubiese reclamado un “sacrificio dell’intelecto”.
Otra esperanza, no menos urgente que la precedente, afectaba a
la superación de toda forma de antisemitismo. En el prólogo de la utopía Ein Zukunftsbild (1.885), el
autor Edmund Eisler escribía, por ejemplo, haber compuesto la utopía justamente
después de haber sufrido un ataque antisemita durante el cual su casa
había sido destruida. A través de la fantasía utópica, deseaba encontrar
un lugar en que tales episodios de violencia nunca tendrían lugar. Esperanzas
análogas animaron la breve utopía del galiciano Isaac Fernhof, cuya narración
comienza por un episodio de cotidiano antisemitismo. “Soñar Sión” se convierte
así en una vía de fuga de los sufrimientos padecidos por los judíos en la
diáspora. El personaje de Fernhof, de hecho, se duerme en el carro de un tren y
comienza a soñar una futura sociedad judía, en la que los hebreos no sufrirían
discriminaciones e injusticias análogas.
Querría únicamente añadir que tales narraciones utópicas no
serían probablemente producidas si la síntesis propuesta por la Haskalah entre
la adquisición de la ciudadanía y la pertenencia al judaísmo no entrase en
crisis por efecto de los cambios sufridos por el tejido, cultural y político en
el curso de la segunda mitad del Ottocento. En concreto, el debilitamiento de
la esfera religiosa produjo una irónica inversión en la síntesis entre razón y
religión propuesta por la Haskalah. El escritor Israel J. Singer ofrece una
válida representación de ello en “La familia Karnowsky”(1943), en la que
se lee: “La vida es burlona, rabbi Karnowski, ama jugarnos alguna mala pasada.
Queríamos ser judíos en casa y hombres en la calle, la vida llegó y ha puesto
todo patas arriba: somos goyim [esto es, no judíos] en casa y judíos en la
calle”. Citando indirectamente al padre de la Haskalah rusa, Judah Leib Gordon,
Singer reconocía la crisis de aquella síntesis entre una apertura al
universalismo de la ciudadanía y la conservación de una idea de comunidad entre
las paredes domésticas sobre la cual el largo proceso de emancipación judía se
había erigido.
¿Qué utopías
sionistas germinaron en época contemporánea y en qué modo repensaban la vida
colectiva judía fuera del ghetto?
Antes de nada, quiero hacer una precisión terminológica. En el
volumen he usado la categoría “utopías de Sión” en lugar de la terminología
anterior, historiográficamente débil, “utopías sionistas”. Los estudiosos, de
hecho, a los que se debe el redescubrimiento de tales narraciones, hablaron
expresamente de “utopías sionistas” en virtud de la idea que las visiones
literarias contendidas en ellas fuesen anticipaciones proféticas de la
fundación del estado de Israel. Resulta evidente que la concomitancia entre el
redescubrimiento de las utopía de Sión y el nacimiento del nuevo estado jugó un
papel no secundario. Por este motivo, la categoría “utopías sionistas” resulta
problemática. Hablar de utopías de Sión permite en cambio desplazar la atención
del discurso político al filosófico y religioso, reconduciendo la génesis la
génesis de esta específica producción literaria a la edad de la emancipación y
a la Haskalah. Además, con la categoría “utopías de Sión” he querido poner en
el centro el término Sión, con el objetivo de evidenciar las reformulaciones
que tal noción central en el judaísmo ha sufrido en la edad contemporánea,
hablando precisamente de “difusión”, “amor” y “retorno” como metamorfosis de
Sión. En estas novelas, la convergencia decisiva sigue siendo realmente aquella
entre el lugar de la utopía y Sión, prescndiendo de la identificación entre
Sión y la Palestina otomana, que no está siempre presente.
Por tanto, estos Zukunftsromane ofrecieron
una imagen y con ella una posible reformulación de la vida colectiva judía
fuera del ghetto, basándose en modelos políticos y literarios europeos, pero
adaptando tales modelos al judaísmo. A
tal fin, estos “soñadores de Sión” se valieron del imaginario utópico para
redefinir la idea de nación judía en una época en la que el concepto mismo de
“nación” estaba asumiendo un nuevo significado a causa de la emergencia de los
movimientos nacionalistas. Solo aperentemente, por tanto, estos utopistas se
adhirieron a las “utopías del estado nacional” que la literatura de la época
estaba produciendo. En realidad, los autores que he tratado en el ibro
demostraro explotar el modelo literario utópico para dar nuevamente centralidad
al hebraísmo. Haciendo así, acabaron por superponer la noción de comunidad a la
que aspiraban con el nuevo concepto de comunidad política y nacional,
corroborando, en consecuencia, la convergencia entre discurso político y el
religioso.
Tal superposición se nota, por ejemplo, en la utopía
hebreo-alemana de Max Osterberg, “Das
Reich Judäa im Jahre 6000” (1893), en la que se narra un viaje de
placer a Jerusalém, capital del futuro reino hebraico, en el lejano 2.240. El
protagonista es un joven alemán de religión cristiana, Ludwig von Fürsprech,
hospedado por Wolf Frankfurter, amigo de familia e ilustre ciudadano del futuro
reino. Las posiciones conservadoras del autor, sumadas al esfuerzo de
modernizar el propio Sión, encuentran un punto de encuentro en el modelo
europeo ofrecido por la monarquía constitucional con un rey, una familia real y
un parlamento. Pero Osterberg se esforzó
en adaptar el modelo monárquico a fin de ofrecer un paradigma político y
religioso en una versión judía. Tal operación condujo así al autor – admirado
por Theodor Herzl – a definir su futuro Sión en los términos de un jüdisches Reich. Un reino hebreo, por tanto,
antes que un Judenstaat.
Otros ejemplos son ofrecidos por Jacques Bahar y por el rabino
Henry P. Mendes. A diferencia de Osterberg, ambos autores se adhirieron al
sionismo, aunque en modo diferente: Mendes fue más bien activo en el curso de
su vida, mientras Bahar se alejó de él despué de sólo dos años, como el amigo
Bernard Lazare. Pero un punto los une: tanto Mendes como Bahar pensaron
realmente poder explotar el nuevo
movimiento para dar continuación a sus propias teorías político- religiosas.
Me limito por razones de espacio a la narración “Antigoysme
à Sion”(1898), de Bahar, en
la que se anula el antisemitismo francés que marca el conocido Affaire
Dreyfus, imaginando un hipotético “antigoísmo” en la futura
Palestina, donde ahora son discriminados los no-hebreos (en hebreo goyim). Esta inversión de perspectiva es funcional a la
crítica de Bahar a la sociedad francesa de la época, así como a la idea de una
nacionalidad fundada sobre vínculos de lealtad y pertenencia a una determinada
comunidad política. El futuro Sión de Bahar, definido también “Estado sionista”
y “reino de Dios”, quiere en cambio prefigurar una sociedad mejor con un
régimen de ciudadanía capaz de ir más allá de los vínculos de fidelidad que el
estado nacional presuponía. Pero la universalidad de derechos a la que Bahar
parecía aspirar contrasta con un cierto exclusivismo y con la centralidad que
el judaísmo debería tener en la futura sociedad. Realmente, el texto transpira
esperanza, en una progresiva introyección de los preceptos del judaísmo por
parte de los extranjeros, definidos por el autor mediante categorías religiosas
como cristianos o musulmanes. Viviendo en el futuro Sión, estos extranjeros
habrían con el tiempo hecho propios los usos y costumbres típicamente judíos,
como el respeto del Shabbath, de las reglas alimentarias y de
normas religiosas como la circuncisión. No sorprende, por tanto, que la
convivencia de un modelo universal de inclusión social por una parte, y de un
subyacente exclusivismo por el otro, genere un palpable contraste en la utopía
de Bahar, así como también en las otras “utopías de Sión”.
Stefania Ragaù, dottoressa di ricerca in Storia
contemporanea alla Scuola Normale Superiore di Pisa, si occupa di storia del
sionismo, ebraismo e messianismo tra Otto e Novecento, con una particolare
attenzione per la teologia politica e la filosofia della storia.
(16). 3 breves fragmentos de "Última carta de
Moscú" (libro de Abrasha Rotemberg).
Páginas:
335.
1) “Magnitogorsk se
convirtió en el far west del far east soviético, un espejismo hacia donde
convergían aventureros, soñadores e idealistas, provenientes de todas las
latitudes, tanto asiáticas como europeas ….” (p. 47).
2) “Yo caminaba con
la cabeza baja, atemorizado, hasta que escuché que uno de ellos renovó el
repertorio y los demás se plegaron; judío, asesino de Cristo. ¡ Judío asesino !
¡ Asesino de Cristo ! Yo no comprendía el significado de las palabras, pero no
dudaba que en eran hostiles: comencé a correr mientras ellos me perseguían …. A
la puerta del almacén estaba su dueño, un gallego llamado don Pampín, quien
salió en mi defensa ….” (p. 160).
3) “¿Por qué soy tan sensible al exilio?
Porque conozco su atroz acepción: soy hijo de exiliados, fui y seré un
exiliado, y soy padre de exiliados. No quisiera ser abuelo de exiliados pero
¿qué garantías tengo? Nuestro nieto Martín, desde que nació, vive en la trashumancia:
en menos de tres años conoció más países que un viajero adulto. ¿Estará
destinado a una vida sin raíces propias? ¿ Será un eterno exiliado? ¿O en el
futuro todos prescindiremos de nuestras raíces y seremos ciudadanos del mundo?
Tengo mis dudas, aunque lo deseo” (p. 216).
Imagen: Pixabay.

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